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viernes, 1 de mayo de 2020

ASÍ ES LA VIDA


Ya está aquí, por fin, mayo, y con ello Sabina coronado como visionario por aquello de “¿Quién nos ha robado el mes de abril? "

Ahora descubriremos si es verdad ese tópico de las flores de mayo, y son eso, flores. Porque mucho me temo que sean, en su lugar, esos cactus de película de vaqueros que son más grandes que el jinete y caballo juntos.

Hoy me pasaré el día entero buscando el chándal. Para mañana es más que necesario, si uno se quiere retratar como deportista en ciernes. En Ciernes o en cualquiera de nuestros pueblos.

Al final igual me decanto por el turno de la tarde, de 8 a 11, porque lo de mañana por la mañana puede ser como el encierro de los Sanfermines pero en el que no se va a distinguir quienes son los toros y los mozos, aunque seguro que cabestros, lo que va a ser cabestros, puede que abunden en ambos lados.

De todas maneras, lo de dejarlo para la tarde puede tener un peligro añadido. Algún vecino de esos que se han erigido desde el comienzo de la pandemia como policía de balcón, se confunda, o vaya directamente a joder, diciendo a voz en grito que ya me ha visto haciendo cabriolas en el turno de la mañana. Que aunque seas muy malo como deportista, solo te puedes entrenar una vez al día.

Por cierto, y ya para terminar, estoy hasta el gorro de la expresión “Ya queda menos”, que cada vez oímos más, especialmente en la tele cuando  se despiden de alguien que ha entrado por Skype o similar. Claro que queda menos, pero para todo, para lo bueno y para lo malo. Y tampoco se trata de recordar en cada momento la fragilidad de la vida. Que ya se ha encargado de recordárnoslo un puto virus, que además, por no tener,  no tiene ni nombre serio. ¡Así es la vida!

*FOTO: DE LA RED

sábado, 11 de abril de 2020

¡VER PARA CREER!



Cuando todo esto del confinamiento termine, que lo hará pero no con la premura que ya muchos vaticinan, tendremos que pagar, o deberíamos de pagar, por aquello de ser solidarios, y comprar las canciones o relatos que se escribieron durante la época en que, a la postre, nos tuvimos que proteger de nosotros mismos.

Y ya sabremos más cosas. Conoceremos a los vecinos. Con quienes habíamos compartido vivienda durante años, pero que como andamos, o andábamos antes del confinamiento, como locos, y nunca nos habíamos parado, ahí esta la clave, ni siquiera a saludarnos, descubriremos que el quinto A, por ejemplo, es algo más que un piso.

Ya debe de haber niños, muy pequeños todavía, en el que para ellos parte de la ceremonia de la vida consiste en salir a las ocho de la noche al balcón y saludarse unos a otros, mientras más de uno hace lo que puede, lo que sabe, y su vergüenza le permite, desde la libertad de su balcón. Como cantar o tocar un instrumento. Y esta costumbre ya estaría bien no olvidarla nunca.

He leído y oído por ahí que el Gobierno vasco, en nuestro caso, porque dependerá de cada autonomía, se va a poner las pilas y a partir del martes, para los que ya podrán salir a trabajar, van a poner puntos de acceso en estaciones de tren y bus en los que la gente podrá recoger sus mascarillas.

¡Ver para creer! Y eso que, como ya sabéis desde hace un tiempo este vecino ve la mitad, y por lo tanto debería de creer la mitad también. Y ni por esas. En España, os recuerdo, se creó la famosa “picaresca”, y no es cuestión de ayer, sino de siglos y siglos hasta incrustarse en nuestro mismísimo ADN.

Como mínimo de males, las mascarillas desechables, de una puesta y tirarla, las reconvertiremos en quincenales. Y sino, al tiempo. Lo nuestro, desgraciadamente, no se cambia ni con una pandemia, ni con un confinamiento a perpetuidad.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 23 de agosto de 2018

ENTRE PARPADEO Y PARPADEO...



Llámenme loco, pero estamos en una época del año en la que tengo la sensación de que si vengo un poco tarde de la playa, me voy a perder la cena de Navidad... O dicho de otra manera, en cualquier momento va a sonar el timbre del portal, y al ponerme al telefonillo me entero que es MRW. Me he debido de desvanecer, y lo siguiente ya es una gran montaña en el salón de mi casa con todos los primeros números de los fascículos que se lanzan estas semanas.

