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sábado, 24 de diciembre de 2016

SOBREVIVIENDO A LA NOCHEBUENA, QUE NO ES POCO...


En apenas hora y media, la mayoría de las fachadas de nuestras casas irán denotando, a través de sus ventanas, primero iluminaciones variopintas, y más tarde ir y venir de siluetas, primero en actitudes serenas y luego, seguramente, siluetas entremezcladas difíciles de contar desde la distancia y, en ese momento, desde esa misma distancia, más fáciles de oír.

 Ya La Navidad es un hecho. Si sabes algún villancico, quizás es el único día en que se pueda cantar si está dedicado a la Nochebuena, por aquello de la coherencia. Y mañana, ese tan famoso, del 25 de Diciembre, fum, fum, fum.

Una sugerencia, no intentar escudriñar en la letra de la mayoría de los villancicos, porque no hay ningún mensaje encriptado, y a simple vista, u oído, tampoco. Luego seremos los que pediremos coherencia y buenos mensajes en las canciones de moda, cuando hemos mamado, así es, sin paños calientes, de canciones populares, todo lo entrañables que queramos, pero más simples que el encefalograma de cualquier Pequeño Nicolás de turno.

Además ese villancico, sea cual sea, nos servirá, es muy probable, para intentar acallar al familiar de turno que te está produciendo, primero un leve dolor de cabeza, y luego ya, sin tapujos, un ataque de nervios; ya que te pongas donde te pongas en la mesa navideña, siempre te va a tocar a ti el más pesadito

Estos últimos días, tanto en las redes sociales, como en los programas de radio, a este vecino del mundo le ha aparecido entrever una descarada campaña en contra del “cuñao”. Pero ten en cuenta, que tú también es más que probable que si ahora todavía no lo eres, en un futuro próximo serás cuñado, o cuñada. El problema quizás radica en que la familia no se elige, te viene dada. Serían los amigos, que en un argot político serían tus representantes legales para lo bueno o para lo malo, ya que son los elegidos libremente por nosotros. Y lo que es más, si quieres acercarte un poco  a tu yo, visto desde fuera, analiza a los amigos que tienes, dirán mucho de ti.

Si La Nochevieja es el momento de las estadísticas, y de los nuevos propósitos, para el año que comienza, la Nochebuena, hoy, es un día más cercano a la piel y al corazón, a los sentimientos, a los recuerdos, a tu niñez. Y a darte cuenta, como siempre, que la imagen que te venden de este día: noche entrañable nevada, y con ojos llorosos de recuerdos y sorpresas de última hora, la mayoría de las veces no concuerda con la realidad. Y especialmente, al día después en que, seamos serios, tienes un pensamiento más cercano al: He sobrevivido a la Nochebuena, a esa chuleta, que ya era la tercera,  y nunca la tenía que haber comido, y a ese familiar plasta que siempre me toca a mí.

Y quizás para la próxima cena, ya te armes de valor y vayas directamente como siempre has querido ir: Con un salvavidas al cuello, por aquello de disfruta, pero seguro. No sea que esa familia que parece tan sólida y cuerda, se convierta en un nuevo Titanic, y a ti, siempre a ti, te confundan con un componente de la orquesta, y te exijan quedarte hasta el final. Porque la lotería ni te ha tocado, ni te va a tocar, pero los malos momentos…


Por cierto, y ya para terminar, una sugerencia: Mejor si el Rey, en su próximo discurso, lo lee en tercera persona, pero disfrazado de la criada que encarnaba Gracia Morales, y diciendo: El señorito dice ...
Sonaría a más verdad, por lo menos para algunos, y sería una buena estrategia comercial, como muchas cosas en este país, para vender el producto.
FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

jueves, 17 de marzo de 2016

¿SABEN AQUEL DE RAJOY Y EL TITANIC...?



Tanto nos han cambiado las redes sociales, que hace unos años se me subía o me baja la tensión según mi estado de ánimo, y ahora, en cambio, es la cantidad de seguidores, los famosos “followers”, que si suben o bajan influyen directamente en mi tensión.


¡Y es curioso! Últimamente, cuantas más frustraciones y problemas el vecino del mundo os cuenta, más son los seguidores, especialmente en twitter. Con lo cual se deduce, al menos como se decía en una época, que nos va la marcha, y mucho.


Quizás este país es así, le va la marcha, y se crece ante las adversidades. No será casualidad que inventamos esa suerte taurina como es “a porta gayola”. Nosotros afrontamos los problemas, solo cuando vienen, y de cara. Como el mismísimo Rajoy, que como si fuera un chiste, va y dice ayer en Telecinco en pleno prime time que se acaban de enterar del problema con Rita Barberá en Valencia ahora que se ha levantado el secreto del sumario. ¡Así con un buen par! Si eso formara parte de un monólogo, porque Rajoy fuera un monologuista, nos partiríamos de risa.


El problema es que Don Mariano Rajoy es el todavía presidente de esta todavía España. Y si te lo tomaras en serio, sería todavía peor, porque se supone que el que está en cabeza del país debería de estar informado en el mismo momento de que ocurra cualquier cosa, para así tomar las decisiones necesarias. Y si te lo crees, porque por ejemplo eres votante de su partido, y necesitas creértelo, en ese momento también te puedes plantear: ¿Ya se habrá enterado "el jefe" que otra vez la candidatura de Madrid como sede olímpica ha sido rechazada? Y se cree, además, que no es por el acento de la Señora Botella hablando inglés, y diciendo aquello de ”relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor”.


