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jueves, 4 de junio de 2020

LOS MASTINES SON PARA EL VERANO...



No sé vosotros, pero a mi me entran ganas de que después de que termine esta desescalada, si lo hace, que ya hay días en que lo dudo, nos tomemos todos un cierto tiempo sabático
No, no me digáis eso de que con el confinamiento bastante tiempo sabático hemos tenido. Porque donde hay prohibiciones y restricciones, eso de hacer lo que me da la gana que debe estar implícito dentro del tiempo sabático no se cumple.

La verdad es que estos dos meses bien colmados, como dos tazas grandes llenas a rebosar, han sido, dentro de la presunta quietud de muros para adentro, bastante estresantes, porque cada dos por tres tenías que andar buscando en el BOE si ese día te tenías que peinar con raya a la izquierda o a la derecha, o sólo podías respirar en los segundos impares.

Por de pronto, si lo del viajar se normaliza, aunque dentro de lo normal ya tenga que ser que hagas todo el viaje, en autobús en el caso de este vecino, con una especie de bozal todo el rato en el morro, personalmente será difícil que me encuentren este año en la playa, al menos en horario, por decirlo de alguna manera, de oficina. Porque aquello se va a convertir en una especie de laberinto parcelario en el que no me extrañaría que más de uno se llevara su perro, preferiblemente mastín, para proteger lo que en esas horas es suyo.

Lo triste de todo esto es que añoremos un tiempo, no hace falta remontarse mucho, sino con tres meses atrás basta, en el que realmente no estábamos a gusto, pero que visto lo visto, la alternativa, esa nueva normalidad, hace plantearnos desde un punto de vista humorístico que no sabemos si vamos a vivir mucho, pero seguro que se nos va a hacer muy, muy largo.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 31 de marzo de 2019

CAMBIO HORARIO EN UN MES ELECTORAL...



Otro día, como hubiera dicho el recordado papuchi, “raro, raro, raro”. Que uno ya se encuentra raro hasta en el último refugio que todavía le quedaba: su cama. Especialmente, por el cambio horario, que se presuponía, por los últimos años, que iba a desaparecer más pronto que tarde. Este vecino del mundo, ojalá se confunda, pero teme que no haya nadie que se atreva ahora a ponerle el cascabel al gato. Y con tanta importancia del turismo en la economía de muchos países, nadie va a osar meter mano al cambio horario, por aquello de “virgencita que me quede como estoy”.

Quizás la primera palabra que me viene para definir mi estado ante todo lo que me rodea, al margen de este cambio horario, es “tedio”. Lo más positivo es que hace, climatológicamente hablando, buenos días en general, y fresquitos, que ayudan además a estar más despierto. Pero el espectáculo ese de “mi partido lava más blanco” es totalmente insoportable. Y todavía acaba de comenzar la feria electoral en un año que además se presenta orgiástico para aquel que le ponga la práctica de ejercer su derecho democrático.

Por si acaso, por aquello de más vale prevenir, desde hace ya dos semanas, he quitado de mi vida todo tipo de objeto cortante para intentar evitar el corte y recorte de mis venas.

En cuanto das una oportunidad de que entre el mundo en tu hábitat diario, bien en forma de información por radio o televisión, este vecino del mundo tiene la sensación de que te están seduciendo-agrediendo. O en el menor de los casos, intentando robar tu voto mientras te hacen mirar hacia otro lado, siempre hacia otro lado.

De todas maneras, cada vez se nota más, que, incluidos los medios de comunicación, nos tratan a capotazos, como a verdaderos astados. Ahora, una noticia, ahora otra, hasta llevarnos hacia donde ellos quieren. Y en cuanto nos descuidamos, espadazo en nuestra presunta integridad.
Si nunca he creído que nadie tenga la verdad absoluta, lo de los partidos políticos, así en general, porque lo practican todos, es pura pornografía auditiva.

Nunca olvidaré aquello de Alfonso Rus, en su día, hasta el 2015, alcalde de Xátiva, presidente de la Diputación de Valencia, y del Partido Popular de esa misma provincia, que se reía, existen grabaciones, de que, en pleno mitin había prometido llevar la playa a su pueblo, y le habían votado.

Lo triste no es que la gente confíe y se fíe de sus dirigentes, sino que estos se rían del respetable.

Todos estos rifirrafes diarios, cada vez suenan más a paripé. A una especie de coreografía dialéctica como excusa perfecta para no mostrar, lo que ahora se ha dado en denominar plan de ruta, y que no es otra cosa que el ideario del partido en cuestión, pero vestido o desvestido con los propósitos de cómo quieren dejar el país, “su país” si ganaran las elecciones, después de habernos ejercido su fría autopsia, sin maquillaje ni excusas, lo que en realidad viene siendo ejercer el poder en un ciclo de gobierno, sobre nuestras vidas y bolsillos.

Lo dicho, este vecino hizo bien en guardar, hace ya dos semanas, todo objeto cortante; aunque al final le chupará la sangre, no falla, el partido que obtenga el poder...

*FOTO: DE LA RED

jueves, 23 de agosto de 2018

ENTRE PARPADEO Y PARPADEO...



Llámenme loco, pero estamos en una época del año en la que tengo la sensación de que si vengo un poco tarde de la playa, me voy a perder la cena de Navidad... O dicho de otra manera, en cualquier momento va a sonar el timbre del portal, y al ponerme al telefonillo me entero que es MRW. Me he debido de desvanecer, y lo siguiente ya es una gran montaña en el salón de mi casa con todos los primeros números de los fascículos que se lanzan estas semanas.

