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viernes, 13 de febrero de 2015

EL PEQUEÑO NICOLÁS, Y LA VIDA DESDE EL CARNAVAL


Lo que son las cosas. Ayer, Jueves  de Carnaval, o Jueves Gordo, me cruzo en el portal, ella salía, con Marta, la señora del cuarto, de unos cuarenta años y de muy buen ver, morena, de pelo corto. Iba con un traje azul de hombre, corbata roja, y pañuelo del mismo color. La verdad es que  a pesar de los rasgos masculinos que puede dar un traje, a ella le sentaba muy bien, haciéndole muy sugerente, entendiéndose por “sugerente” todo tipo de pensamientos.
Tras los buenos días, aunque en realidad ya era la una del mediodía,  y antes de que le preguntara si tenía boda o algún otro tipo de acto formal, me dice que llegaba tarde, que había quedado con el Presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernandez, y luego tenía cena con La Pechotes. Tras reírme un poco, al darme cuenta de que “en realidad” me había dado de bruces con El pequeño Nicolás, versión carnavalera, me fui para casa, pensando lo fácil que es hoy en día hacerse un buen disfraz.
Y esta mañana, en una especie de déjà vu, me despierto con que Francisco Nicolás, El pequeño Nicolás, había sido detenido esta noche por irse (él y 17 amigos, entre ellos Isabel Mateos, La pechotes) sin pagar de una cena de unos quinientos euros. Posteriormente, me he enterado de que él ha alegado de que la cena estaba pagada por una empresa, y que de hecho nadie le ha denunciado.
Como todo español lleva incrustado en su ADN su picaresca y su “malpensado” particular, lo primero que ha venido a la mente de este vecino del mundo, es que la policía debe de estar en plan Almodóvar, al borde de un ataque de nervios, si se le avisa, y toma acciones, cada vez que alguien se va de algún sitio sin pagar.
Ahora, habrá algún lector que pensará que me estoy quejando porque la policía está haciendo bien su trabajo. Y en realidad me parece perfecto, pero debería de ser así siempre, una especie de Supermán, y que cada vez que alguien delinque, esté allí, como la conciencia de la ley, para darle su merecido. Y sin embargo sabemos que no es así, y que si pasa algo, siempre hay un motivo..
Lo positivo del caso, y desde mi lugar, es que en realidad no es Marta, mi vecina del cuarto, la detenida. Lo que ocurre es que este vecino del mundo también tiene su corazoncito, y Francisco Nicolás ha terminado por caerle bien, y le vé como ese hijo díscolo que siempre te promete no meterse más en problemas, momentos antes de engarzar con otro follón. 
Y también sé que la justicia no es que sea lenta en España, sino más bien reumática, pero que al final cumple con su cometido, sobre todo si estás en el lugar equivocado de posición social. Y mucho me temo que Francisco Nicolás hace mucho tiempo que está en el lugar equivocado en el momento equivocado.
De todas maneras, ésto de que alguien salga en las noticias apenas unas horas después de irse sin pagar, o hacer el famoso “sinpa”, tiene un cierto tufillo a lo que hace a su vez el Ministro Montoro,  actual ministro de Hacienda y Administraciones públicas, que mientras a los que llevan “Podemos” en el ADN les amenaza un día sí y el otro también con inspecciones de todo tipo, otros, y en la sombra, presuntamente son advertidos de que pongan sus finanzas al día, para así, evitar tener que ponerles multas multimillonarias.
Añadir algo más, sobre Montoro, una cosa es que sea Ministro de Hacienda y otra cosa es que pueda entrar en todo tipo de cuentas e información,  como un/a ama/o de casa en un súper hasta conseguir el “chollo” que quiere. Existen los inspectores de Hacienda, y precisamente más de uno se ha quejado por no poder hacer bien su trabajo. Todo lleva su proceso, y aparentemente unos casos son más rápidos y certeros que otros, al menos para el Señor Montoro.
Espero poder encontrarme con Marta en cualquier momento. Le voy a aconsejar que aunque se ponga el mismo traje, se compre una calva postiza, y finja ser Montoro, siempre le va a dar menos problemas. Y así, además, en lugar de ser la vecina del cuarto será la vecina de los “cuartos”. ¡Curioso!

*FOTO: DE LA RED

domingo, 29 de septiembre de 2013

LA COMUNIDAD SE LLENA DE BRUJAS (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

Vaya por delante que a este vecino del mundo le gusta el cine de Álex de la Iglesia, por lo que tiene de diferente y “rompedor”, aunque esto último muchas veces sea literal, sin embargo sigue pensando, y el director vizcaíno se empeña en darle una y otra vez la razón, de que en su filmografia hay pocas cintas redondas.
Acabo de ver “Las brujas de Zugarramurdi”, y digamos que con muchos años de diferencia, me ha pasado lo mismo que cuando vi “El día de la bestia”.  Desde el primer fotograma se va formando una especie de bola de nieve, que va creciendo con cada escena, y al final en lugar de eclosionar en mil y un recursos cinematográficos formando una copiosa nevada armónica, se diluye como un mal vino de cava, ya que no conviene olvidar de que estamos hablando de cine español, y no hay nada más español que el cava.
La película funciona como partes, y no como un todo.  Si estamos hablando de cine como negocio, no se debe reclamar al salir de la sala, ya que el Señor De la Iglesia en eso siempre es espléndido, y se recibe más de lo que en teoría pudiéramos pensar.  Sin embargo, ya no sería necesario explicar, a estas alturas de la película, y nunca mejor dicho, tanto a Alex de la Iglesia como a su coguionista, Jorge Guerricaechevarría, que algo que distingue a un buen guion es la labor de limpieza y deshecho  de aquellos momentos que quizá funcionen en solitario, pero que como acumulación pueden llegar a cansar.
Aunque no tiene nada que ver la historia, ha habido momentos en  que la película me ha podido recordar  “El baile de los vampiros” de un todavía joven Polanski, aunque mientras aquella cinta rezumaba frescura y momentos memorables de buen cine, éste se queda en el intento.
La primera parte de la película,  hasta la llegada precisamente a Zugarramurdi, funciona como un chute de adrenalina en vena, sin embargo, luego, hay momentos sueltos disfrazados de  anuncio turístico para visitar  tierras vasco-navarras, especialmente en carnavales, arropado por un Baga, Biga, Higa que para los que lo desconocían se  les presentará como una especie de Carmina Burana pero con RH+.
Por la  costumbre de utilizar en muchas ocasiones mismos actores, lo cual no es ni bueno ni malo, en este caso mismas actrices, en algún momento se pudiera pensar que “La Comunidad” que estaba ubicada en un edificio madrileño se ha ido a vivir a Navarra, con unos improbables Segura y Areces travestidos en amonas, donde lo triste no es que la gente se ría con lo que dicen sino cómo lo dicen.
Una de las lecturas positivas de la película es la de que en el cine español hay buenos actores jóvenes, ya que de los de más edad se sabía, que no necesariamente juegan a ser galanes, sino que no     les importa mancharse incluso con escenas que pueden lindar       con el mal gusto.
Quizás para aquellos hombres que vayan a ver esta película, puede que posteriormente ya no miren de la misma manera a la mujer con la que conviven, aunque no hay problema porque es seguro que a ellas les ocurra lo mismo con el “varón” que les tocó en suerte, o en mala suerte.

*FOTO: DE LA RED