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martes, 8 de octubre de 2019

LEYENDO ENTRE LÍNEAS...



Hoy he tenido que ir, no me quedaba más remedio para no pasar hambre, al lugar donde plastifican la naturaleza, o sea, al supermercado, y me he llevado una sorpresa. No, no regalaban nada, a parte de unos veinte papeles de promoción, al pagar en la caja, de productos que normalmente no usas. Pero no me refería a eso. Sino que nada más entrar ya he visto otro rastro más de que la Navidad prácticamente ya está, al menos su comercio, a la vuelta de la esquina.

Ya se están promocionando los turrones, polvorones y mantecadas. Como que si no estás un poco espabilado te estrellas contra ellos, porque más que esperarte en la entrada de lo que sería el equivalente al circo romano de la compra de nuestros días, se lanzan a tu yugular. 

Ahora ya no hay leones que tirar al pueblo, sino promociones con las que intentan devorar económicamente lo poco que te va quedando a medida que nos vamos adentrando en el mes correspondiente.
Este vecino del mundo ya se ha hecho el firme propósito de que este año se va a concienciar para no ser tentado por el denominado como viernes negro, cuando se acerque, que todo se andará.

Habrá que adoptar los modales de un político español a la hora de llegar a acuerdos con los demás, y no acercarse a nadie, ni a ningún sitio donde te intenten regalar, como se decía antes, duros a cuatro pesetas, porque en realidad viene a ser una variante del truco del tocomocho y cuando te das cuenta no es que ya ni te queden los bolsillos, ni es que tan siquiera te queda la dignidad, que antes era lo único que quedaba a los pobres.

Por cierto, esta semana pasada estuvieron hinchas belgas en Madrid para animar a su equipo. Sucedió en la Plaza Mayor de Madrid antes del partido de Champions League que enfrentó al Real Madrid contra el Brujas. Y se pudo ver en algunos de los informativos televisivos, unas desgraciadas imágenes en las que degradaban a un más de lo que lo hace la vida, a un grupo de mendigas, intentado quitarles el velo del pelo. 

Porque aparte de todo, hubo también un mucho de machismo. Y este vecino del mundo, por motivos de su edad, acostumbrado en los años setenta a devorar todo tipo de cine, digamos entonces catalogado como “intelectualoide” en aquellas recordadas salas de arte y ensayo,  y a hacer segundas e incluso terceras lecturas, intentando burlar la entonces férrea censura, creyó ver alguna semejanza en cómo nos siguen tratando todavía en los foros europeos. Amagos de famélicas recompensas mientras al final el vaso no está medio lleno, sino siempre medio vacío.

Ya se sabe, una cosa es lo que te proyectan en la tele, y otra cosa lo que crees ver. Y ya nos quieren quitar, suprimiendo la filosofía en las escuelas, hasta la educación para poder leer entre líneas… ¡Hay que joderse!

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 17 de julio de 2019

¿ME LO DICES, O ME LO CUENTAS?



Veo en los informativos de televisión, primero con incredulidad, después totalmente irritado, que por de pronto ya hay dos hoteles, uno de cuatro estrellas y el otro de cinco, en Canarias,  que ofrecen descuentos  para ciertas áreas de su establecimiento si se rechaza el servicio de limpieza de sus habitaciones, y todo ello bajo la excusa de no maltratar el medio ambiente con los productos que se utilizan durante el mantenimiento de las mismas.


Se veía venir, en realidad no se veía venir pero es la evolución lógica.
Este vecino del mundo siempre lo ha tenido claro, desde el momento que alguien se decidió a cobrar por aquel perejil que en todas las tiendas, al menos en el pueblo, se nos ofrecia gratis, se abrió la veda a todo.

Hace ya muchos años, cuando Don Xabier Cugat, ya anciano, se vino a vivir a España desde los Estados Unidos de América, recuerdo como si fuera hoy, que en una entrevista además en un programa de televisión que hoy sería considerado de máxima audiencia, prime time, él se comprometía a vender cajas vacías, eso sí, con  una premisa primordial, una gran camapaña publicitaria. ¡No era nadie el Señor Cugat!