Lo mismo que hay una clara pendiente cuesta arriba, la famosa de enero, existe otra no tan publicitada pero sí sufrida desde finales de agosto, y con una vertiginosa pendiente que más que bajar se desploma y nos deja en plenas navidades frente al mostrador de cualquier departamento de “El Corte Inglés”. Tenemos que improvisar, como siempre, unos cuantos regalos haciendo un gran esfuerzo para no repetir actuaciones pasadas que tampoco fueron ninguna maravilla de originalidad.

Hablando de originalidad, estoy pensando muy seriamente  en ese maldito cisne hinchable con el que prácticamente todos estamos terminando estas vacaciones, y que por supuesto lo mantenemos hinchado, para no asfixiarnos aún más, mal colgado en ese metro de balcón al que seguimos llamando “terraza”. 

Ya que lo tenemos, y no hay vuelta atrás cuando tomo una decisión, este año va a sustituir al árbol navideño, y pondremos los regalos en su base.

¿No se nos dice continuamente que hay que reciclar, no malgastar, y ser originales? Pues este año nacerá el “Cisne de Santa Claus”, que será el mismo del verano, al que añadiremos un elegante gorro de Santa que naturalmente habrá depositado en mismísima persona en el “chino” más cercano. Por supuesto, que dos metros alrededor del cisne quedará confiscado todo tipo de petardo, velas y cerillas para no convertir aquello en una trampa mortal.

La veteranía que dan los años te ayuda a asimilar que la vida son una sucesión de imágenes entre parpadeo y parpadeo. Y que además hay que aprender  a disfrutar antes de que cualquier desaprensivo te meta el dedo en el ojo con cualquier excusa como bromas o familiaridades mal entendidas.

Me acabo de poner el casco, nunca se sabe, por aquello de a grandes velocidades, grandes remedios…

*FOTO: DE LA RED
 TRUCAJE: PATXIPE

sábado, 8 de julio de 2017

LA OBSERVANCIA Y EL JUBILADO



Desde que le han jubilado, lo que más practica este vecino del mundo, es la “observancia”. En realidad, ya lo notarán ustedes, “observancia” viene a ser un juego de palabras que puede abarcar desde el voyerismo, no parar de mirar hasta cogerle gusto en ocasiones, la mayoría, a actuar estrictamente como se ha mandado, normalmente por un tercero, que la mayoría de las veces (ahora que insistentemente estamos recalcando, especialmente en los discursos políticos, los sexos), es una tercera.

Esas mañanas mediterráneas al borde del mar, entre las seis y siete, cuando el que está allí todavía tiene un real por qué, o quizás un mandato, dan especialmente para practicar la “observancia”. Y si este vecino se ha dado cuenta, ya que no se considera un “Colombo”, es porque debe de ser bastante obvio. Esas personas, que pareciendo que les han echado de casa, por lo temprano de la hora, y quizás por la realidad, optan por conquistar un buen terreno en primera línea de playa, son en su gran mayoría, hombres.

Al parecer sus mujeres ven mejor, mucho mejor, que madruguen, casi bordeando el desalojo a primerísima hora, durante el segundo sueño, que volvieran a casa tras estar con sus amigotes a la una de la mañana. Si lo hicieran a las tres, quizás se pudiera arreglar y directamente se le da las sillas y el conjunto de bolsas, y ya directamente se le puede enviar a conquistar el Mediterráneo.

Por no decir el cien por cien, lo dejaremos en un noventa por ciento de hombres solitarios en busca de playa que conquistar, y en ese diez de excepción, incluimos también a las parejas de “abueletes”, porque van los dos, y en ese caso son mandados por mando a distancia de los hijos, esos mismos a los que el resto del año, sus padres les cuidan a sus retoños, porque ellos, según dicen sus padres salvándoles las vergüenzas, no abarcan para todo.

Este vecino del mundo ha llegado a la firme conclusión de que si él fuera primer edil de cualquier ayuntamiento costero instalaría, prioritariamente, inhibidores de frecuencia para evitar mandos a distancia, y que fuera a ocupar su sitio a cualquiera de las playas y rocas que nos circundan el que verdaderamente, al final, va a plantar sus reales posaderas.

 A este vecino del mundo que ya se está reconvirtiendo, como dijo en un post anterior (http://patxipe.blogspot.com.es/2017/05/el-joystick-de-mi-vida.html) en “jubilata de hojalata”, al primero/primera que tenga los santos bemoles de sugerirle plantar sus reales frente al mar, incluso a una hora razonable, le va a mostrar el reverso de su dedo medio totalmente erecto y duro, muy duro, de manera que no le va a hacer falta adornar la imagen con ninguna explicación.


Cualquier jubilado ya es en sí mismo, un superviviente, y nadie debería de humillarle con peticiones, cuando menos, llenas de un egoísmo que apesta, provengan de sus hijos o del mismísimo Sursum Corda disfrazado de mujer, la suya.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 23 de junio de 2017

AL OTRO LADO DE LA HOGUERA...


Dentro de unos momentos, este vecino del mundo se va a dar un paseo que le servirá a modo de elixir de la eterna juventud. Y es que ya falta poco para celebrar la Noche de San Juan. Aquella noche que, entre otras cosas, significaba el fin de un curso, su intento de dejarlo atrás, y jugar con un futuro que se escondía tras la oscuridad de una noche, sin duda, especial.

Hay ritos, costumbres, noches que son una especie de vuelta a la niñez, quizás de empequeñecer en tamaño, para verlo todo con aquellos ojos grandes que nos caracterizaban cada vez que vivíamos algo que escapaba a la razón. Porque un niño, espera todo, comprende todo.

Y la noche de San Juan, aquellas noches de los años sesenta, tenían para nosotros al menos, mucho de rito que olvidaba la razón para troncar con esa sombra de brujería que se esconde en cada noche. Ese quemar algo viejo, ese saltar el fuego, está más cerca de un aquelarre, de jugar con lo prohibido, de cruzar al otro lado del más allá , de la sinrazón. Más cerca de intentar romper las puertas del cielo, que hacer cola ante el Todopoderoso, para ver si nos hemos portado bien.

