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jueves, 12 de enero de 2017

¿FOTOGRAFIA A UNA D-GENERACIÓN?


Siempre se ha dicho que una fotografía vale por mil palabras, pero hoy, en este post, vamos a hacer al revés. Hablaremos sobre una auto-foto (selfie), o  incluso podríamos denominarlo “autorretrato”, que se ha hecho viral por Twitter, y como si fuéramos un Sherlock Holmes cualquiera, le haremos una especie de autopsia honoris causa.

¿La autora?

Una tal “Alyssa” (porque presumiblemente puede ser un apodo), de Nueva Orleans.

Muy importante el pie de la foto o, mejor dicho, el tweet o mensaje que explicaba la imagen (foto que acompaña a este texto), y que traduciéndolo libremente del americano, sería:

-Voy de cena, porque necesito una excusa para vestirlo.

Escrito el 23 de Diciembre pasado y se ha hecho mundialmente comentado por el desastre que se muestra en su habitación, y por el tipo de comentarios recibidos, que van desde “¡Por Dios! Mirad esa habitación. Rezo por quien se case contigo”, los que analizan cada objeto que está almacenado en el suelo, y hasta los que le preguntan “Si también necesitas una excusa para ordenar la habitación”.                                                                               

Pero quizás, si cabe, es mucho más clarificador de la manera de pensar de esta joven, el mensaje que da, en una de las líneas que acompañan a su “perfil”:

“… probablemente no estaré interesada a menos que tengas un doctorado”.

Antes, normalmente, cuando te sacabas, o dejabas que te sacaran, una foto, estaba en un contexto, una reunión, una cena, unas vacaciones (casi como prueba para que vieran que realmente estabas allí). Ahora, cuando la foto digital no cuesta nada, porque va en el importe del teléfono, el paisaje no importa, solo el egoísmo del yo.

No soporto cada vez que voy por la calle y veo a jovencitas que se paran, sin comprobar si a alguien le cortan el paso, por esa necesidad insoportable de sacarse un selfie, e inmediatamente, sin decirse nada entre ellas, automáticamente todas sacan morritos, levantan una mano para dejar alzados dos dedos, o incluso uno, y comienzan a contonearse mientras se ponen de perfil. Tengo la sensación de que me he perdido alguna señal, y estoy en la mitad de “una alfombra roja”, siendo yo la noticia al entrar con esas pintas de ser un hombre ¿normal, o anormal?

La joven en cuestión, Alyssa, en ningún momento había reparado en cómo tenía la habitación. Como se diría en mi pueblo, a lo mejor lo ocurrido le ha hecho “caer del guindo” del caos que le acompaña, y más que probable que no sea solo en su habitación. Aunque por aquello de piensa mal y acertarás, siguiendo con la aparente manera de pensar, y que la Tierra no gira alrededor del sol, sino de ella, está todavía más contenta, y las tomaduras de pelo recibidas, las ha transformado en envidia por parte de los opinantes.

Quizás todo tenga su origen en una mezcla de varios motivos:

-Esas ganas que todos tenemos, como padres, de que nuestros hijos no pasen por lo que nosotros pasamos, y se lo pongamos todo muy, muy fácil.
-Esa manera de entender la relación entre padres e hijos  y que se traduce en “somos amigos”.

-La manera que explican “qué es ser joven” especialmente en la televisión, y que en España tiene su mejor escuela en los ”realities” de la “Cadena Alegre”: culto al cuerpo, a las descalificaciones, al dinero fácil, al estudiar para qué, “y yo voy con la verdad por delante”.

De todas maneras, y tal como están las cosas, en cualquier momento recibiremos una foto de un amigo/a, que estando, por ejemplo, en París, nos diga: Junto a mi tiene la suerte de estar una tal Torre Eiffel.

Llevo dándole vueltas a este tema desde hace dos días, en cuanto me enteré del asunto, y quizás, como muchas veces, mi subconsciente en forma de sueño, ha hablado por mí esta noche:

Estaba, por lo que recuerdo, en un velatorio, y no sé por qué, ya que creía, durante el propio sueño, que no se debía de hacer porque lo veía irreverente y fuera de contexto, alguien tuvo la idea  de que nos sacáramos una foto, como dirían en una película con doblaje sudamericano, “con el finado”, cuando de pronto, el muerto saca morritos, se yergue mirando a la cámara y sonríe mientras levanta su brazo derecho con el signo de la victoria.

