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martes, 9 de septiembre de 2014

¿QUIÉN PUEDE PEGAR A UN CORDERITO?

Sé  de antemano que el tema que voy a tocar hoy es más que problemático ante una sociedad, como la española, que está muy sensibilizada ante la denominada “violencia de género", y nos sobran motivos.
Hoy la prensa local, se hace eco de uno caso que se dio en San Sebastián ayer mismo. “Una mujer de 38 años fue imputada este pasado lunes por la Ertzaintza por un delito de violencia doméstica tras, presuntamente, acuchillar a su marido, que precisó asistencia hospitalaria, según ha informado el Departamento vasco de Seguridad.”
Conviene añadir al caso dos apuntes más, que ella se encuentra embarazada, más que nada para ampliar la información,  y que “los ertzainas realizaron los trámites necesarios para la celebración de un juicio rápido”.
Este vecino no sabe nada de leyes, pero sí sabe emplear la lógica, y está le dice que éste tipo de violencia es igualito al que desgraciadamente salta a las páginas de la actualidad, casi cada día. Y si uno es considerado como “violencia de género”, el otro, el que ahora compete, no debería ser considerado como “violencia doméstica”, porque esta expresión a lo que más se parece es a “accidente doméstico”, y si algo no ha sido es “accidente”. Es una manera de crear "violencia de primera" y "de segunda". 
Y si me van a decir que “doméstico” es porque se ha desarrollado dentro del hogar, lo mismo ocurre con el 99 por ciento de los casos declarados como “violencia de género”.
Lo malo de todo esto, y seamos sinceros, es que como antaño cuando volvíamos del colegio diciendo que el maestro nos había pegado, muchos de nosotros tenderemos a pensar “algo habrá hecho él cuando ella ha reaccionado de esa manera”. Y la violencia sea del “genero” que sea quien la practique no tiene defensa.
Este vecino del mundo está bastante sensibilizado con ésto porque en su vida se ha topado con dos casos. El primero de ellos saltó a las páginas en Donosti, calculo que hace más de veinte años.
Ella trabajaba, no voy a dar muchos datos, de “dependienta” de cara al público. La conocí personalmente, y por los datos que dio la prensa de la época, a posteriori, ella pegaba a su pareja, quien se presentaba a sus amigos con marcas en la cara, de las que decía se debían a accidentes “domésticos” (por eso no me gusta la denominación “violencia doméstica”).
Los hechos ocurrieron durante una semana grande donostiarra. Aparecieron en su casa, ella muerta y él con un hilo de vida, y que la asistencia sanitaria de urgencia, y los médicos , consiguieron que con el tiempo se restableciera. La justicia dictaminó que fue en defensa propia. Pero la prensa cesó de dar noticias, y digamos que para el público en general se cerró en falso.
Como decía, conocía a ella, solo de ser atendido en el negocio en el que trabajaba. Pequeña, muy alegre y dicharachera. Nada hubiera dado a entender el drama que se mascaba.
Y el otro caso lo he conocido muy bien. Un amigo mío al que su mujer le pegaba, y él paraba los golpes como podía. Solo nos lo comentaba a los allegados, y de muchos solo recibía incomprensión. Había quien le respondía que "parecía un corderito". ¿Esa expresión no tiene una tremenda carga machista en sí misma? Se separó, eso sí, no quiso decir las causas, y como ocurre normalmente en estos casos, la ley fue beneficiosa para ella, al tener ambos una hija en común. 
Este hecho ocurrió a finales de los setenta, tuvo que pagar, y lo ha ido pagando hasta hace muy poco, actualizándolo cada año, como la ley manda, setenta y cinco mil pesetas al mes, de las de entonces, no solo por su hija, sino porque ella no tenía ningún estudio, como lo dictaminó la jueza de entonces. No, no era una estrella de cine, sino un simple “auxiliar administrativo”.
Porque si a una mujer le resulta difícil confesar que su marido, el de toda la vida, le está pegando, en este mundo, que lo queramos o no es machista, a un hombre le resulta aún tan difícil o más, confesar que su esposa, la de toda la vida, le está pegando. Porque algunas veces se puede confundir “el ser un corderito” con tener la cordura suficiente para justamente defenderse parando los golpes, sin responder. Porque en el fondo ¿quién puede pegar a un corderito?...
Por eso, esta noticia, que la sociedad va a olvidar en un minuto, a este vecino le ha removido, y mucho, interiormente.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 29 de mayo de 2013

LLUVIA EN BLANCO Y NEGRO

Siempre se ha dicho que la naturaleza es sabia, y viendo la cantidad de lluvia que estamos teniendo todo el tiempo, da la impresión de que es algo así como para limpiar todo lo malo que estamos haciendo.
Todos esos episodios de violencia de género, no se corresponden con esa amplitud de miras que se supone esta sociedad debe de tener, en una sociedad en la que hace muchos años desaparecieron aquellos periódicos de crónica negra. Más agua y cordura para que desaparezcan actitudes machistas que no solo son achacables al varón, sino a una manera de pensar que nos costará muchos años deshacernos de ella, y más agua que tiene que caer sobre nuestras vidas para borrar actitudes de posesión.
Turistas europeos que vienen a España para dar origen a una nueva vida, mediante inseminación in vitro, desaparecen para perder la suya mediante un horrible crimen. “Horrible” para recalcar lo terrible de un acto que es abominable en sí mismo. Agua para borrar todo vestigio de intento de coacción animal de la misma especie.
Lluvia de pobres que no están acostumbrados a serlo, y que no saben cómo comportarse de acuerdo con su nueva posición social, o por no tener ya posición social. Con Cáritas como empresa, por denominarla de alguna manera, boyante entre los restos de naufragios sociales, pidiendo más candidatos a ayudantes donde no se pide experiencia sino un corazón presto a romperse sintiendo corazones rotos.
Ancianos lanzando lluvia de improperios preferentes en un congreso sordo de derechas y paralítico de izquierdas que se pasa todo el día haciendo lo que a nadie en España importa, y el resto de Europa ignora.
Lluvia de puestos de trabajo en ayuntamientos que previamente han despedido a sus trabajadores, para que ahora laboren a cambio de algún incentivo y el dinero del paro.
Lluvia de ironía y crueldad en un mundo en blanco y negro, donde negras son las gotas y las lágrimas, y el blanco puede ser todo aquel que se mueve para reivindicar pensamientos que durante años no ha hecho falta reivindicarlos porque se suponía que era lo que tenía que ser.
Siempre se ha dicho que la naturaleza es sabía y a lo mejor hace falta un tsunami de buen juicio para acabar con pensamientos totalitarios en un mundo de francotiradores de sentimientos que nunca han pensado en asociarse para poder ser libres y morirse de soledad. 
Terriblemente triste pensar en un mundo de lluvia en blanco y negro, donde nunca podrá existir un sol amarillo, ni el verde esperanza.

*FOTO: DE LA RED