La noche de San Juan del 2016 tuve la gran suerte de disfrutarla en la playa de La Zurriola, en Donosti, entre carajillos, bruj@s de distinto pelaje y música de enigmáticos acordeones.


Hoy, esta noche, estaré más lejos; lleno de ecos habanero-salineros, y de much@ rubi@ europe@; pero seguiré buscando al otro lado de la hoguera de cualquier playa, ese reflejo, quizás de una cara, o de unos ojos, que no paran de vigilar, prestos a reconocerme el día que ya la hoguera esté en el mismo lado de los dos.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 16 de junio de 2017

LARGO VIAJE DE UN INSTANTE



Hay noches que comienzan  muy temprano, te pillan con la guardia baja, con la mente vestida de recuerdos recién adquiridos, y cuando crees que has cruzado ese mar (primero incendiado, oscuro después) que lleva a la playa del Alba, descubres que prácticamente el viaje no ha comenzado.

Ese largo viaje de un instante, te recuerda que todo es verdad y mentira; que la memoria es un espejo que puede deformar los recuerdos, como en las casetas de las antiguas ferias en las que con cambiarte de tipo de espejo, te alargabas o ensanchabas, al gusto que tuvieras en ese mismo momento. Alargar o ensanchar siempre puede ser una manera de seguir enganchado al problema.

Hay noches repletas de estrellas, hay vidas de una noche oscura que culpan siempre de ese apagón a los demás.  Hay muchas vidas en una; recuerdos de vidas que ya sólo son eso, recuerdos, ecos de voces rebotando en el hueco del olvido.

Hay noches, las de Junio, que parecen estar grapadas al "atarde-amanecer"; más un parpadeo nocturno que una exhibición de azules y verdes oscuros, tan breves que tienden a morder los fantasmas nocturnos. No es la oscuridad completa; es un sirimiri de luz para cuerpos enamorados tendidos en arenas húmedas de una playa cansada, ahora, de turistas incansables.

Hay días, los de Junio, que son una comunión perfecta entre lo real y lo soñado, entre el tener y el querer.

Hay días, los de Junio, que no deberían de morir nunca...

*FOTO: DE LA RED

sábado, 17 de septiembre de 2016

LA VIDA COMO ATREZO




Últimos días de playa. En una ciudad playera por antonomasia, y turística donde las haya, desde hace dos días (mediados de septiembre), ya no hay servicio de socorro. Muchos pensamos que es otra manera que tiene el gobierno de acabar con el paro y disminuir la jubilación  con los que se mueran ahogados y pertenezcan a un censo u otro.


Ya los turistas extranjeros no tienen la lozanía de los venidos en la época puntera.  Los de ahora ya tienen pinta de venir subvencionados por los diversos países del mercado común, para que el paripé del verano no acabe bruscamente. Y a todos esos, habrá que añadir a los turistas que seguro que cada ayuntamiento subvenciona entre los parados del pueblo con unos bocadillos y el poco dinero que ha quedado tras el tres por ciento, para que den un poco más de “carne y hueso” a la industria del turismo, y no desaparezca rápidamente tras mediados de septiembre. Todavía quedan comicios en algunas autonomías, y hay que dar sensación de normalidad “y-que-todo-va-bien”


Me pregunto cuándo quitaran la playa, y me imagino enrollándola como si fuera una alfombra. En realidad, creo que son dos, la otra, el mar… Naturalmente se las quedarán las autoridades pertinentes, guardándolas en unos  hangares enormes que seguro tendrán en algún lugar escondido de la villa. 


Mientras, ya habrán hecho sitio sacando los artículos pertinentes de los próximos tres meses: montones de hojas rojas, para crear sensación de “otoño”;  desplegando y montando las pequeñas locomotoras en las que luego, muy pronto ya, se asarán las castañas; abetos, pinos, espumillones, luces (muchas luces, predominando ya las blancas, azules y rojas); pavos, de plástico y corcho blanco (porque los de verdad que se los compre cada pardillo si puede), y espray,  montones de espray, con esencias de los sentimientos de la época a crear: fraternidad, alegría y amor.



A todo lo anterior, nunca conviene olvidar, la excelente banda sonora (música y voz) que añadirán los diferentes medios de comunicación para que hagamos ... lo que nosotros queremos.



Y es que con el fútbol, aunque ya hay a todas horas, y en todas las épocas, no es suficiente para tener a todos bajo control (aquel pan y circo de los romanos), y ocupados. Eso sí, que tengamos la sensación de que hacemos lo que queramos, cuando en realidad nuestra libertad está ya más que programada, o lo que en aquella película de dibujos animados se publicitó a las masas como “El ciclo de la vida”. Lo importante, que la gente no piense, no decida; una libertad prêt-à-porté.
¿De risa? Ninguna.


*FOTO: DE LA RED, Y  F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

martes, 9 de agosto de 2016

DE TORREMOLINOS A PALOMARES, UN VIAJE DE MUCHOS AÑOS



Hoy es uno de esos días en que tengo un cúmulo de sensaciones que me hacen sentir desde sorprendido / confundido a humillado.


Me imagino que más de uno de mis lectores quizás ya lo ha visto por televisión, periódico, o en información digital. Lo están vendiendo, y en parte es así, como que anteayer, domingo, una cadena humana intervino en una playa de Torremolinos para intentar salvar a  varias personas, entre ellas a algún socorrista. Vaya por delante, que la mar estaba bastante peligrosa, con bandera roja todo el día.


Por lo que compruebo, los esfuerzos aclaratorios están siendo centrados en distinguir que la gente ayudó, que es de agradecer, pero que en realidad no era necesario porque todo estaba controlado por los socorristas. Hasta ahí todo me parece correcto, y a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar.


