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jueves, 4 de junio de 2020

LOS MASTINES SON PARA EL VERANO...



No sé vosotros, pero a mi me entran ganas de que después de que termine esta desescalada, si lo hace, que ya hay días en que lo dudo, nos tomemos todos un cierto tiempo sabático
No, no me digáis eso de que con el confinamiento bastante tiempo sabático hemos tenido. Porque donde hay prohibiciones y restricciones, eso de hacer lo que me da la gana que debe estar implícito dentro del tiempo sabático no se cumple.

La verdad es que estos dos meses bien colmados, como dos tazas grandes llenas a rebosar, han sido, dentro de la presunta quietud de muros para adentro, bastante estresantes, porque cada dos por tres tenías que andar buscando en el BOE si ese día te tenías que peinar con raya a la izquierda o a la derecha, o sólo podías respirar en los segundos impares.

Por de pronto, si lo del viajar se normaliza, aunque dentro de lo normal ya tenga que ser que hagas todo el viaje, en autobús en el caso de este vecino, con una especie de bozal todo el rato en el morro, personalmente será difícil que me encuentren este año en la playa, al menos en horario, por decirlo de alguna manera, de oficina. Porque aquello se va a convertir en una especie de laberinto parcelario en el que no me extrañaría que más de uno se llevara su perro, preferiblemente mastín, para proteger lo que en esas horas es suyo.

Lo triste de todo esto es que añoremos un tiempo, no hace falta remontarse mucho, sino con tres meses atrás basta, en el que realmente no estábamos a gusto, pero que visto lo visto, la alternativa, esa nueva normalidad, hace plantearnos desde un punto de vista humorístico que no sabemos si vamos a vivir mucho, pero seguro que se nos va a hacer muy, muy largo.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 1 de junio de 2019

SEÑORA VILLACÍS, BESCANSA UN POCO



Primer día de junio y es como si hubiéramos dado la vuelta al tiempo a modo de calcetín y no se habla, no hablamos de otra cosa, que no sea la temperatura que tenemos. En Donosti, entre 32 y 33 grados. Y puede que me quede corto.

No hay mal que por bien no venga, y mientras nos torramos bien torrados no hablamos de otros asuntos. Porque este vecino del mundo sabe, sin ningún género de dudas, de que con el tema que va a tratar hoy va directo a un jardín, no sabe si frondoso, pero sí tan complicado de salir como el más lioso de los laberintos. Pero ya se sabe que cuando te hablan las tripas, solo puedes tirar para adelante y apechugar con las consecuencias.

Y es que uno ya está hasta el gorro de mensajes, especialmente en la época de votaciones que hemos pasado, de esas mujeres que llegan a todo sin despeinarse, sin comentar en ningún momento de la ayuda que puedan tener pagada, de lazos de sangre, o de ambas. Representantes del centro derecha moderado, según ellos, que en dos días han parido, y compañeras de presunta coalición dicen que “ese tipo de mujeres me gustan a mí”, dejando en la lontananza del tiempo, por ejemplo, a una Carolina Bescansa que para hacer evidente el esfuerzo de muchas mujeres, la mayoría, en "conciliar", famoso verbo, difícil de conjugar con la realidad del día a día, apareció en su escaño de diputada, entonces, con su bebé. No sentando nada bien a esa derecha representante de la patronal.

Llevamos una época, it-girls incluidas en que están en todas partes y además no se quejan de trabajar dentro y fuera de casa, niños incluidos, y parece que lo hacen no solo sin despeinarse, sino que encima les da tiempo de hacerse más de un photocall (por el que cobran, por cierto), con lo cual la María, o el José de turno, que se tengan que quedar en casa, llevan además de la escasez con la que viven, una especie de lupa que les aumenta la sospecha de no hacer todo lo máximo que puedan para “moverse” más.

Lo peor de la última campaña electoral fue precisamente lo que no se dijo, pero se mostró en un primerísimo primer plano. Esa Begoña Villacís que en un pispas había parido y en dos o tres días ya aparecía con el cochecito de su bebé, desfilando junto a gentes de su partido en un gesto de aparente normalidad, pero cuidado y medido al máximo.

Eso me recordó a lo que ocurría en la empresa en la que trabajé durante muchos años. Los jefes, aparentemente, nunca cogían vacaciones, cosa que al currito de turno intentaban hacerle chantaje emocional, y crearle una especie de cargo de conciencia. Ellos, sin embargo, siempre estaban en ferias y reuniones en muchas partes del mundo. Y cuando volvían, lo hacían semanas después, luciendo presunto moreno de cuatro o cinco estrellas y un humor libre de cualquier tipo de estrés…

No es lo mismo tener que batirse el cobre todos los días, que ser el propietario de las instalaciones donde lo haces, además del cobre mismo. 

Lo peor de todo no es, como dirían en mi pueblo, “que te la quieran dar con queso”, sino que estén convencidos de que eres tonto y vas a tragar con todo. 

