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jueves, 16 de julio de 2020

LA VIDA ES SUEÑO...



Me acabo de despertar, es la una y media de la madrugada, frente al televisor. Todo el tiempo escenas, una tras otra, de olas rompiendo al acercarse a la orilla, mientras surfistas rubios quemados por el sol intentan no salir damnificados. Todo ello aderezado con rock especialmente duro sobre un fondo naranja, y en algún lugar, en ese mismo fondo, montones de palmeras.

Tengo la sensación de estar soñando. Me acerco al ordenador en otra habitación. No sé por qué pero tengo la certeza ahora de que estoy soñando. Conecto con un periódico digital de  Donosti. En portada prácticamente sólo noticias del Covid. Hay un gran brote, un auténtico brotón, de 250 personas en un camping, lo conozco, de Zarautz.

Es como abrir una ventana, y ésta se ha convertido en una pantalla de televisión con un gran plano repleto de diferentes televisiones, todas ellas con noticias del Covid, y de gente comiendo en terrazas. El mundo vomita enfermedad e intento cerrar la ventana antes de que me agreda.

Huyo hacia la puerta de salida de mi casa y la abro. Me doy de bruces con el interior de mi frigorífico. Reconozco la compra, porque hace apenas cinco horas estaba en mi carrito del super.

Ahora unas cuantas vecinas están hablando con una periodista de La Sexta. Están diciendo que llevo muchos años viviendo en el inmueble y que nunca he dado ningún problema, y que siempre he sido muy atento al saludar.

Mi último recuerdo, a modo de una gran isla paradisiaca, un paracetamol también rodeado de surfistas. Espero haberlo tomado, y que todo sea un gran pequeño sueño. ¡Socorro! No me veo y no sé si llevo puesta la mascarilla. Para colmo de males, no sea que además me caiga una multa de cien euros, y ésta sea lo más real de todo. Lo último que siento, y lo siento de verdad, es mi esfínter cerrarse.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 19 de noviembre de 2017

ESA FILOSOFÍA EN ZAPATILLAS...


Tu día siempre puede mejorar en cualquier momento si intentas abrir un “abrefácil” y además... lo consigues a la primera, y es que lo mismo que un preservativo está diseñado, los que lo están, para romperse durante …la faena, amén de recordarte, por su tamaño, que la tienes pequeña, la gracia de un abrefácil es que al final tengas que romper el paquetito de plástico de manera desesperada y le saques los colores al Altísimo por lo que acaba saliendo de tu boquita.

Por cierto, esta noche, de un día sin abrefácil y por lo tanto triste, al despertarme frente al televisor tras el primer sueño, a eso de las dos/tres de la mañana, he llegado a la conclusión de que el éxito de la mayoría de las cadenas, esa “tienda en casa” olvidada a la hora de hablar de tu vida, pero en el fondo siempre presente, reside en que a esas horas  en la que es programada, actúa como ese ente que nos acompaña a prueba de bomba y de olvido. 

Tu felicidad, y por supuesto la de este vecino, siempre será inversamente proporcional a la cantidad de tiempo que ves ese programa, y la culpa, por supuesto, no es del contenido, de los productos de la mencionada tienda, sino de que el programa en sí actúa como un virtual paño de lágrimas de la soledad más absoluta.

Aprovechando ahora que nos hemos puesto profundos aunque sea en cosas nimias, hay que dar un toque al Ministerio, que imagino será, de educación y derivados, que cada vez está dando menos importancia a la “Filosofía”.

Habría que darles un pescozón, incluso con repiqueteo; aunque en el fondo es comprensible, ya que a la mayoría de los gobiernos, sean de izquierdas, derechas, del centro y adentro, no les interesa que “su” pueblo piense, que practique esa filosofía en zapatillas, por ejemplo delante de un buen café, que puede ser extremadamente peligrosa para el PODER, así en mayúsculas. Ya “piensan” ellos en nuestro lugar. 

Nosotros, con nuestros votos, sólo tenemos que decir “Amén”, especialmente en un pueblo como el nuestro que viene de una educación “católica, apostólica y romana”. 

El que aprendamos a pensar, fin primario de toda filosofía que se precie, y especialmente además a decidir con criterio, nunca ha entrado en sus planes, esos que la mayoría de las veces acaban en Suiza, o en una cuenta caribeña, que al final nunca han usado, eso dicen.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 3 de noviembre de 2017

NOCHE DE ÁNIMAS


Esas noches que te despiertas antes de tu zona de confort, y te da por llorar. Es más, sabes que no vas a dormir durante un largo rato, y te levantas, como tú lo denominas, a media asta. Como la bandera del hogar del jubilado de tu pueblo, que te fijabas cuando eras joven, y no habrá cambiado, que se pasaba a media asta y con un lazo negro, gran parte del año. Porque poco a poco la iban abandonando, forzosamente, eso sí, sus representados.