Este vecino del mundo vio el reportaje completo de uno de los centros territoriales de RTVE, que era mucho más amplio, en el que se destacaba lo arduo y sordo que estaba siendo el trabajo de los socorristas ese día, en la zona de La Carihuela, en Torremolinos. A la postre he leído que fueron un total de 19 intervenciones.


Lo que ocurre es que en ese mismo reportaje se habla de que al poco tiempo de haber salvado a tres turistas que corrían peligro, les tuvieron que salvar una segunda vez, porque se volvieron a meter en el agua.  Y la persona que llevaba el reportaje le preguntó a uno de ellos, que por qué se habían vuelto a meter, recordándole, además, esa bandera roja, que parecía ser olvidada, despreciada por muchos. La persona en cuestión, guiri, y todo un adulto, hablando bastante bien castellano dijo en un tono de niño consentido: -Venimos desde muy lejos, y no nos vamos a quedar sin bañar.


La duda que ahora le invade a este vecino del mundo es el por qué se han quitado esas imágenes. Seguro que dirán que es por tiempo, pero por ellas, por las declaraciones se puede ensalzar más al colectivo de los socorristas. Y ver, en cierta manera, la manera de pensar de muchos turistas que se acercan a nosotros. Y que puede que tengan, algunos, mucho dinero, pero otros, por no tener, no tienen ni escrúpulos.


Por las declaraciones del individuo en cuestión, pareciera que los actos heroicos también están incluidos en los servicios que contratan, y eso, aparte de injusto, es muy triste. Que pueda pasarle algo a un socorrista, o a una persona bondadosa que pone en riesgo su vida por ayudar a alguien, que en este caso, y es muy crudo lo que voy a decir, no se lo merece, por lo pueril de su comportamiento, es una verdadera injusticia.


Mi olfato me dice que ha habido cierta censura para que no pensemos que “todos los turistas son así”. Y me molesta, por no decir “me jode”, que se pueda pensar que por nosotros solos no vamos a ser capaces de llegar a la conclusión de que “no todos los turistas son así, sino solo una minoría”, y se nos tenga que “ayudar”, mediante la censura, para no poner en riesgo esa gran ubre que siempre ha sido el turismo en España, y podamos seguir mamando de ella.


Hay cosas que no cambian por muchos años que pasen. En su momento, 1966, se intentó, también por el turismo, en teoría, que no nos enteráramos de las cuatro bombas termonucleares, por un accidente de los cazas americanos que las transportaban, y que habían caído en Palomares, Almería, y por eso el entonces ministro Manuel Fraga se bañó para dar ejemplo de que nada ocurría (imágenes que en su momento se vieron hasta la saciedad).


Lo de ahora, turistas atolondrados, solo supone un juego de niños, para unas autoridades que aunque, se supone, son mucho más democráticas, están acostumbradas a velar por nosotros. Y de ahí, a ser nuestros pastores, y guías, hay muy poca diferencia.



Nos vestimos diferente, ¿nos comportamos igual? 


*FOTO: DE LA RED


viernes, 5 de agosto de 2016

ESE GOLLUM QUE LLEVAMOS DENTRO



Observar lo que ocurre a tu alrededor suele ser más que aconsejable, especialmente para obtener una segura visión del estado de las cosas.


Sobre las siete de la tarde he ido a la playa, pero no para exhibirme como en la Pasarela Cibeles, sino digamos que si de una conversación se hubiera tratado, he ido directamente al grano: a bañarme.


Al llegar, y como ha sido un día extraordinario, en especial para todo aquel que goce teniendo la sensación de estar en un baño turco, la playa estaba todavía abarrotada. Es decir, para encontrar la orilla te tenia que acompañar la suerte.


Tras unos cincuenta minutos de buen baño, al salir, ya sobre las ocho menos diez, para mi extrañeza seguía habiendo mucho personal, y salir, lo mismo que al entrar, seguía siendo complicado. Sin embargo, durante el recorrido de exilio voluntario, me he dado cuenta, que lo que ocurría es que la gente al comprobar que el vecino se iba, se tomaba la molestia, en la mayoría de los casos, de mover todas sus pertenencias, esparciéndolas sin ningún disimulo ni pudor, quedándose con el terreno que en un momento dado había sido vecinal.


Creo que las caravanas en el viejo Oeste al llegar a su tierra prometida, y romper filas para conseguir una buena parcela, era mucho menos evidente que lo que debe ocurrir en cada playa al atardecer. Es cuestión de abrir los ojos, y descubrir ese Gollum que todos debemos de llevar dentro gritando "Mi tesoro", cuando hemos pasado un buen tiempo oprimidos y de pronto nos sentimos como en el mejor de nuestros sueños.


Ha quedado más que claro que si en nuestra composición, gran parte somos "agua", al menos en un porcentaje sin especificar, hay también "egoísmo", y en algunos momentos con tendencia a desbocarse.


Y por si lo anterior era poco, el espectáculo al abandonar la playa, mientras te limpiabas los pies, ha sido simplemente, sobrecogedor.


Podías observar  la gran cantidad de basura que se había producido, mucho papel y plástico. Y hay que tener en cuenta que la playa, de la que no quiero decir el nombre, porque me imagino que en la mayoría de playas de España ocurrirá lo mismo, es una de esas que tiene "la Bandera Azul", y consecuentemente se limpia todas las madrugadas.
Y para no equivocaros, la basura dejada estaba a la salida de la playa, en ningún caso depositada por el mar. 


Está visto que el Gollum que llevamos dentro, se desprende de todo menos, se supone, que de su tesoro, y consecuentemente, de su mapa, o de aquello que le haga ganar algo. Lo demás, le sobra. Y que como diría el saber popular: "el que venga detrás, que arree".