El sindicato CCOO del archipiélago canario, naturalmente, rechaza las ofertas (uno de los establecimientos ofrece un descuento del 15% en su restaurante cada día que no uses el servicio de limpieza; y el otro 20 euros de crédito para gastar en el hotel) porque está más que claro que de esa manera "reducen la calidad del servicio".

Cualquier día, y si no al tiempo, iremos a un restaurante de esos que tienen más alto el precio que el nivel de su cocina, y al pedir unas buenas alubias, nos sacarán los productos en crudo, eso sí en unas bonitas cajas de diseño, y nos dirán que qué crueles somos con el medio ambiente. Que se nos tendría que caer la cara de la vergüenza. ¡Hay que joderse!

El problema de tener la cara no tan dura, sino de conglomerado, no es que los que tienen ideas de bombero para ahorrarse dinero en cualquier cosa, y cada vez más bajo la bandera de “salvar la naturaleza”, se crean listos, muy listos, sino que a todos los demás nos toman por tontos.

Que te venga un establecimiento hotelero, infestado de turismo veraniego, que ya por definición es veneno para la naturaleza, no por sí mismo, sino por la cantidad de insensatos borrachos que se alojarán  en él, poniéndose la capa, a estas alturas de la película, de cuidar la naturaleza es simplemente vergonzoso

La mayoría de las veces la realidad supera a cualquier guion cinematográfico por original y osado que pretenda ser.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 10 de febrero de 2016

LA INCONSCIENCIA Y EL MAR



Llevamos varios años en Donosti, que entre temporal y temporal no hacemos para chapa y pintura, en una especie de “Día de la marmota” pero sin efectos especiales digitales, y fomentando la albañilería. 


Estos dos días pasados nos ha quedado mejor el espectáculo improvisado de la mar cabreada, de cara a la “Capitalidad Cultural Europea", que el espectáculo del puente, en teoría pensado y repensado, que costó seiscientos mil del ala.


Este lunes cuando ya se anunciaba a bombo y platillo  el temporal que se avecinaba, y teniendo en cuenta que por la mañana había marea baja, un amigo, Koldo,  y yo nos adentramos en el Paseo Nuevo, y aunque, en teoría la mar, como ya he dicho anteriormente, se presuponía baja, parece que en el departamento de calderas, debían de andar  un poco despistadillos, y aquello se movía como si no hubiera un mañana. Y desde uno de los balcones que surcan el paseo, me aventuré tan solo por un momento, a sentir bajo mis pies la fuerza del mar. Y a este vecino del mundo que tiene  memoria cinematográfica, inmediatamente le vinieron dos escenas a su mente.


La primera, de una película que muy en contra de lo que la mayoría de la gente dice, a él le pareció un fiasco completo, una historia totalmente lineal, y eso teniendo en cuenta que el final ya lo sabes antes de entrar al cine. Este vecino del mundo se refiera a “Titanic”, y durante unos segundos mis brazos emularon a los del protagonista, Leonardo DiCaprio, detrás de la chica, con la diferencia de que no estaba el tema como para hacerle ojitos a Koldo, y a nuestros añitos intentar cambiar de acera.


La segunda, es una película de la que tengo un buenísimo recuerdo, y que además algunas de las escenas se rodaron en Fuenterrabía . Me refiero a “Papillón”, y por un momento me vi como un  Steve McQueen cualquiera, contando siete olas para luego saltar buscando la libertad.


Y es que el contemplar la simple potencia (todavía estaba ligeramente esbozada porque faltaban unas cuantas horas para que aquello reventara en su plenitud) de la Naturaleza nos hace perder los papeles. De lo contrario, no se puede entender el comportamiento aparentemente juguetón, pero que visto fríamente es temerario, rozando, o pasando, la negligencia, de más de uno estos días.