Hoy, como alguna que otra noche, habías dejado los platos de la cena sin limpiar, y estimas que ahora es un buen momento para hacer algo mientras sabes que aún no han terminado de pasar las ánimas de tu Santa Campaña, ya que en algo se tenía que notar parte de tu ascendencia gallega. Y prefieres forzarte a mirar hacia otro lado, para no ver los restos del desastre, de cualquiera de ellos.

Sientes que ahora mismo sí tienes toda la casa para ti, y te apetece escuchar a gran parte de los sonidos de tu silencio. Esos, que tienen más que ver con lo que no has que con lo que has. Y sabes que el río del tiempo ya no volverá.

Te has levantado pesimista y triste, quizás sea, inconscientemente, por esta festividad de difuntos que todavía está en el ambiente; y sabes, no lo has podido evitar, que es porque te has despertado antes de lo que debías. Tienes la seguridad de que si vuelves sobre tus pasos, y miras en la cama, te descubrirás durmiendo.


Y, en el fondo, quizás sea bueno, que más de una vez, tengas esa sensación de verte desde fuera, y observarte. Aunque sepas a ciencia cierta que eres tu juez más duro, y quizás injusto.

Fuera, en la calle, está muy oscuro; dentro, donde tú estás, no lo tienes tan claro; y nunca mejor dicho.

*FOTO: DE LA RED

martes, 23 de mayo de 2017

EL CHOLLO Y LA BOMBA


Uno se despierta, y parece entrar en una pesadilla de realidad.

Totalmente consternado por el frío y calculado asesinato de apenas unos niños  (22 muertos y 59 heridos por ahora) jugando a ser mayores, en un concierto de Ariana Grande, en Manchester. Y además, lo peor de todo, me avergüenzo por avergonzarme ahora, y no cuando  comenzó este goteo de locura, religión, y mirar para otro lado.

Esa foto que está dando la vuelta al mundo, de dos jovencitas captadas en la distancia de su soledad, recoge toda su incomprensión, inocencia hasta ese momento, y el despertar terrible a una realidad sucia y sin piedad, en la que nadie puede protegerlas.

La realidad, la vida, es muy fría, eso siempre, pero muy sabia al mismo tiempo. Apenas unas horas antes, Donald Trump, hacía partícipe a su país, de esa buena nueva que era una multimillonaria venta armamentística. Y unas horas después …

Alguien, importante para mí, me dijo ayer, lo que son las cosas, que Trump no es un presidente al uso, sino que es un vendedor de coches de segunda mano. Y ahora me parece, por desgracia, una gran definición.

Los vendedores de coches, te noquean, te adormilan con sus palabras, te hacen sentir por un momento que en el mundo solo existes tú y el “chollo” que acabas de descubrir, y que tienes que comprar antes de que venga otro y te lo arrebate.

Y el “chollo” de Trump, el Señor Donald como sólo se le debería de llamar, porque es mucho más descriptivo (menos serio y sin boato alguno),  ha durado hasta que alguien ha hecho explotar una bomba. Pero no nos engañemos, la culpa de todo ésto, ya va siendo de todos; muchos, la gran mayoría, por no definirnos, o creer que no va con nosotros.

Lo de hoy, ayer por la noche, duele más si cabe, porque ante tanta juventud, uno no puede vestir la realidad de coartadas que nos alivien de nuestra culpa.  Sabemos, aunque no lo verbalicemos, que han podido ser nuestros hijos, y ese egoísmo pesa y duele, duele mucho.


Uno se despierta, ha costado, y entra en una pesadilla de realidad.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 19 de septiembre de 2016

ESA LLAMADA



Y de pronto, hacia el final del verano, un día, recibes una llamada telefónica, que te despierta del pasado, de una especie de letargo por auto-hipnosis.


Estabas convencido de que las heridas habían curado, pero a las primeras de cambio, te das cuenta de que todavía supuran; y que si hay sanación, aún no es el momento.