*FOTO: DE LA RED

viernes, 19 de febrero de 2016

LA SOMBRA DE LOS MONOS



Esa frase tan tontuna, egoísta y, en apariencia, inocente de “yo estuve allí”,  en los últimos tiempos ha encontrado un aliado, el teléfono móvil y sus selfies,  cuya mezcla  puede llevar a todo tipo de inconsciencias, como dar un paso atrás  buscando el mejor enfoque, y en su lugar encontrar la muerte, al caerse por un acantilado (que no es broma y ya ha pasado).


Pero las imágenes que nos han llegado estas últimas horas, en las que un hombre saca del agua a una cría de delfín de la especie "franciscanaen la playa de Santa Teresita, provincia de Buenos Aires (Argentina) (https://www.youtube.com/watch?v=0n_m39V6D7o), y comienza a pasar al pequeño cetáceo entre los turistas que se agruparon en torno a él con el objetivo de sacarse una foto con el aprendiz de delfín, es el absurdo más absurdo sembrado de sonrisas y de “yo primero”.


Viendo las imágenes posteriores del ya cadáver, es que no puede haber ningún tipo de malentendido, se ve perfectamente que es un bebé y la mezcla de egoísmo e inconsciencia siempre son una mezcla complicada, y en este caso letal.


Este vecino del mundo siempre ha tenido la teoría de que quien se saca una foto delante de tal o cual sitio, está preparando la historia de “cuando YO estuve allí”, y en realidad le importa muy poco lo que aquello supone, y mucho más el cierto estatus que le puede dar entre los suyos, o dicho de una manera mucho más desenfadada “el poder contar batallitas sobre aquel día”.


Los muchos “yo”, por otra parte, de esta playa se convirtieron por un momento en una auténtica jauría.


Este suceso ha removido recuerdos a este vecino del mundo que nunca había contado antes, y que en cierta manera cambiaron su concepción de la vida. Al ver, en su estreno,  “El planeta de los simios”, la versión buena, la de Franklin Schaffner de 1968, interpretada por un Charlton Heston inmenso (en cualquiera de las acepciones de la palabra), hay dos escenas que fueron realmente impactantes, teniendo en cuenta que por entonces, este vecino tendría unos trece años.


Una de ellas es que al aterrizar en aquel planeta, en ese momento de nombre desconocido, los astronautas supervivientes, creo recordar que eran tres, son atrapados por los monos, que adoptan claramente el rol de hombre, y habitan aquellos lugares, separando a los tres compañeros. Con el transcurso de la película, el astronauta negro que integra la expedición, vuelve a aparecer, pero esta vez ya disecado y como trofeo de caza. 


Ese cambio de perspectiva, de cazar a ser cazado, junto con la otra escena en la que se ve, creo recordar, una foto en la que un grupo de, no sé cómo definirlos exactamente, ¿niños-monos?, que están posando encima de un hombre cazado y, que queda claro, que es el final feliz de una cacería.


Desde aquel  momento, cada vez que veo escenas de caza, bien sea de la realeza, nobleza, millonarios, o que juegan a serlo, la sombra de aquellos monos, siempre sonrientes, no ha dejado de acompañarme, ni hoy tampoco.



Sin embargo, esta vez ha sido mucho peor, porque ningún adulto, o supuesto adulto, ha sido capaz de poner un poco de cordura, y los niños que se encontraban allí, han recibido una muy mala lección, además de la peor manera posible, de la mano de sus padres.

*FOTO: DE LA RED

martes, 28 de julio de 2015

NADIE DESPIERTO PUEDE ENTRAR EN ELLOS


Lo bueno de una noche de verano es ese silencio a salitre en la playa, con el ronroneo de olas llegando acompasadamente. Esa oscuridad que oculta la inmensidad del mar. Noches calurosas en las que el silencio te sigue, porque al silencio en el verano parece que se le desprecia con un torbellino de fiestas, debido a la creencia de que estar feliz, alegre, equivale a bullicio, a algarabía.

Me gusta emboscarme en el silencio de una playa solo iluminada por una tímida luna en su cuarto menguante, como si el ruido de esos guiris borrachos la hubiera roto.

La vida rutinaria, en una noche de verano, se queda en cuarentena; los problemas aparecen colgados en el perchero de las buenas intenciones, y ya mañana se verá. El silencio, en una noche veraniega , es lo más cercano  al paraíso. Es  apagar las luces a los malentendidos, a las malas miradas acompañadas de una sonrisa.

Dónde se esconden los barcos en las noches mal iluminadas, en las noches de un negro de luto, quizás en el mismo lugar donde van los besos que nunca dimos, los requiebros de amor que no nos atrevimos a dar mientras ella lo anhelaba.

No hay nada más triste que cantar una habanera a un marinero sordo, pintar de negro una ilusión blanca, decir adiós cuando se quiere decir hola.

Las noches de verano se hicieron para los enamorados; para el niño solitario que observando el reflejo de la luna en el mar,  quiere aprender a escribir poesías, y se da cuenta, de pronto, que la poesía en realidad siempre le ha rodeado, solo tiene que descubrirla, en esas olas casquivanas que se van antes de llegar, en esas estrellas que juegan a agujerear la oscuridad.

Una noche de verano es el decorado perfecto para esa primera cita llena de esperanzas, para ese baño nocturno en la humedad de lo no visto.


Y si algún día recuerdas esa playa inmensa de tu niñez, es mejor que no vuelvas a ella para comprobarlo, porque los recuerdos con los años se convierten en sueños, y nadie despierto puede entrar en ellos.

*FOTO: F.E.PÉREZ RUIZ-POVEDA

sábado, 25 de julio de 2015

LA RELATIVIDAD Y EL MAR


Estoy contento. Ya he cumplido la buena obra del día.