Lo mismo que hay una clara pendiente cuesta arriba, la famosa de enero, existe otra no tan publicitada pero sí sufrida desde finales de agosto, y con una vertiginosa pendiente que más que bajar se desploma y nos deja en plenas navidades frente al mostrador de cualquier departamento de “El Corte Inglés”. Tenemos que improvisar, como siempre, unos cuantos regalos haciendo un gran esfuerzo para no repetir actuaciones pasadas que tampoco fueron ninguna maravilla de originalidad.

Hablando de originalidad, estoy pensando muy seriamente  en ese maldito cisne hinchable con el que prácticamente todos estamos terminando estas vacaciones, y que por supuesto lo mantenemos hinchado, para no asfixiarnos aún más, mal colgado en ese metro de balcón al que seguimos llamando “terraza”. 

Ya que lo tenemos, y no hay vuelta atrás cuando tomo una decisión, este año va a sustituir al árbol navideño, y pondremos los regalos en su base.

¿No se nos dice continuamente que hay que reciclar, no malgastar, y ser originales? Pues este año nacerá el “Cisne de Santa Claus”, que será el mismo del verano, al que añadiremos un elegante gorro de Santa que naturalmente habrá depositado en mismísima persona en el “chino” más cercano. Por supuesto, que dos metros alrededor del cisne quedará confiscado todo tipo de petardo, velas y cerillas para no convertir aquello en una trampa mortal.

La veteranía que dan los años te ayuda a asimilar que la vida son una sucesión de imágenes entre parpadeo y parpadeo. Y que además hay que aprender  a disfrutar antes de que cualquier desaprensivo te meta el dedo en el ojo con cualquier excusa como bromas o familiaridades mal entendidas.

Me acabo de poner el casco, nunca se sabe, por aquello de a grandes velocidades, grandes remedios…

*FOTO: DE LA RED
 TRUCAJE: PATXIPE

domingo, 8 de octubre de 2017

HACIENDO UNA EXCEPCIÓN


Quizás hoy podría convertir mi blog en una especie de Consultorio de la Señorita Francis, ya que hace unos pocos días he recibido un correo electrónico en el que “garganta profundo” (sic)) me agradecía mi blog y el que no intentara convencer a nadie, sino sólo mostrar mis filias y mis fobias, sin intentar ganar adeptos para mis causas

Con lo cual podría comenzar diciendo:

Querid@ Garganta Profundo:

Agradecido por tu misiva paso a contestarte, aunque en realidad no lo solicites. Y es que con tus breves líneas compruebo que mi intención, al menos en tu caso, se ha cumplido plenamente, al leer que te gusta mi blog por no intentar adoctrinar, sino sólo dar mi opinión irónicamente, con lo que al mismo tiempo yo mismo me pongo en solfa.

Y es que como siempre digo en uno de eso mensajes que utilizo en Twitter para promocionar mi blog
“Si tienes dudas no visites el blog A TROCHE Y MOCHE. Saldrás con más.”

Siempre he odiado a esos bloggers que convierten su blog en un púlpito para convertir infieles.  Ya que más que nada transforman una especie de balcón para confesar sus ideas, en la entrada a una secta, y el que no tiene la suerte de pensar como él/ella, pues eso …, que no verá ni el reino de los cielos, ni siquiera el Edén.

Porque, pensarlo bien, entre los miles de millones que formamos este planeta quién te garantiza a ti, que tu forma de pensar es la correcta. Algo así, como que te toque el gordo en la manera de pensar y analizar la vida.

Bastante tengo, al menos es mi opinión, con representarme a mí mismo, como para hacerme líder de opinión.

Aparte que uno no es infalible, y se deja involucrar mucho por su corazón, y hoy puede pensar una cosa, pero tras una triste experiencia, quizás, en pocos días pueda cambiar su manera de pensar. Y eso, ni es mentir, ni ser chaquetero. Simplemente, este vecino del mundo, es una especie de José Luis Moreno pero sin que se le note en los primeros planos un ligero movimiento de garganta (como tu nombre, ¡qué casualidad!, ya que siempre habla con sus tripas.


De todas las maneras, querid@ Garganta, uno evita hablar de sí mismo, más que nada para que no le acusen de masturbaciones (practicar el amor propio) en lugares comunes, y hacerse autobombo. 

Quizás esta vez he hecho una excepción, al comprobar que mi principal objetivo, al menos  en su caso, se ha cumplido tal cual. 

Muchas gracias, y hasta siempre. Es una razón más para seguir, aunque nunca se sabe hacia dónde.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 14 de agosto de 2016

DE VERGARA, A LOS CIELOS...