*FOTO: DE LA RED

sábado, 23 de diciembre de 2017

EL TABLERO DE LA VIDA


Con el sorteo de la lotería de ayer, 22 de Diciembre, oficialmente ya estamos en Navidad. Personalmente este vecino del mundo se encuentra igual, lo cual, y utilizando un animal muy navideño, no es moco de pavo. porque tal como iba nuestra trayectoria, podíamos haber tomado tierra en modo “batacazo”, tragándonos todo el suelo, e incluso subsuelo. Y ahora en el blog, en este blog, habría un punto final… Pero gracias a Dios, al destino, o ambos, todavía hay vida, y por supuesto, y que no falte, mucha esperanza.

Si se me pidiera hacer un símil sobre este año, no me cabe duda que sería como estar jugando a La Oca continuamente (ya lo siento para los lectores más jóvenes, pues al ser un juego de los que se dice “de mesa” de toda la vida, y no de los que se juega en solitario, aunque comunicado vía internet, es más que probable que ya no lo conozcan). Y concretamente, en este tablón gigante, no hay manera de pasar de la casilla 42, y ese laberinto maligno, que nos hace regresar a la casilla 30, una y otra vez.

Por cierto, y siguiendo con el símil del tablero del juego de la oca, lo importante en todo juego, y la democracia es otro de ellos, para que funcione todo bien, lo importante es acatar las normas, y no cambiar las reglas cuando nos convenga…

Como sigamos así nos va a ocurrir como en el chiste, que no vamos a vivir más tiempo, pero con esa sensación de reiteración continua, y si nos podemos pedantes, con ese perpetuo “déjà vu”, se nos va a hacer larguísimo. Por lo que llamarle al día de hoy, en cierta manera el día después, “el día de la salud”, en realidad sería un auténtico despropósito.

Pero si de algo ha estado lleno este año ha sido de despropósitos: políticos que interpretan la decisión de sus votantes como les trae al pairo, y eso sí, los unos por los otros, la casa, la nuestra, la de todos, sin barrer…

La vida, la calle, y las redes están llenas de una agresividad latente, pero se sube a los altares lo políticamente correcto, aunque en la intimidad nadie lo practique. Sabemos de todo y cada vez más, de entrenadores ya hemos pasado a catedráticos, pero a la hora de poner en práctica nuestras ideas, no sabemos, no contestamos.

Este vecino del mundo, y ya solo por los años que va acumulando, siempre se ha considerado un optimista irremediable, y si ve un salvavidas, aunque esté fabricado de hierro, siempre estará seguro que lo va a ayudar, pero, coño, y no pido perdón por la exclamación porque fácilmente podía haber sido más ruda, pero lo de este año es la historia interminable.

Pregunto, y sin malicia: ¿Al final de estas Navidades, y como inocente sugerencia, no se podría guardar junto al espumillón y al resto de decoración navideña a la panda de políticos de todas las tendencias que no se ponen de acuerdo para salir de este laberinto, y continuamente, nos hacen regresar a esa imaginaria casilla 30?

O mejoro la propuesta: ¿No será mejor limpiar de restos del año que nos deja y agruparlos todos en el contenedor de restos orgánicos? Porque en realidad al único que se debería de cebar es al pavo, y ese ya para estas fechas… pasó a mejor vida. 

*FOTO: DE LA RED



sábado, 7 de noviembre de 2015

EN ALGÚN LUGAR DE TU CORAZÓN


Hay textos que no dicen, no definen, sugieren; ojos que no miran, solo molestan; días que deslumbran y momentos para hacerse el ciego.

Días en los que el deseo monta en bicicleta, y es mejor perderlo que echarse a perder. Existen situaciones incontroladas para personas controlables, niños prodigio de padres confundidos; espejos vacíos en habitaciones llenas de soledad.

Las calles son laberintos de vidas desconocidas, casualidades vestidas con ropa nueva y zapatos de oferta; lugares públicos llenos de pensamientos privados.
Necesidad de sentirse libre para no confundirse en momentos de confusión. 

La vida no trata de lógica, sino de ganas; para seguir por nuevos laberintos de los que ignoras todo. Nuevas aventuras en forma de nuevas vidas, que abres para oler su perfume. Perfume con sabores afrutados que pueden recordar antiguos pasajes, ilusiones con arrugas.

La vida es un cuadro abstracto al que quieres tratar como una fotografía. Y la vida no tiene lógica, porque no es para verla, sino para sentirla. Como se ve un cuadro, con los ojos del alma, y desde lejos, para contemplarlo en su totalidad. La vida es una exposición temporal ante un público cambiante. Algunos desearán comprarte para explicarte a su manera. Otros querrán ignorarte aunque les gustes, porque saben que no puedes ser para ellos. Porque nunca se es para nadie, se es, y puede, que con alguien.

Hay textos que no son para leer, sino para oler con el sentimiento. Y dejarse llevar por sus aromas, en un viaje de ida, nunca de vuelta. Porque en todo viaje si tienes presente la vuelta, no disfrutarás. Un viaje, como la vida, no tiene que tener “peros” que te anclen, sino ansias por descubrir, por avanzar.


Hay textos que no son cerrados, sino que los abres para que te lleven a sitios insospechados, y que siempre al final estarán en algún lugar de tu corazón.

*CUADRO: "AINARA Y COMPAÑÍA"
 AUTOR: PATXIPE