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viernes, 16 de junio de 2017

LARGO VIAJE DE UN INSTANTE



Hay noches que comienzan  muy temprano, te pillan con la guardia baja, con la mente vestida de recuerdos recién adquiridos, y cuando crees que has cruzado ese mar (primero incendiado, oscuro después) que lleva a la playa del Alba, descubres que prácticamente el viaje no ha comenzado.

Ese largo viaje de un instante, te recuerda que todo es verdad y mentira; que la memoria es un espejo que puede deformar los recuerdos, como en las casetas de las antiguas ferias en las que con cambiarte de tipo de espejo, te alargabas o ensanchabas, al gusto que tuvieras en ese mismo momento. Alargar o ensanchar siempre puede ser una manera de seguir enganchado al problema.

Hay noches repletas de estrellas, hay vidas de una noche oscura que culpan siempre de ese apagón a los demás.  Hay muchas vidas en una; recuerdos de vidas que ya sólo son eso, recuerdos, ecos de voces rebotando en el hueco del olvido.

Hay noches, las de Junio, que parecen estar grapadas al "atarde-amanecer"; más un parpadeo nocturno que una exhibición de azules y verdes oscuros, tan breves que tienden a morder los fantasmas nocturnos. No es la oscuridad completa; es un sirimiri de luz para cuerpos enamorados tendidos en arenas húmedas de una playa cansada, ahora, de turistas incansables.

Hay días, los de Junio, que son una comunión perfecta entre lo real y lo soñado, entre el tener y el querer.

Hay días, los de Junio, que no deberían de morir nunca...

*FOTO: DE LA RED