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martes, 16 de enero de 2018

DOÑA CELIA , Y UN PUEBLO LLAMADO TWITTER...


Siempre se ha dicho eso de que “no hay nada nuevo bajo el sol” y, bien pensado, es así. Cambian las formas, pero la esencia es la misma, incluso con muchos “inventos” de la actualidad, que se hacen obsoletos antes de decir "ya".

Por ejemplo, lo de Twitter, tiene mucho de ponerse en la plaza de tu pueblo para localizar a tus amigos, y ver la gente pasar hasta que localizas a alguien conocido y vas tirando para ir dando con los tuyos, y sigues con ellos para dar una vuelta por el acontecer de cada día.

Y si te vas fijando, poco a poco, vas viendo hasta a los más impresentables, por muy presidente de algún gobierno a nivel mundial que se pueda ser. De vez en cuando, suelta su basura y cierra la garita desde la que lo hizo. Pero ya es tarde, ha quedado retratado. 

Y en realidad, en esta aldea global, cada vez más aldea y más global, no hace falta hablar por Twitter, sino tu hablas, por ejemplo, en una televisión y la opinión pública ya te ha trasladado a Twitter como buzón de críticas.

Hoy le ha pasado esto último a Celia Villalobos, la reina del Candy Crush. Se puede decir, le serviría como excusa, que lo dicho durante un desayuno no se debería hacer público pero, el detalle es que era en los desayunos de la primera, y claro. Celia Villalobos, antigua ministra, que lo fue, de Sanidad con José María Aznar, y actual diputada, se ha convertido en tendencia, y lo ha sido prácticamente durante todo el día en Twitter, por unas declaraciones, como ya avanzado, en “Los desayunos de TVE”. 

Hablando de las pensiones, Doña Celia, expresó sus dudas sobre el actual sistema. De acuerdo a sus palabras, y ahora viene la madre del cordero, uno de los principales problemas es que “hay ya un número importante de pensionistas que está más tiempo en pasivo, es decir cobrando la pensión, que en activo, trabajando”. Habría que recordarle que normalmente cuando formas parte del grupo de jubilados, ya nunca vas a cambiar de estado, a no ser que con el tiempo, a todos nos ocurre y nos ocurrirá, que ingreses en el ilustre grupo de los que “están criando malvas”.

Intentando, quizás, dar una de cal y otra de arena, para templar gaitas, nos recordó que eso ocurre “…porque, gracias a Dios, y eso es una gran noticia, nos morimos cada vez más viejos y cada vez mejor. Yo tengo 68 años y estoy divina de la muerte”. Aunque en fin, para este vecino del mundo en eso de que cada vez nos morimos mejor, sería para discutirlo muy largo y tendido, y claro, para eso se tiene, por lo de tendido, toda la eternidad…

Sin embargo, ya se sabe que Doña Celia Villalobos cuando saca su lengua a pasear, es para hacer grandes recorridos, por eso le ha dado tiempo a recordar, como cuerda que cuelga de una viga para todo aquel que quiera balancearse… que “tenemos la obligación de decirles a los que hoy tienen 45 años: cuidado, preocupaos del ahorro”.

Al oír esto último, personalmente a parte de acordarme de su familia, me ha venido a la mente la duda de si ellos, los diputados, en su trabajo no tienen el deber de preocuparse también del ahorro. Y recordar también, el derecho a la pensión vitalicia de los diputados (ya sé que ellos me llamaran malo, pero es que después de una o dos legislaturas que te ganes el cielo de una buena jubilación, por, en muchos casos, dar cabezadas en el hemiciclo, o jugar con el Candy Crush, no es buena tarjeta de visita para unos ciudadanos que en el mejor de los casos están diciendo eso de “virgencita que me quede como estoy”). Más de uno podrá pensar que quizás ella ya se está preocupando de su jubilación y ha querido hacer un poco de propaganda, al menos pareciera, a favor de algún amigo con compañía aseguradora propia.

Siempre se ha dicho eso de que “piensa mal y acertarás”, pero en el peor de los casos se podría decir que “piensa mal y evitarás en parte un gran cabreo y una más que probable úlcera”.

Lo dicho, y ya para terminar, hoy en la plaza de mi pueblo, llamado Twitter, me he encontrado con Celia Villalobos y, naturalmente, ha salido perdiendo, aunque el globo sonda que ella, y quizás su partido, quería lanzar, ha lucido en todo su esplendor.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 16 de enero de 2016

CUANDO LA RASTA, COMO EL GRAJO, VUELA BAJO...


Tengo una vecina de hace muchos años, a la que llamamos Villalobos, o entre los que llevamos más años en el vecindario simplemente nos referimos a ella como La Celia. Creemos que ella, naturalmente, no lo sabe, y eso suele ser lo bueno de estos jueguecitos, aunque a algunos los puede cargar el diablo, pero el nombre le va como anillo al dedo.


Las reuniones de vecinos sin ella no serían nada. Y es que a nuestra Celia Villalobos, como a la original, le gustan los charcos una “jartá”. Es capaz de convertir uno de ellos, y sin esfuerzo, en piscina olímpica y homologada.


Nuestra Celia también tiene un mucho de clase social, y es que cuando te mira y te habla, nadie sabe cómo lo hace, pero parece que es desde arriba y, siempre, siempre, perdonándote algo; y con ese aire de cabeza mecedora, moviéndola de arriba abajo, con la que te está dando a entender que el tiempo le dará la razón, porque incluso fue ella la creó el tiempo, o que cuando llegó el tiempo, el de medir, el que viene y pasa, ella ya estaba.


