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viernes, 31 de octubre de 2014

UN JET LAG PARA VIAJES CORTOS

Hoy me he despertado sobre las seis de la mañana, y me he ido al balcón a comprobar que la ciudad estaba todavía ahí. Ya uno no sabe con tantos acontecimientos que se suceden un día sí y el otro también, si alguien nos ha “choriceado” la ciudad, no solo metafóricamente, sino realmente. Gracias a Dios la ciudad estaba, y de hecho sigue estando. Y viendo las calles todavía de noche, he pensado: Donosti, todavía en silencio, es más bonita y mía. La noche le sienta bien.
Es curioso, la mayoría de las construcciones, salvo contadas excepciones, son bonitas, y están hechas por el hombre, bueno, ahora sobre todo si vas a pedir votos, conviene especificar que están construidas por el hombre y la mujer.  Y sin embargo, más de una vez el que sobra en ellas, especialmente en las ciudades es el hombre, y la mujer, en sí.
Quizás, lo mismo que ocurre en los largos viajes transoceánícos, el famoso jet lag también ocurre cuando de pronto te despiertas y en menos de un segundo te ves de pie y mirando por el balcón pensando cosas raras. Pero quizás es así, muchas veces en el mundo el único que sobra es el hombre. Sin él quizás sería un sitio, como diría un inglés cursi, pretty perfect (casi perfecto).
Lo más curioso del caso es que este vecino del mundo lo ha pensado el mismo día de Halloween, una fiesta importada con aroma a contradicción, porque se mezclan la fiesta, el jolgorio, con lo más siniestro de nuestro pensamiento. Es una manera todavía aún mayor de refrendar ese pensamiento.
Y no debo de ser el único que lo ha sopesado más de una vez, ya que existen frases famosas del estilo “El hombre es un lobo para el hombre”, como lo dijo en su momento Plauto, aunque me imagino que él no llegaría a esa conclusión fijándose en las calles de Donosti.
Sé que esto último ha sonado a chauvinista, pero si tú mismo no te quieres, olvídate de que los demás te echen flores… En todo caso, las arrancarían en tu nombre para que luego te pasaran la factura y la multa.
Visto lo visto, esa "teoría casera" del jet lag entre la cama y el balcón no es ninguna tontería. Voy a tener que estudiarlo, y por supuesto que otro día levantarme con más calma, y con el cinturón de seguridad de los pensamientos bien apretado.
Antes de terminar, y ya que he mencionado el famoso “jet lag” comentaré que mi vecina Rosi, la del quinto, pensaba que era un actor que hacía películas de kung fu.  Yo por si acaso nunca le he sacado de su error, porque seguro que ella, con sus más de setenta años, no va a hacer ningún largo viaje ni va a sufrirlo. Y siempre es mejor que uno “fabrique” su propio mundo, ya que será más feliz  si no hay ningún lobo en él, aunque estemos en Halloween.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 12 de julio de 2013

LAS ELÉCTRICAS Y KUNG FU

Una pareja cree conocerse muy bien, pero un simple cambio en su vida hace denotar la manera diferente de pensar en ellos, lo cual en sí no es ni bueno ni malo, sino diferente.
Me imagino que a vosotros os pasará lo mismo. Una nota llevaba puesta al lado del ascensor, en el portal, varios días, como si en realidad no nos hablara a nosotros. Estamos tan rodeados de publicidad que al final casi no leemos lo que nos incumbe. Y lo que nos incumbía era un corte de luz esta noche, de cero horas hasta la una y media de la madrugada.
Me he dado cuenta, cuando subía a casa, acompañado de la vecina de al lado, que tampoco había reparado en que la nota casi nos chillaba, de lo apremiante que era.
Al entrar en casa y tras saludar a La Nuri, mi sufrida, con un beso, le he comentado la nueva mala, y lo primero que ha pensado en voz alta era que el apagón nos tenía que pillar con todo terminado y limpio después de la cena, y ella preparada para ir a la cama, con sus rituales de cremas quitadas y puestas. Bueno, creo que ya me entendéis, porque la relación que tiene una mujer con el armario y el espejo del cuarto de baño dista años luz de la que tiene el ciudadano medio. Vaya por delante, que este vecino del mundo no quiere traslucir ninguna idea machista en este tema. Las cosas, como diría el presentador del “telediario”, son como son y así se lo hemos contado.
Mi único ritual ante el espejo suele ser por la mañana, bastante tiempo además, para afeitarme cara y cabeza. El resto del día prácticamente no reparo en sí llevo la cara en su sitio.
Sin embargo, a este vecino que es más primitivo que su señora, solo le había dado a pensar, con respecto a la amenaza de la luz, en que tenía que preparar la casa a modo de santuario ateo, aunque suenen las dos palabras excluyentes, con una serie de velas, tampoco muchas, porque los metros de la casa dan para lo que dan, y muchos pensamientos tampoco caben con nosotros mientras estamos dentro.
Lo otro, en que había reparado este vecino, es que hoy no merecía la pena ver ninguna película en la tele, porque nos íbamos a quedar sin el final.
Me imagino que vosotros también ya habréis notado que con la crisis la programación de la tele ha variado notablemente, y ahora cualquier programa, acaba más cerca de la una que de las doce, será que tienen en cuenta, a la hora de programar, la cantidad de parados que hay en este país. De todas maneras, habrá que decir a estas mentes pensantes, que dentro de un tiempo, ya no hará falta reparar en ésto, pues a los parados se les habrá estropeado la televisión que tenían, y no habrán podido comprar otra.
Resumiendo: el final de la noche ha sido, con la casa convertida en un decorado de la serie Kung Fu, lleno de velas, y este vecino leyendo, en la tableta, una novela negra, de éstas que están de moda, con unos suecos dentro, rodeados de nieve y frío, matándose entre ellos, mientras La Nuri aprovechaba el tiempo durmiendo. Todo una gentileza de las eléctricas. Y es que ya nadie te asegura el suministro, ni aunque pagues.
Aunque lo peor es pensar, como este vecino, en que dado en el mundo en el que estamos, de chorizos y filibusteros, piensa mal y acertarás, y seguro que están cambiando la maquinaria de la luz, para que el denominado "paso" sea más rápido, y si no, tiempo al tiempo.

*FOTO: DE LA RED