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martes, 6 de marzo de 2018

EL ARMARIO DE LOS MUTANTES



Cada vez estoy más convencido de que los seres mutantes, esos con extraños poderes, no son sólo cosas del cómic o de la película de turno; existen también en nuestro día a día. 

¿Quién no ha conocido, por ejemplo, a ese ser que tiene el extraño poder de que cada vez que habla, sube el pan? Sin ir más lejos el prelado, José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián, es uno de ellos. Y es más, lo ha conseguido una vez más, y al parecer sin un mínimo esfuerzo.

Ahora, y en vísperas de esa anunciada huelga de mujeres hastiadas por ese mundo que la mayoría de las veces parece que ni las respeta ni las tiene en cuenta, el Obispo de San Sebastián parece ponerse nervioso, y se convierte por momentos más en un personaje de Woody Allen, sólo le ha faltado invadir Polonia, que en explicar la palabra de Dios, al menos desde un punto de vista actualizado y serio.

Ha soltado lindezas desde el programa “Sexto continente” de Radio María del estilo de el demonio ha metido un gol desde sus propias filas" a la causa feminista; diferenciando, además, dos tipos de feminismo, el "femenino", que busca la igualdad jurídica y legal entre hombres y mujeres, y el "radical o de género", que pretende equiparar en todos los aspectos a ambos sexos.

Personalmente he echado de menos algún comentario, por ejemplo, sobre los presuntos casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia, más que nada por eso de antes limpiar la propia casa  que la ajena. Porque este vecino del  mundo antes ve, y llámenme malpensado, al diablo liado en casos de pedofilia tentando a los miembros de la Iglesia con otro tipo de miembros.

Hay mucho miedo a que la mujer, así, en general, se desmelene y se quite de encima todo tipo de tabús y coja el asunto por los cuernos, y en más de un caso, los nuestros.

Difícil de arreglar el machismo en este país si tenemos a la Iglesia, o mejor dicho a miembros de ella, dando juicios de valor sobre temas que, en realdad, no deberían de opinar, al menos no antes que en temas de extrema necesidad como la pobreza, o sobre gente sin hogar y sin recursos.


Cada vez estoy más convencido que esa famosa huelga del 8 de Marzo, nos va a dar momentos gloriosos, en especial por estamentos y personas que seguro que no van a salir a manifestación, pero que de una u otra manera seguro que no van a parar de manifestarse en contra, y en cierta manera, a salir de otro tipo de armario, el armario de los mutantes, el de las apariencias, y se definan de una vez por siempre.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 12 de mayo de 2017

EL JOYSTICK DE MI VIDA



Ayer fue el día. Uno de esos días que incluso dudas que lleguen porque estás convencido de que sólo forma parte del mundo de la utopía.

Fue mi cumpleaños, y presenté los papeles de la jubilación.

Como si hubiera ingresado en la categoría de héroes del cómic, me he autonombrado “jubilata de hojalata”, por aquello de que la materia ósea se va deteriorando con los años; en los héroes y antihéroes del cómic, va “mutando”, y uno ya no está para bailar claqué, sino solo para tararear la melodía, pero con muchas ganas.

Normalmente, este vecino del mundo es bastante frío en cuanto  a cumplir años; nunca ha tenido crisis de identidad, con la monetaria ha sido más que suficiente.  Sin embargo ayer, y sin hacer grandes alharacas, lo vivió muy intensamente. Con la certeza de que ese día ya no volverá, y de que me quiten lo bailao”.  

Este vecino, este jubilado de hojalata sólo por esta vez, se siente más como un hijo de Don Quijote, que como un mutante americano. Sin creer a los que le rodean, especialmente si son políticos; porque tiene la esperanza de que el mundo es mejor de lo que reflejan los periódicos, y mucho peor que el resumen anual que nos vende nuestro “Rey de Reyes” en plena “Nochebuena”.

Entro ya en un mundo de interrogaciones, de futuribles. Eso sí, estoy seguro de una cosa: que el que va a mandar soy yo en el joystick de mi vida, para que el viaje sea lo más largo posible y, lo más importante, en las mejores condiciones para mí y los que me rodean.

Uno no quiere llegar a ser un problema, pero sí vivir lo máximo posible en la mejor de las condiciones. Y eso se trabaja cada día mentalmente, por supuesto que junto con un alto porcentaje de suerte.

¡Seamos realistas!   Me veo más mirando de reojo a una de dieciocho que cuidando a un nieto. ¿No es políticamente correcto? Ya lo sé, pero también me duermo, no lo puedo negar, con los documentales de la Dos.  

Y es que en España siempre hemos sido más de lo que queremos ser, que de lo que somos. Somos esplendidos en las distancias cortas, pero en las largas, siempre paga el último, y procuras, solo procuras, no serlo tú.


Ayer comenzó el resto de mi vida, y para variar, llámenlo egoísmo o “últimas voluntades”, prefiero recibir a dar. Más que nada, para variar.

*FOTO: DE LA RED