De este año se puede decir, que antes de las primeras nieves, vinieron las primeras rastas, al menos al Congreso, y con ello ha quedado más que claro que en España siempre hemos sido un país de apariencias. 


Celia Villalobos, la verdadera, la del Candy Crush, y su mariachi, preocupados por los posibles piojos que pudieran venir como inquilinos del de las rastas, y, sin embargo, tranquilos ante ese diputado, para más señas de su partido, trajeado, limpio y oliendo a colonia de la cara, que se paseaba retador mientras su honorabilidad está más en entredicho que la humildad en Cristiano Ronaldo.


Y a este vecino del mundo, sin embargo, y con los primeros fríos de un invierno, tardío por otra parte, pero cruel y sin piedad, le ha dado por pensar en lo banal que puede resultar todo eso, ante aquel que la llegada del frío le supone un problema monumental con unas cuentas que se transforman en auténticos sudokus  por lo difícil que se hace el pagarlas. Tan sencillo, y tan cruel por otra parte, como elegir entre comer y simplemente vivir, o pagar una cuenta que jurarías que no es la tuya sino la del vecino.


La llegada de la crisis nos ha demostrado que el Edén estaba entre nosotros, y no supimos reconocerlo. Y ahora esa llave, la del Edén, se la han quedado unos cuantos, y ese lugar  que parecía común es más privado que nunca.


Esa foto que ha “rodado” tanto esta semana, en la que se ve a un Mariano Rajoy aluci-anonadado (ya que su expresión merece la invención de una palabra para denominarlo), mirando a Alberto Rodríguez, diputado de Podemos, es la viva imagen de cómo han cogido los nuevos tiempos en política a los que estaban encerrados en su círculo de poder, y esta vez al menos no les ha funcionado, y eso que lo hacen muy bien, lo de meter miedo.


Por cierto,  y ya para terminar, es curioso que los que son de derechas siempre se denominan del centro, y en cambio, a los que son de izquierdas, ellos mismos, les ubican en la extrema-extrema izquierda. Deben de tener algún problema con el espacio. Eso quizás, el problema del espacio, puede ser la explicación, del por qué alguno de ellos, para guardar lo supuestamente  suyo, se va a Suiza.


*FOTO: DE LA RED



jueves, 26 de febrero de 2015

LA GRAN VASELINA, O UNA HISTORIA DE AMOR NO COMPARTIDA.


Cada cierto tiempo ocurre que alguien le da al “stop” de la vida política de este país, y ya tenemos creado “el estado de la nación” en el que unos cejudos señores, y señoras, se paran a hablar como en una Gran Moviola si ha sido penalti, falta, o saque de esquina, democrático, eso sí, todo muy democrático. 

En una sociedad, como en la que estamos, toda muy visual, acostumbrada a la televisión, y a inspeccionar lo que nos ponen para observar en los primeros planos, todos estamos muy consternados de que toda una Señora Vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, y presidiendo ella las sesiones, haya sido pillada jugando al Candy Crush en su tablet, que por cierto este vecino del mundo debe de ser la única persona que no ha jugado a él, ni sabe de qué va, ni cómo se juega. Mientras la gran opinión le ha puesto a caldo a la señora vicepresidenta, otra diputada del Partido Popular, Dolors Montserrat, le ha echado un cable diciendo: "La gente puede hacer lo que quiera mientras esté escuchando".

Este vecino del mundo cree que "lo de hacer dos cosas" también debiera estar regido por esa famosa ley de incompatibilidades, y si estás desayunando no estas comiendo, y si estás a churras no estás a merinas. Porque sencillamente queda muy feo, pensando además en esas gentes que se lo están pasado muy mal cada día, con una vida convertida en un thriller, en una película de suspense, si tendrán para comer hoy, si van a perder su casa ante un banco sin sentimientos, porque los bancos no tienen corazón, ni los banqueros tampoco. Solo tienen cifras en los ojos, y dinero, mucho dinero, en su cuenta que es todo menos corriente.

Si observáis he comenzado diciendo que nuestra sociedad es muy visual, y la mayoría nos hemos quedado con la muleta del Candy Crush mientras nos robaban la cartera con propuestas hilarantes de creación de empleo de tres millones de puestos. Puestos ya por qué no treinta millones. A más de dos trabajos por persona, que es lo que nos va a hacer falta con lo que pagan por cada trabajo.

Si la historia nos ha enseñado a no creer a los políticos, y  a sus narices que deberían de medir más de un metro cada una, debido a sus continuas mentiras, lo de este año con varias citas electorales que acabarán con la gran mascletá, previsiblemente a comienzos del próximo año,  de nuevos comicios electorales para elegir un nuevo Presidente del Gobierno, ha hecho que todo esto se convierta en una gran vaselina que nos quieren colar sí o sí.


Personalmente hace tiempo que me he desconectado de todo, para salvar mi marcapasos de sentimientos, y he dejado mi cartera en un lugar bien visible, porque es lo único que les interesa de cada uno de nosotros. Y al final nos la van a robar, como siempre, con Candy Crush, con tres millones de puestos de trabajo, o con una historia picantona entre ella y Mario Bros (brindo la idea). La sabiduría popular siempre lo ha dicho: el muerto al hoyo y el vivo… en este caso de diputado, y vendiendo su producto. Mientras, sabe que a final de mes tiene su champán francés, o su jamòn de Jabugo más que pagado. Porque su vida no es un thriller, sino una historia de amor, con su partido, y consigo mismo. Lo demás, no importa.

*FOTO: DE LA RED