No tienes ganas de volver a sufrir, no una decepción, sino un torrente de ellas, pero sabes que si mantienes la comunicación, esa voz te volverá a convencer. Y no hablamos de amor, no, sino de la vida diaria. Y no quieres. Tampoco quieres hacer una guerra, porque el botín, si lo hubiera, no merece la pena. Solo quieres olvidar, pero ese pasado vuelve en forma de llamada. Has cogido el teléfono porque no sabías quién era, aunque detrás de cada llamada que has ido recibiendo desde entonces siempre había una interrogación, prevención, porque el gato escaldado del agua huye. Y tú solo tienes una vida, y llena de cicatrices.


Hay llamadas traicioneras, hay personas traicioneras, que te señalan a un punto del infinito mientras te roban tu confianza. Si la crisis en un momento dado te abofeteó la vida, por qué no te alejó también las malas compañías. No es una pregunta, es un deseo.


Si el otoño llama a la puerta, habrá que barrer esas hojas caídas que se cuelan en tu vida. Y quizás sea el momento ahora, algún día tenía que ser, de poner en orden tu paisaje interior y exterior, y unir los puntos suspensivos que tu pasado dejó, para crear las bases del puente de tu futuro.


Hay días que no estás para nada, y vidas que no están para seguir compartiendo con personas que no te hacen ningún bien. No es lo mismo que te despeinen, se supone que amigablemente entre colegas, con veinte años, a que con sesenta te quieran seguir pasando la bayeta por tu calva. Uno ya no está ni para dar, nunca le ha gustado, ni para que le den jabón, porque en cuento te descuidas puedes partirte el alma con esas amistades resbaladizas.


Lo bueno que tiene, si lo hay, que te pongan entre la espada y la pared es que solo puedes ir hacia adelante, aunque duela. Ha llegado el día.


*FOTO: DE LA RED, Y F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA


sábado, 21 de mayo de 2016

EL ENIGMA DEL CAMALEÓN



Hay días, el de hoy, que te despiertas como si estuvieras en otro cuerpo, como si no te perteneciera. Y no sabes ni cómo hablarte, cómo hacerte la primera pregunta, y así descubrir de qué talante te has despertado.


Luego ya, en manada, por decirlo de alguna manera, tenemos una especie de guía de comportamiento, de pertenecer al rebaño, que nos hace amoldarnos a lo “políticamente correctos”. A esta parcela pertenece, declaraciones como “me gustan los documentales de la 2”. Y a ciencia cierta, en tu interior, en la intimidad de tu “yo”, no sabes si tu “televisión” tiene ese canal. ¡Vamos! Que si esa cadena se vendiera por separado en las tiendas, todavía la tendrías, como mínimo, sin desenfundar. Por cierto, ¿habéis visto cine libanés? Sinceramente, yo tampoco.


¿Vivimos cómo queremos vivir?
Creo que eso es como un partido político, cualquiera, que llega al poder. Hace la política que le dejan esas manos en la sombra. Y en muchos casos, hacemos lo que se espera de nosotros. Y eso, en el caso positivo de que verdaderamente se espera algo de nosotros.


Y yo, me estoy mirando al espejo, bueno, no sé si mirando, o estoy frente al espejo intentando adivinar mi futuro, que lo sé, o con ganas de romper el espejo, que quizás es lo que nos impide ver el presente futuro.


Hace poco oí un estudio de esos que hace alguna universidad, cuando tiene recursos económicos boyantes, y se comprobaba que era más fácil que tus allegados supieran realmente cuánto tiempo ibas a vivir, por tu tipo de vida, que tú mismo. Y por una vez, en este caso de estudios sobre planteamientos cuando menos “curiosos”, sí estoy de acuerdo.


Y es que quizás, como se suele decir, los árboles, muchas veces, no nos dejan ver el bosque. Es el mismo caso de que nosotros somos “notarios” del deterioro (vejez) de la gente que nos rodea, pero de lo nuestro no nos enteramos.


Habrá que hacer de tripas corazón, y me voy a invitar a desayunar, en una especie de cita a ciegas para ver qué tal me llevo hoy, y así practicar lo de “vivir la vida peligrosamente”.



