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domingo, 10 de noviembre de 2019

EL REBUFO DE LA HISTORIA...



Para cuando leáis el post, este vecino del mundo ya estará en la mesa electoral como segundo vocal. Primero les advertiré a los que organicen la mesa, que de un ojo, y es verdad, no veo, porque pasó no sé si a mejor vida, pero sí al menos de mí y de los doctores que durante un año han estado intentando salvarlo.

Mirando, aunque a medias como ya he confesado, y en plan positivo, podré comprobar qué es eso de vivir de la política, porque nos pagan, creo recordar, que 65 Euros. Tengo miedo de volverme un orgulloso petulante...

De todas maneras, a mis 63 años, ya es la cuarta vez que me toca. Por lo que si fuera un chollo, o pelotazo, seguro que nunca hubiera olido ni la pedrea…

Si no nos jugáramos tanto mañana, hubiera deseado despertarnos con una gran nevada y que se suspendiera todo, pero seguro que alguno de los otros partidos iría a votar,  y perderíamos lo que se daba.

Tengo una vecina, muy mayor la pobre, que hoy me ha comentado que todo el mundo está hablando por la radio sobre un muro que se debió de caer hace treinta años. Y que por la importancia que le dan, aunque no ha oído ni dónde fue, ni la cifra, seguro que debieron de morir muchos...

No le he sacado de su error, si lo hay, porque en el fondo ha estado sembrada. Murieron muchos por aquel muro de Berlín, aunque ahora también hay unos cuantos, incluso en construcción, y salvo excepciones, “nadie sabe nada”.

Por cierto, llámenme quisquilloso, que seguro que lo soy, pero me gustaría juntar todas las piedras de ese dichoso muro que dice la gente que todavía tiene por ahí, y que les creo. Seguro que el muro mediría más metros que el real. Y es que siempre que se venden “souvenirs”, ocurre lo mismo. Hay listillos que se forran. Y no vamos a mirar con cara de enfado a los alemanes, que de eso en España también sabemos mucho.

Voy a ir preparando mi rutina de dentro de unas horas, porque seguro que el futuro de esta nación pasará muy cerca de dónde me toca estar mañana,  y estaré atento por si siento el rebufo de la historia…

*FOTO: DE LA RED


martes, 23 de mayo de 2017

EL CHOLLO Y LA BOMBA


Uno se despierta, y parece entrar en una pesadilla de realidad.

Totalmente consternado por el frío y calculado asesinato de apenas unos niños  (22 muertos y 59 heridos por ahora) jugando a ser mayores, en un concierto de Ariana Grande, en Manchester. Y además, lo peor de todo, me avergüenzo por avergonzarme ahora, y no cuando  comenzó este goteo de locura, religión, y mirar para otro lado.

Esa foto que está dando la vuelta al mundo, de dos jovencitas captadas en la distancia de su soledad, recoge toda su incomprensión, inocencia hasta ese momento, y el despertar terrible a una realidad sucia y sin piedad, en la que nadie puede protegerlas.

La realidad, la vida, es muy fría, eso siempre, pero muy sabia al mismo tiempo. Apenas unas horas antes, Donald Trump, hacía partícipe a su país, de esa buena nueva que era una multimillonaria venta armamentística. Y unas horas después …

Alguien, importante para mí, me dijo ayer, lo que son las cosas, que Trump no es un presidente al uso, sino que es un vendedor de coches de segunda mano. Y ahora me parece, por desgracia, una gran definición.

Los vendedores de coches, te noquean, te adormilan con sus palabras, te hacen sentir por un momento que en el mundo solo existes tú y el “chollo” que acabas de descubrir, y que tienes que comprar antes de que venga otro y te lo arrebate.

Y el “chollo” de Trump, el Señor Donald como sólo se le debería de llamar, porque es mucho más descriptivo (menos serio y sin boato alguno),  ha durado hasta que alguien ha hecho explotar una bomba. Pero no nos engañemos, la culpa de todo ésto, ya va siendo de todos; muchos, la gran mayoría, por no definirnos, o creer que no va con nosotros.

Lo de hoy, ayer por la noche, duele más si cabe, porque ante tanta juventud, uno no puede vestir la realidad de coartadas que nos alivien de nuestra culpa.  Sabemos, aunque no lo verbalicemos, que han podido ser nuestros hijos, y ese egoísmo pesa y duele, duele mucho.


Uno se despierta, ha costado, y entra en una pesadilla de realidad.

*FOTO: DE LA RED