Delante nuestro, y cuando ya el Paseo Nuevo está prácticamente visitando a la Isla de Santa Clara, había una familia en pleno, el padre con un bebé de meses en brazos, y otros tres niños de muy corta edad, el mayor no tendría más de siete años, jugaban a mojarse y escaparse de las olas que ya apuntaban maneras, mientras la madre, en teoría un poco más consciente, les esperaba más resguardada a unos cuantos metros.


Al ver el proceder de la familia, le pregunté a mi amigo: ¿Qué es lo que ves?
Y con una sonrisa me dijo: Que se lo están pasando pipa.
Ahora –continué- por un momento imagínate que ese señor es un famoso, por ejemplo, Paquirrín, y tiene la mala suerte de que le sacan unas cuantas fotos. ¿Qué es lo que ves ahora?
Koldo me miró con la confianza y complicidad que dan los años y simplemente me dijo: Veo un problema.
Y yo le contesté: Es más o menos lo que le ocurrió a Paquirri, cuando muchos vieron la foto en la que daba unos pases a una vaquilla con su hija de meses en brazos. Con la diferencia de que este señor no sabe, y él sabía lo que hacía.
Mi amigo mientras sonreía me dijo: De algo nos tiene que servir el anonimato.



Poniendo ahora rumbo al puerto, para llegar a la Parte Vieja donde sin duda algún “pintxo” caería, llegué a la conclusión de que sin duda el anonimato es el mejor disfraz. 


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 29 de mayo de 2013

LLUVIA EN BLANCO Y NEGRO

Siempre se ha dicho que la naturaleza es sabia, y viendo la cantidad de lluvia que estamos teniendo todo el tiempo, da la impresión de que es algo así como para limpiar todo lo malo que estamos haciendo.
Todos esos episodios de violencia de género, no se corresponden con esa amplitud de miras que se supone esta sociedad debe de tener, en una sociedad en la que hace muchos años desaparecieron aquellos periódicos de crónica negra. Más agua y cordura para que desaparezcan actitudes machistas que no solo son achacables al varón, sino a una manera de pensar que nos costará muchos años deshacernos de ella, y más agua que tiene que caer sobre nuestras vidas para borrar actitudes de posesión.
Turistas europeos que vienen a España para dar origen a una nueva vida, mediante inseminación in vitro, desaparecen para perder la suya mediante un horrible crimen. “Horrible” para recalcar lo terrible de un acto que es abominable en sí mismo. Agua para borrar todo vestigio de intento de coacción animal de la misma especie.
Lluvia de pobres que no están acostumbrados a serlo, y que no saben cómo comportarse de acuerdo con su nueva posición social, o por no tener ya posición social. Con Cáritas como empresa, por denominarla de alguna manera, boyante entre los restos de naufragios sociales, pidiendo más candidatos a ayudantes donde no se pide experiencia sino un corazón presto a romperse sintiendo corazones rotos.
Ancianos lanzando lluvia de improperios preferentes en un congreso sordo de derechas y paralítico de izquierdas que se pasa todo el día haciendo lo que a nadie en España importa, y el resto de Europa ignora.
Lluvia de puestos de trabajo en ayuntamientos que previamente han despedido a sus trabajadores, para que ahora laboren a cambio de algún incentivo y el dinero del paro.
Lluvia de ironía y crueldad en un mundo en blanco y negro, donde negras son las gotas y las lágrimas, y el blanco puede ser todo aquel que se mueve para reivindicar pensamientos que durante años no ha hecho falta reivindicarlos porque se suponía que era lo que tenía que ser.
Siempre se ha dicho que la naturaleza es sabía y a lo mejor hace falta un tsunami de buen juicio para acabar con pensamientos totalitarios en un mundo de francotiradores de sentimientos que nunca han pensado en asociarse para poder ser libres y morirse de soledad. 
Terriblemente triste pensar en un mundo de lluvia en blanco y negro, donde nunca podrá existir un sol amarillo, ni el verde esperanza.

*FOTO: DE LA RED