He estado un rato en la playa. El tiempo necesario para darme un buen baño. Al entrar, el agua estaba muy fría, bastante más que ayer, aunque ayer era un poco más temprano. Estaba hablando de eso, en la orilla, con un chico joven, unos diecisiete años, que ponía la misma cara de pasar frío que este vecino del mundo, cuando la que he creído pudiera ser su hermana, de unos catorce años, le ha dicho pensando que yo no le escuchaba: -Vaya acento tiene ese señor. - Me he dado la vuelta, y con una seriedad de solemnidad en el rostro, para desconcertarla, le he contestado, mientras proseguía adentrándome en el siempre proceloso mar: -No, el acento lo tienes tú.-

Ella, desconcertada, miraba a su hermano como no dando crédito a lo que había escuchado. Él, que ya se había dado cuenta de mi tono irónico, se reía mientras callaba y se acrecentaba el desconcierto de la joven.

Con el tiempo, eso espero, comprenderá que ha recibido la primera clase de la relatividad de todo, a cuya ignorancia, este vecino achaca los grandes males de este, iba a decir “país”, pero en realidad ocurre en la mayor parte del mundo.

Quién no ha dicho frases como: -Como en casa en ningún sitio.En esa autonomía (por no decir nombres) no saben vivir. –Como la comida de mi madre no hay.

Tendemos, cosa que naturalmente nunca reconoceremos, a mirar a los demás que son diferentes de nosotros, por encima del hombro. Y cualquier día a consecuencia de alzar tanto la cabeza, corremos el riesgo de desnucarnos por tanta insensatez.

Y si a todo lo anterior, le ponemos un toque mitad político y, rizando el rizo, mitaz de lavavajillas, tendremos que la mayoría de los políticos dicen que su partido limpia más blanco, que los demás nos tienen engañados mostrándonos grises y haciéndolos pasar por blancos.

Tras leer todo ésto, por lo menos nadie puede dudar de lo bien que sienta un buen baño por la mañana, para darle vueltas al magín.

Deberíamos de reflexionar, eso lo primero de todo siempre es un buen 
ejercicio, y plantearnos la siguiente pregunta: ¿Por qué vamos a tener la suerte de nacer en el mejor sitio del mundo y tener la verdad y la certeza de todo? Y a partir de ahí darnos cuenta, de que en el fondo, siempre hemos pensado algo así como: “Pobrecitos todos los demás, por estar confundidos y además no darse cuenta de ello”.


Algunas veces, la mayoría de ellas, con la vida como con el mar nos ocurre que solo vemos aquello que tenemos delante, y que esa playa, la 
tuya, la de siempre, es la mejor de todas.

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA


jueves, 23 de julio de 2015

NO ES VOYEUR, ES MODERNA



Desde este ático, el vecino del mundo siempre comenta, cuando comenta, algo que no le ha dejado indiferente, aunque la mayoría de las veces no lo sea para bien. Sin embargo, esta vez hay un anuncio que aparte  de bien hecho, es en realidad, una película con argumento de unos pocos segundos, en el que inmediatamente te sientes aludido, y lo consideras como parte de tu vida.

Este vecino se refiere a ese anuncio de ING DIRECT y que nos lo “venden” como una HISTORIA REAL en la que una voz en off , nos habla, se puede deducir que es el hijo mayor, de Encarnación Flores, 85 años, viuda, y madre de dos hijos y una hija, que al único hombre desnudo que había visto en toda su vida era a su marido, y pide a los hijos que, por curiosidad, le lleven a una playa nudista.

Los hijos tienen que decidir si acceder o no. Y  la siguiente escena en la que ya se aclara el final, y por lo tanto la decisión de los hijos, a la señora se le ve por detrás, sentada en una silla plegable y viendo el panorama de una playa nudista.

El que se haya elegido ver a la señora de espaldas en la playa no es nada casual, porque la mayoría de la gente pondrá la cara de su madre.  

Y es que la mayoría de nuestras madres, o abuelas, que ahora son octogenarias, pertenecen a una generación en la que han pasado de estar, como decía el dicho, en casa y con la pata quebrada, a la modernidad más absoluta. 

Han conocido a hijos que no han querido casarse pero que viven en pareja, y antiguamente se decía que “en pecado”; a otros enfrentándose a la separación más absoluta vía divorcio, y no al célebre “ahí te quedas”. A hijos o nietos que quieren vivir su sexualidad de otra manera. Todo el mundo de internet, en el que a más de una madre/abuela no le ha dolido prendas, y se defiende con las nuevas tecnologías como la que más. 

Sus vidas en realidad han sido un continuo aprendizaje en la Universidad de la vida, en la que se encontraban con problemas a resolver sin haber aprendido la teoría, y han sido todo instinto.

En el citado anuncio se dice una frase realmente importante: “Ya vivimos demasiado condicionados”, y hay personas, madres especialmente, que han tenido que aprender a vivir lejos de las normas que les intentaron cuadricular la vida.  Y poco a poco han ido comprendiendo  que hay muchos tipos de vida, y no tienen por qué ser malas, me refiero a esas vidas, sino solo diferentes.

Siempre he pensado que esa generación de madres o abuelas, nos han dado una lección de saber vivir, porque por muchos motivos han tenido que ir variando de vida, y en cierta forma, siempre han sido las más modernas de las modernas, siendo las verdaderas “it-girls”, tan de moda ahora.

*FOTO: DE LA RED


martes, 28 de abril de 2015

CUANDO LOS GATOS SE PINTAN DE PARDO


Entre dos luces, cuando los gatos se pintan de pardo, cuando la vida presenta otra cara. Entre dos luces, entre el agua y la tierra, la verdad y lo imaginado. Cuando el no rotundo huele a posibilidad y  se está más cerca de atravesar el cristal del espejo.