¿Increíble? Tan increíble me hubiera parecido hace menos de diez años, todo lo que está ocurriendo con ese culto al “yo” y al dinero fácil, frente a la cultura y a la honestidad.

¿Y el futuro va a depender de gente como aparenta ser Alyssa?...
Quizás no debiera haber hecho esa pregunta, porque no quiero saber la respuesta...

*FOTO: DE LA RED

 

lunes, 18 de julio de 2016

EL SEÑOR PEÑAFIEL Y SU EXTRAÑO SENTIR POR LAS PLEBEYAS


Estaba saltando de canal en canal televisivo (por no usar la palabra en inglés) esta misma mañana, cuando en Espejo Público, de Antena 3, iban a hablar en ese mismo momento de la novia de Froilán, que dicho sea de paso, el presunto sobrino de España acaba de cumplir dieciocho años.


Mientras en la pantalla se mostraba una auto-foto en biquini de la novia, en la que no se le podía ver la cara, han dado unos pequeños datos introductorios: pronto cumplirá dieciocho años, de buena familia y estudia en un colegio católico. Estos datos, dicho sea de paso, me han sonado muy asépticamente retrógrados, será cuestión de opiniones, pero ahora viene lo mejor…


Conectan con el entendido de los entendidos en materia de la realeza, por supuesto que con Don Jaime Peñafiel, y él desde el primer momento pone en solfa, por no decirlo de otra manera más vulgar, el interés de la susodicha, ya que parece ser que acercarse a la monarquía española debe de ser una bicoca a pesar de las malas experiencias con que últimamente han aparecido a la palestra, entiéndase juicios varios y “No volverá a ocurrir” por parte del Emérito, cuando todavía no lo era.


Aunque este vecino del mundo ya conoce la posible inquina del Señor Peñafiel hacia toda plebeya que se acerque a cualquier integrante de la monarquía española, le ha parecido desconcertante e injusto, no lo que decía, sino lo que sugería con sus gestos (no creía nada, daba a entender mímicamente, de los supuestos sentimientos nobles, y nunca mejor dicho, de la señorita, aún desconocida para la gran mayoría. Y a la pregunta de qué le parecía ella, haciendo un paréntesis en su lenguaje mímico, solo ha dicho, como mordiéndose la lengua: -Trepilla.


Don Jaime, ahora va a resultar que Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón (y que conste que al parecer ser el más rebelde de la familia, puede tener la simpatía de más de uno) hasta ahora ha sido, y en base a su comportamiento más o menos público, un prodigio de prodigios.


Me ha parecido percibir un cierto tufillo demagogico, como que “la villanía se equivoca siempre y es capaz de las más altas vilezas, la nobleza no”, que me ha apestado y ha originado que esté ahora escribiendo este artículo. He recordado también anteriores declaraciones del Señor Peñafiel en las que quedaban claras, presuntamente, sus desacuerdos a que la futura, entonces, Princesa de España tuviera origen plebeyo. Y quizás aquellos lodos...


Este vecino es un neófito en cuestión de leyes, pero si fuera el padre de la señorita en cuestión, tomaría cartas en el asunto, más que nada porque, al parecer, ella pronto va a cumplir la mayoría de edad, y a partir de ese momento se conocerá su cara, y se puede convertir en su cruz, al mismo tiempo, con opiniones tan cobardes, como lo hoy comentado, porque lo ha sugerido más que decirlo. Y un camino se hace primero con una persona que vaya por ese lugar. Si no pasa nada, si no se pone a la ley por medio, puede haber muchos que se apunten al carro sin pruebas, porque manchar el honor de alguien es más fácil, que después limpiarlo. Nunca quedará igual.



Quizás es porque tenía las defensas bajas, ya que estaba en otras cosas, pero lo visto y sugerido, personalmente, y pese a que no conozco a la todavía menor de edad, me ha dolido y mucho. Y no me considero una persona fácil de sorprender.  