El problema de, presuntamente, hacerse el tonto, es que implícitamente estás dando a entender de que consideras “a la parte contratante de la segunda parte”, es decir, a nosotros, como tontos también, y eso, aparte de todo lo que están haciendo, o dejando de hacer, por exceso o por omisión, duele y mucho; por aquello de que el pueblo llano en su filosofía de taberna definiría, y perdonar por la crudeza del lenguaje,  como “además de puta poner la cama”.



Este vecino del mundo cada vez está más convencido, y no se las da de vidente, sino de ver lo evidente (que no es lo mismo), de que antes de que haya unas nuevas elecciones, quizás faltando un segundo para que aquello, su partido, explote, el Señor Rajoy dará, o le obligarán a dar, un paso al lado o atrás, como en aquel antiguo baile de la “yenka”, para quitarse/quitarle de en medio. 


Y si eso no ocurriera, el PSOE y PODEMOS se alegrarán tanto como CIUDADANOS. Lo dicho, eso es tan seguro como que antes de ir a ver la película TITANIC, ya estés convencido de que el barco se va a hundir. ¡Puro olfato!


*FOTO: DE LA RED.

miércoles, 10 de febrero de 2016

LA INCONSCIENCIA Y EL MAR



Llevamos varios años en Donosti, que entre temporal y temporal no hacemos para chapa y pintura, en una especie de “Día de la marmota” pero sin efectos especiales digitales, y fomentando la albañilería. 


Estos dos días pasados nos ha quedado mejor el espectáculo improvisado de la mar cabreada, de cara a la “Capitalidad Cultural Europea", que el espectáculo del puente, en teoría pensado y repensado, que costó seiscientos mil del ala.


Este lunes cuando ya se anunciaba a bombo y platillo  el temporal que se avecinaba, y teniendo en cuenta que por la mañana había marea baja, un amigo, Koldo,  y yo nos adentramos en el Paseo Nuevo, y aunque, en teoría la mar, como ya he dicho anteriormente, se presuponía baja, parece que en el departamento de calderas, debían de andar  un poco despistadillos, y aquello se movía como si no hubiera un mañana. Y desde uno de los balcones que surcan el paseo, me aventuré tan solo por un momento, a sentir bajo mis pies la fuerza del mar. Y a este vecino del mundo que tiene  memoria cinematográfica, inmediatamente le vinieron dos escenas a su mente.


La primera, de una película que muy en contra de lo que la mayoría de la gente dice, a él le pareció un fiasco completo, una historia totalmente lineal, y eso teniendo en cuenta que el final ya lo sabes antes de entrar al cine. Este vecino del mundo se refiera a “Titanic”, y durante unos segundos mis brazos emularon a los del protagonista, Leonardo DiCaprio, detrás de la chica, con la diferencia de que no estaba el tema como para hacerle ojitos a Koldo, y a nuestros añitos intentar cambiar de acera.


La segunda, es una película de la que tengo un buenísimo recuerdo, y que además algunas de las escenas se rodaron en Fuenterrabía . Me refiero a “Papillón”, y por un momento me vi como un  Steve McQueen cualquiera, contando siete olas para luego saltar buscando la libertad.


Y es que el contemplar la simple potencia (todavía estaba ligeramente esbozada porque faltaban unas cuantas horas para que aquello reventara en su plenitud) de la Naturaleza nos hace perder los papeles. De lo contrario, no se puede entender el comportamiento aparentemente juguetón, pero que visto fríamente es temerario, rozando, o pasando, la negligencia, de más de uno estos días.


Delante nuestro, y cuando ya el Paseo Nuevo está prácticamente visitando a la Isla de Santa Clara, había una familia en pleno, el padre con un bebé de meses en brazos, y otros tres niños de muy corta edad, el mayor no tendría más de siete años, jugaban a mojarse y escaparse de las olas que ya apuntaban maneras, mientras la madre, en teoría un poco más consciente, les esperaba más resguardada a unos cuantos metros.


Al ver el proceder de la familia, le pregunté a mi amigo: ¿Qué es lo que ves?
Y con una sonrisa me dijo: Que se lo están pasando pipa.
Ahora –continué- por un momento imagínate que ese señor es un famoso, por ejemplo, Paquirrín, y tiene la mala suerte de que le sacan unas cuantas fotos. ¿Qué es lo que ves ahora?
Koldo me miró con la confianza y complicidad que dan los años y simplemente me dijo: Veo un problema.
Y yo le contesté: Es más o menos lo que le ocurrió a Paquirri, cuando muchos vieron la foto en la que daba unos pases a una vaquilla con su hija de meses en brazos. Con la diferencia de que este señor no sabe, y él sabía lo que hacía.
Mi amigo mientras sonreía me dijo: De algo nos tiene que servir el anonimato.



Poniendo ahora rumbo al puerto, para llegar a la Parte Vieja donde sin duda algún “pintxo” caería, llegué a la conclusión de que sin duda el anonimato es el mejor disfraz. 


*FOTO: DE LA RED