Dos ambientes,  el mundo huele a sueños y el sol cede su turno a una luna nacida en cualquier parte, pero adaptada y adoptada. Es la frontera entre las dos caras, del día y la noche. El momento en que se puede abrir una puerta a un algo diferente, la otra cara de la moneda, de la luna de los lunáticos. 

Estar con uno mismo ahora es más fácil, es regular la luz de tu salita, de tu entorno, y ahorrar en espectáculo cuando el espectador parece que va a ser uno solo, y no quiere molestar. Nunca ha querido molestar, por eso sus pasos apenas esbozados, más un eco que una realidad.

Pasear por tus sitios queridos, por una playa, la de La Concha, puede adquirir matices diferentes. Las luces del día que se va, se resisten y juegan a quedarse en la orilla. Huellas de pasos masajean la arena empapada de cielo. En la lejanía, unos perros jugando mientras sus humanos hablan y hablan; contigo la soledad buscada. Una soledad dulce y cariñosa, una soledad entre dos luces, como la playa, que acaricia el alma y aviva el fuego del recuerdo.

La Isla de Santa Clara, frontón de miradas,  tapa las últimas luces, y sirve de ancla a un horizonte que no quiere marcharse.  Fuera de la playa, en el paseo, los flashes denotan al espectador de postal en movimiento, al coleccionista de marcos incomparables.  El voyeur de momentos inolvidables, se esconde tras una barandilla con tintes ahora blanco-violetas. La vendedora de golosinas guarda los últimos barquillos antes de cerrar por hoy.


Quizás esa es la frase, "cerrar por hoy”, un instante de presente, y toda la vida para recordarlo. En momentos así no sabes si decir “atrás queda la playa” o “atrás quedamos nosotros”, una décima de segundo, apenas un ahora, de luz, de vida, de que alguna vez estuvimos. 

*FOTO: F.E.PEREZ RUIZ-POVEDA

sábado, 15 de noviembre de 2014

TRES INSTANTES, UN MOMENTO



El tiempo, esta mañana, ha sido espléndido. El servicio meteorológico del Vaticano, lo definiría, y barriendo claramente para casa,  como “un día de los cielos”, o “un día del Señor”, que cualquier momento siempre es bueno para hacer propaganda del negocio familiar...
Este vecino, y pertrechado con su cámara de fotos, se ha encaminado hacia “el marco incomparable”, que decir eso en Donosti,  es ahorrarse mil palabras: El Paseo de la Concha (esperemos que hoy si nos leen desde Argentina entiendan que en Euskadi las mismas palabras pueden significar otras cosas…, incluso una playa).
Eran alrededor de las diez de la mañana, y mientras otras veces los hados no  son propicios, hoy en pocos minutos he conseguido unas cuantas imágenes que cuando menos te hacen sentir que el paseo ha merecido la pena, aunque sin pecar de chauvinista, se puede decir que en Donosti un paseo siempre merece la pena, aunque precisamente, en San Sebastián, es mejor no decir eso, por si nos suben el precio hasta del paseo.
Teniendo en cuenta que la playa de la Concha no se suele caracterizar por la práctica del surf, ha sido una verdadera sorpresa las tres o cuatro “cuadrillas” de jóvenes deseosos de coger olas ante las miradas de todavía tempranos y valientes turistas.
He elegido tres fotos para el “post” de hoy. Mientras la segunda y la tercera son claramente explícitas, la primera me gusta precisamente por lo que “no” se ve. Por convertir una imagen en algo más, quizás incluso en un lienzo abstracto de tintes azules, porque siempre se ha dicho que al espectador no hay que darle todo hecho, y menos si es primera hora de la mañana y tienes todo el día para reponerte del presunto esfuerzo realizado.
Si para muchos decir “Donosti” es elogiar la naturaleza, esa que no necesita permisos de obra, ni elegir una comisión a favor y otra en contra para decidir algo, hoy este vecino del mundo ha tenido la suerte de poder captar ese momento, ese instante, en el que quizás la belleza se puede convertir claramente en espectáculo, y si no que se lo pregunten a esa persona que no ha dudado en tomarse una “taza de algo”, mientras convierte la famosa barandilla, quizás, en la barra de la cafetería de sus sueños, disfrutando de una bonita vista de surfistas, arena y un azul otoñal, o quizás simplemente sacando sus sueños a pasear.
Y ya para terminar, ese tercer instante en el que una joven, quizás tras el paseo matutino, convierte la célebre barandilla en una parte muy importante de su gimnasio particular, dando a entender que, algunas veces, incluso la belleza puede tener su lado práctico y útil.
Tres instantes, un momento, de una mañana en la que quizás "el secreto" está en descubrirlo.

