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jueves, 26 de febrero de 2015

LA GRAN VASELINA, O UNA HISTORIA DE AMOR NO COMPARTIDA.


Cada cierto tiempo ocurre que alguien le da al “stop” de la vida política de este país, y ya tenemos creado “el estado de la nación” en el que unos cejudos señores, y señoras, se paran a hablar como en una Gran Moviola si ha sido penalti, falta, o saque de esquina, democrático, eso sí, todo muy democrático. 

En una sociedad, como en la que estamos, toda muy visual, acostumbrada a la televisión, y a inspeccionar lo que nos ponen para observar en los primeros planos, todos estamos muy consternados de que toda una Señora Vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, y presidiendo ella las sesiones, haya sido pillada jugando al Candy Crush en su tablet, que por cierto este vecino del mundo debe de ser la única persona que no ha jugado a él, ni sabe de qué va, ni cómo se juega. Mientras la gran opinión le ha puesto a caldo a la señora vicepresidenta, otra diputada del Partido Popular, Dolors Montserrat, le ha echado un cable diciendo: "La gente puede hacer lo que quiera mientras esté escuchando".

Este vecino del mundo cree que "lo de hacer dos cosas" también debiera estar regido por esa famosa ley de incompatibilidades, y si estás desayunando no estas comiendo, y si estás a churras no estás a merinas. Porque sencillamente queda muy feo, pensando además en esas gentes que se lo están pasado muy mal cada día, con una vida convertida en un thriller, en una película de suspense, si tendrán para comer hoy, si van a perder su casa ante un banco sin sentimientos, porque los bancos no tienen corazón, ni los banqueros tampoco. Solo tienen cifras en los ojos, y dinero, mucho dinero, en su cuenta que es todo menos corriente.

Si observáis he comenzado diciendo que nuestra sociedad es muy visual, y la mayoría nos hemos quedado con la muleta del Candy Crush mientras nos robaban la cartera con propuestas hilarantes de creación de empleo de tres millones de puestos. Puestos ya por qué no treinta millones. A más de dos trabajos por persona, que es lo que nos va a hacer falta con lo que pagan por cada trabajo.

Si la historia nos ha enseñado a no creer a los políticos, y  a sus narices que deberían de medir más de un metro cada una, debido a sus continuas mentiras, lo de este año con varias citas electorales que acabarán con la gran mascletá, previsiblemente a comienzos del próximo año,  de nuevos comicios electorales para elegir un nuevo Presidente del Gobierno, ha hecho que todo esto se convierta en una gran vaselina que nos quieren colar sí o sí.


Personalmente hace tiempo que me he desconectado de todo, para salvar mi marcapasos de sentimientos, y he dejado mi cartera en un lugar bien visible, porque es lo único que les interesa de cada uno de nosotros. Y al final nos la van a robar, como siempre, con Candy Crush, con tres millones de puestos de trabajo, o con una historia picantona entre ella y Mario Bros (brindo la idea). La sabiduría popular siempre lo ha dicho: el muerto al hoyo y el vivo… en este caso de diputado, y vendiendo su producto. Mientras, sabe que a final de mes tiene su champán francés, o su jamòn de Jabugo más que pagado. Porque su vida no es un thriller, sino una historia de amor, con su partido, y consigo mismo. Lo demás, no importa.

*FOTO: DE LA RED