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domingo, 19 de noviembre de 2017

ESA FILOSOFÍA EN ZAPATILLAS...


Tu día siempre puede mejorar en cualquier momento si intentas abrir un “abrefácil” y además... lo consigues a la primera, y es que lo mismo que un preservativo está diseñado, los que lo están, para romperse durante …la faena, amén de recordarte, por su tamaño, que la tienes pequeña, la gracia de un abrefácil es que al final tengas que romper el paquetito de plástico de manera desesperada y le saques los colores al Altísimo por lo que acaba saliendo de tu boquita.

Por cierto, esta noche, de un día sin abrefácil y por lo tanto triste, al despertarme frente al televisor tras el primer sueño, a eso de las dos/tres de la mañana, he llegado a la conclusión de que el éxito de la mayoría de las cadenas, esa “tienda en casa” olvidada a la hora de hablar de tu vida, pero en el fondo siempre presente, reside en que a esas horas  en la que es programada, actúa como ese ente que nos acompaña a prueba de bomba y de olvido. 

Tu felicidad, y por supuesto la de este vecino, siempre será inversamente proporcional a la cantidad de tiempo que ves ese programa, y la culpa, por supuesto, no es del contenido, de los productos de la mencionada tienda, sino de que el programa en sí actúa como un virtual paño de lágrimas de la soledad más absoluta.

Aprovechando ahora que nos hemos puesto profundos aunque sea en cosas nimias, hay que dar un toque al Ministerio, que imagino será, de educación y derivados, que cada vez está dando menos importancia a la “Filosofía”.

Habría que darles un pescozón, incluso con repiqueteo; aunque en el fondo es comprensible, ya que a la mayoría de los gobiernos, sean de izquierdas, derechas, del centro y adentro, no les interesa que “su” pueblo piense, que practique esa filosofía en zapatillas, por ejemplo delante de un buen café, que puede ser extremadamente peligrosa para el PODER, así en mayúsculas. Ya “piensan” ellos en nuestro lugar. 

Nosotros, con nuestros votos, sólo tenemos que decir “Amén”, especialmente en un pueblo como el nuestro que viene de una educación “católica, apostólica y romana”. 

El que aprendamos a pensar, fin primario de toda filosofía que se precie, y especialmente además a decidir con criterio, nunca ha entrado en sus planes, esos que la mayoría de las veces acaban en Suiza, o en una cuenta caribeña, que al final nunca han usado, eso dicen.

*FOTO: DE LA RED