Ya para terminar, que no se me olvide que la próxima vez que ponga el despertador, le tengo que dar indicaciones para que me despierte …dentro de tres años, como mínimo. Y así resolver lo que podríamos denominar como el enigma del camaleón, y comprobar de qué color me he despertado.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 31 de octubre de 2014

UN JET LAG PARA VIAJES CORTOS

Hoy me he despertado sobre las seis de la mañana, y me he ido al balcón a comprobar que la ciudad estaba todavía ahí. Ya uno no sabe con tantos acontecimientos que se suceden un día sí y el otro también, si alguien nos ha “choriceado” la ciudad, no solo metafóricamente, sino realmente. Gracias a Dios la ciudad estaba, y de hecho sigue estando. Y viendo las calles todavía de noche, he pensado: Donosti, todavía en silencio, es más bonita y mía. La noche le sienta bien.
Es curioso, la mayoría de las construcciones, salvo contadas excepciones, son bonitas, y están hechas por el hombre, bueno, ahora sobre todo si vas a pedir votos, conviene especificar que están construidas por el hombre y la mujer.  Y sin embargo, más de una vez el que sobra en ellas, especialmente en las ciudades es el hombre, y la mujer, en sí.
Quizás, lo mismo que ocurre en los largos viajes transoceánícos, el famoso jet lag también ocurre cuando de pronto te despiertas y en menos de un segundo te ves de pie y mirando por el balcón pensando cosas raras. Pero quizás es así, muchas veces en el mundo el único que sobra es el hombre. Sin él quizás sería un sitio, como diría un inglés cursi, pretty perfect (casi perfecto).
Lo más curioso del caso es que este vecino del mundo lo ha pensado el mismo día de Halloween, una fiesta importada con aroma a contradicción, porque se mezclan la fiesta, el jolgorio, con lo más siniestro de nuestro pensamiento. Es una manera todavía aún mayor de refrendar ese pensamiento.
Y no debo de ser el único que lo ha sopesado más de una vez, ya que existen frases famosas del estilo “El hombre es un lobo para el hombre”, como lo dijo en su momento Plauto, aunque me imagino que él no llegaría a esa conclusión fijándose en las calles de Donosti.
Sé que esto último ha sonado a chauvinista, pero si tú mismo no te quieres, olvídate de que los demás te echen flores… En todo caso, las arrancarían en tu nombre para que luego te pasaran la factura y la multa.
Visto lo visto, esa "teoría casera" del jet lag entre la cama y el balcón no es ninguna tontería. Voy a tener que estudiarlo, y por supuesto que otro día levantarme con más calma, y con el cinturón de seguridad de los pensamientos bien apretado.
Antes de terminar, y ya que he mencionado el famoso “jet lag” comentaré que mi vecina Rosi, la del quinto, pensaba que era un actor que hacía películas de kung fu.  Yo por si acaso nunca le he sacado de su error, porque seguro que ella, con sus más de setenta años, no va a hacer ningún largo viaje ni va a sufrirlo. Y siempre es mejor que uno “fabrique” su propio mundo, ya que será más feliz  si no hay ningún lobo en él, aunque estemos en Halloween.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 3 de abril de 2014

LA NOCHE COMO VERDAD

Hace muchos años aprendí que la noche es la verdad.  Es el momento en el que los gigantes de la memoria se despiertan, el reino de lo sabido y ocultado. El rastro que queda de los dioses del  miedo.
La noche es la bruja de los cuentos, el hermano malo del bueno, la cara oculta del Edén, la verdad de la mentira. La noche es el sonido del silencio, la sombra del día, el recuerdo de lo que se quiere olvidar. La noche es el vestido del ladrón, el cobijo del amante, el castigo del engañado. La noche es frío para el soltero, la soledad del viudo, la verdad del amargado.
En el mundo de los conquistadores la noche es terreno inconquistable, las arenas movedizas de la memoria, el planeta cuestionable de lo que no se cuestiona. La noche es un susurro constante de lo que quieres olvidar, la cicatriz de la herida, el telón del teatro de la vida.
Los años pasan, y el miedo a la noche contínúa. No existe una escuela para aprender  a dominar la noche, a domarla, a leerla, porque la noche es el lado salvaje del reprimido, la rotura del acero bien templado, el final del terreno conocido, el lugar donde no sirven los mapas.
Aunque te quiera olvidar la noche es tu aliada, porque susurra tu nombre en deseos interminables, porque me recuerda a aquella vida contigo. Ahora, sin embargo, son noches capadas, sin la luz de tus besos, de tus susurros, sin el salvoconducto a la felicidad.
Si la noche es la verdad, el resto es mentira, mentira para olvidar tu ausencia, para emborrachar mis sentimientos, pero nunca te podré ver, no doble, sino una simple vez más, para decirte los “todavía” que tengo almacenados, porque todavía te tengo presente, como a la noche en que decidiste dejarme, y las sombras que todavía me cubren. 

*FOTO: DE LA RED