*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

jueves, 21 de agosto de 2014

EL CLUB DEL AGUA

Estos días hay dos imágenes que no dejan de invadir mi mente, tal vez, entre ellas, no tengan nada que ver, pero a este vecino, que quizás tenga una mirada “desviada”, le parece que pueden tener ciertas similitudes.
La primera imagen es netamente personal, observada día a día en estas vacaciones y en las de años anteriores. Es la figura de esa señora, hay muchas, que va a la playa como si fuera a un club social, emperifollada (para este término la expresión en inglesa es más aclaratoria: “dressed to kill”, vestida para matar), incluso con pulseras, cara maquillada, pintada y que se note, y sombrero. Se mete en el agua hasta la cintura, y normalmente se pasa hablando en el mismo sitio, un mínimo de media hora o más, con otras de su mismo club.
Este vecino ha llegado a la conclusión de que estas señoras se meten en el agua, porque es el fin último que tiene ir a la playa, y, especialmente, para que se les vea, dentro y fuera del agua, pero que el agua les resulta más inconveniente que virtud.
La otra imagen es esa que encontramos, un día sí y el otro también, ya en todo tipo de programas, de famosos lanzándose un cubo de agua, prácticamente helada, para luchar contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica, más conocida como ELA.
Vaya por delante de que el fin de esta campaña, el obtener dinero (según la CNN ya se han recaudador casi 15 millones de dólares, ya que junto con el cubo de agua, se dona una cierta cantidad de dinero) y dar visibilidad a una enfermedad de las consideradas como “raras”, es muy loable, pero se juega también con el ego de las personas: “yo ya lo he hecho”, que en cierta manera es el mismo símbolo de la “banderita”, en las cuestaciones típicas de toda la vida. Con la salvedad de que en este caso, la persona que pasa la prueba del cubo, y que dona el dinero (ésto se supone, porque no hay constancia), es al mismo tiempo la figura de esa señora, que se intuye de un cierto estatus, que está al frente de esa mesa petitoria que en nuestras grandes ciudades todavía se da.
Se ha llegado a un punto en esta campaña, y es lo que no gusta a este vecino, que ya parece que eres alguien si has pasado por ella. O quizás se ve mejor la reacción, si se habla en negativo: Parece que no eres nadie si todavía no has pasado por la prueba del cubo. Ya es un asunto clasista. Más que una ducha benéfica, se ha convertido en un "bautizo de fama".
Por eso a este vecino le ha parecido más clara y generosa la actitud de Charlie Sheen, al lanzarse un cubo lleno de dólares, concretamente diez mil, que es lo que donará a favor de la campaña. Por lo menos ya sabemos que el Señor Sheen seguro que ha dado dinero, aún arriesgándose a ser tildado de orgulloso y “chuleta”. Y vaya por delante, que este señor no es santo de la devoción de este vecino, y no por lo juerguista que es (eso es solo asunto suyo), sino precisamente porque eso interfiere primero con su vida familiar y, por supuesto, con su trabajo y con sus compañeros de rodaje, que muchos días le han tenido que aguantar horas y horas de ausencia.
Por eso al final de todo este planteamiento, más de uno de los lectores de este blog, comprenderán al vecino en esa concatenación de imágenes de señora ostentosa bañándose con famosos duchándose, aunque el símbolo de las dos aguas sea completamente diferente.


P.S.: Mientras este vecino escribía este post se ha enterado de que Corey Griffin, de 27 años, “el inventor” de este fenómeno viral ha fallecido este fin de semana. ¡Descanse en paz!

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 20 de agosto de 2014

PREGUNTAS INCÓMODAS

A este vecino del mundo siempre le han gustado las películas lindando con el terror, pero no ese terror de seres carniceros, o escenas de casquería tosca, sino ese “fino” terror que puede producirse  a partir de una escena cotidiana.
Durante mucho tiempo, este vecino se obsesionó con las cabinas telefónicas, tras ver esa pequeña obra maestra televisiva que fue y es “La cabina”, de Antonio Mercero, sobre un guion, entre otros, de un todavía desconocido Garci. Por eso, para este vecino el teléfono móvil ha sido un gran descubrimiento al poder evitar perpetuamente las cabinas y el recuerdo de aquellas, las de la peli, cabinas malditas.
Pero la gran película de un terror cotidiano es “Los pájaros”, con esa premisa de qué pasaría  si un buen día a las aves les diera por atacarnos. Un pequeño cambio en el transcurrir del día a día puede crearnos una verdadera pesadilla.
Seguro que más de uno ya os estaréis preguntando: ¿Este vecino, hoy, por dónde quiere ir?
Tan sencillo como que durante estas vacaciones, el vecino ha pasado grandes momentos paseando por los bellos paisajes torrevejenses, y todos ellos han tenido algo en común: una gran cantidad de gatos asilvestrados, o muchos de ellos ya nacidos directamente lejos de la tutela de cualquier vecino de esta comunidad. Gatos, por otra parte, que además están ya acostumbrados a la figura humana, y prácticamente ni se apartan cuando pasas, dándote la sensación de que si lo haces, es porque ellos te dejan, con lo cual este vecino no ha tenido más remedio que recordar algunas escenas de la célebre película de Alfred Hitchcock, y el sudor que te entra no sabes si es cien por cien motivado por el calor y la humedad imperante,  o por un cierto “canguelo” que va imprimiendo tu piel.
Tal vez el primer paso para ese terror solapado comience con la gestación de, quizás, una pregunta inadecuada, y que a partir de ella, posiblemente, te haga ver las cosas de otra manera.
Por eso este vecino del mundo quiere jugar con vosotros, y como hace tan solo un momento, sobre las seis y media, y al no poder seguir durmiendo, ha salido a la calle para dar un paseo, y contemplar la conquista de la playa de los primeros conquistadores veraniegos del día, os quiere hacer una pregunta inconveniente: ¿Estas personas capaces de levantarse por un metro de terreno a horas intempestivas son verdaderamente fiables, o son capaces de cualquier cosa por conseguir su objetivo?¿Estamos seguros estando esas personas entre nosotros?
Como mi deber como “blogger” es anticiparme a lo que pueda pensar mi potencial lector, este vecino está seguro de que puede recibir también la siguiente pregunta/respuesta por parte de algún lector ¿Es fiable una persona, en clara referencia a este vecino del mundo, que se levanta muy temprano, sin tener en cuenta el por qué, para ver a otras el tomar la playa a primera hora de la mañana?
Con el fin de ahorraros posibles debates, este vecino y sin dudarlo un solo momento ya desde ahora os contesta que no, no es de fiar, ni ahora ni nunca.
Sin embargo, a partir de ahora seguro que veréis esa realidad, la de los conquistadores de playas ya conquistadas, de otra manera. Y es que el germen de las historias terroríficas está en nosotros mismos.

*FOTO: PLAYA DE LOS LOCOS, TORREVIEJA, 6:45 A.M., 20.08.14.
              F.E.PEREZ RUIZ-POVEDA