Este vecino del mundo está cansado de que en muchas cadenas de televisión se aplique el adjetivo de "joven", como sinónimo de desvalido e inexperto, a personas y personajes de supuesta alta alcurnia cuando cometen un discutible error de comportamiento; mientras, el común ciudadano de a pie de la misma edad tiene que lidiar la vida como le viene, y sin ningún tipo de ayuda en los medios. Hay alguna noble por ahí, con más de cuarenta años, a la que todavía se trata, en algunas cadenas, de joven inexperta, y no daré más pistas. ¡Indignante!


FOTO: DE LA RED

lunes, 14 de julio de 2014

EL LOCO DE LA SUDADERA ROJA

Como alguno de mis lectores me ha contactado por e-mail privado preguntándome por qué este año no he comentado nada sobre los sanfermines, he repasado mis notas, frase que siempre suena como muy sesuda, y en realidad de los prácticamente cuatro años que pronto se van a cumplir de este blog, solo lo he mencionado en los sanfermines de 2011 (http://patxipe.blogspot.com.es/2011/07/los-sanfermines-de-tu-vida.html).
No es ni mucho ni poco, este vecino del mundo no tiene ninguna regla fija sobre ningún tema, ¿el único requisito indispensable?,  le tiene que salir de las tripas la necesidad de hablar de algo, y en estos sanfermines, hasta este último encierro, no ha habido en realidad nada que añadir a lo ya comentado en el mensaje mencionado arriba, y que, aunque esté mal el decirlo, tanto gustó en su momento.
Este año con la innovación en las retransmisiones en directo por parte de Radio Televisión Española, de las imágenes tomadas por la cámara colocada en una tirolina, las calles de Pamplona ya son un estudio completo de televisión, en donde lo ocurrido en décimas de segundo, esa danza entre la vida y la muerte  que comienza con el chupinazo indicando las ocho en punto, tiene el más alto contenido estético.
Y quizás, tanta belleza formal y alegría en las calles, nos haga olvidar que el peligro puede aparecer en cualquier momento. Y las escenas vividas en el último encierro de esta misma mañana con los famosos Miura, dos heridos por asta de toro y cuatro traumatismos  vuelven a poner al "ritual" de los encierros en Pamplona en el lugar que le corresponde. Ese vértice donde se juntan la tradición, el peligro de unos animales que en el fondo lo único que hacen es defenderse, y la atracción que siempre tiene todo aquello que en sí es peligroso. 
La noticia del día, sin embargo, son esas imágenes en las que un toro se ha cebado con un mozo, que además estaba en cuarta o quinta fila mirando en uno de los lados de Mercaderes, y que tras levantarse el mozo de una impresionante primera envestida ha seguido tras él, arrinconándole contra el vallado. Por lo menos tiene una herida por asta de toro en una pierna.
Sin embargo, las fiestas que precisamente terminan hoy mismo, no se recordarán por la tirolina mencionada, ni seguramente por el mozo empitonado, sino por el año en que también se introdujo el “selfie” o la auto-foto delante de unos astados de más de quinientos kilos.
Concretamente el encierro del viernes pasado, con toros de Jandilla, pasarán a la historia por un descerebrado con sudadera roja que en al menos dos ocasiones intentó sacarse una auto-foto delante de los astados, poniendo en peligro su vida y la de los que tuvieron la desgracia de compartir “escena”. Se ha comentado que le ha caído una multa de mil quinientos euros. Lo que ocurre es que hay gestos irreflexivos que pueden cambiar el rumbo de una vida o de muchas, que por suerte, o por el capote de San Fermín no ha sido este el caso, y ya de nada serviría una multa.
Si el loco de la sudadera roja se sacó la foto para inmortalizar el momento, se merece por ejemplo, ser seguido por una especie de cobrador del frac, durante un tiempo prudencial,  pero en su versión “el recordador de la memez infinita”, con alguien que vestido de payaso con sudadera roja siempre le siga con una foto de un metro por un metro reproduciendo el peligroso selfie, a todo color y en mate, para evitar destellos que puedan distorsionar la imagen, para que nadie se olvide de su “hazaña”. ¿Demasiado duro? Algunas veces la realidad es más dura, lo hemos comprobado esta misma mañana, y eso que el santo ha puesto mucho de su parte para que nada irreparable pudiera ocurrir.
¡Viva San Fermín!


*FOTO: DE LA RED