Cuando no te toca la lotería, especialmente si no tienes “posibles”, ni imposibles, para comprarla, el destino te regala un “bonito” gripazo a mediados de agosto. Tengo una nariz que si existieran las “salchichas voladoras”, podría servir de medida en La Real Academia de Salchichas Voladoras.


Quizás, notéis cierto comportamiento “raruno” (palabro que está de moda) en mis palabras. No sería de extrañar. Digamos que si fuera un deportista de esos que nos están dejando “ojiplaticos”, y me refiero a todos, sin nacionalidades, en las Olimpiadas, diríamos que es muy probable que no pudiera participar por miedo a dar positivo.


¡Tranquilos! Solo estoy tomando analgésicos, pero como suelen decir que prácticamente cualquier cosa puede dar positivo…


De todas maneras, con lo nervioso que soy generalmente, digamos que tengo la sensación de llevar una especie de “máscara” que me distancia en cierta manera de la realidad. Es como si estuviera leyendo un libro, que lo estoy, pero me fuera saltando palabras, y en un momento dado hasta párrafos y, quizás, alterando con ello la realidad del libro.


Hoy es uno de esos días, con permiso naturalmente de La Nuri, mi sufrida, que si me viene Sofía Vergara con proposiciones de todo tipo, hasta incluso deshonestas, es más que posible de que le ponga excusas para no ir. Lo de las excusas, se entiende, para no cerrarme las puertas en un futuro, y además, no sea que se sienta frustrada, y a los periodistas del “cuore” les dé por indagar…


Hoy es uno de esos días, tengo un cactus no muy grande, en el balcón, y me voy a quedar mirándolo hasta que le salgan flores...


En realidad, no se tampoco de qué os extrañáis, cuando llevamos todos en este país, más de seis meses mirando sin parpadear, y sufriendo, para que unas corbatas, y su contenido, se pongan de acuerdo y tengamos gobierno.


Y ya para terminar, hoy es uno de esos días  en los que, y por no decir una vulgaridad más vulgar, “todo me trae al pairo”, nada externo me preocupa. Y quizás eso sea, en el fondo, unas vacaciones bien entendidas, como todo agosto se merece.


Como buen vasco, y espero que se me entienda, siempre se puede decir  “De Vergara (ya lo siento, esta vez tiene que ser con “v”), a los cielos”.


(Que no se me pierda esta mezcla especial de analgésicos, porque habrá que repetirlo).

*FOTO: DE LA RED

domingo, 12 de julio de 2015

EL CASO DE LAS CUÑADAS DESATENDIDAS


Queda inaugurado el patio por hoy.

Sí, así es, la cuñada del nosequé izquierda ya ha comenzado a gritar  a la hermana de su marido. No hay día que fallen, y en el utópico caso que fuera así, todos los habitantes del patio estaríamos muy preocupados.

Estoy convencido que la zarzuela, tan española, debió comenzar así, dos mujeres peleando por un hombre, aunque el sexo no ande por medio, desafinando más que en la obra musical claro está.

Siempre he creído en el misterio de la Santísima Trinidad, porque el caso de las cuñadas desatendidas es un claro ejemplo de, como se decía en época de Franco, “uno y trino”, aunque con el nexo de unión entre ambas, el marido de una y hermano de la otra, hay que practicar la fe porque debe de existir aunque prácticamente no se manifieste ni de palabra ni de obra.

He pensado más de una vez, debido a su presencia tan patente, al menos desde el punto de vista auditivo, que los “hombres del tiempo” en su programa diario debieran de atender estas necesidades, y en cada programa abrir un pequeño apartado diciendo algo así como “Mañana va a ser un día poco proclive a discusiones en el patio debido a la cantidad de litros que van a caer por balcón. Se sugiere que se deje todo tipo de discusiones realmente innecesarias, para el martes de la próxima semana, en el que sin duda el sol canicular será un buen espectador para todo tipo de reivindicación familiar”.

Sería una buena solución para evitar este torneo diario en el que los únicos perdedores siempre son los  pacientes vecinos .

No hay día que no me imagine al “Señor” de esa casa como a un hombre entrado, y salido, de carnes, con sempiterna camiseta de tirantes, y ombligo, cual periscopio enemigo, siempre alerta sobresaliendo  de esa camiseta eternamente sudada.

En el País Vasco las edificaciones conocidas como de “protección oficial” se hacen sin balcón, y más de una vez he pensado que esta medida se tomó para evitar este tipo de espectáculo que aunque puede ayudar a entretener al pueblo en general, las autoridades fiscales no van a sacar, en realidad, nada en limpio.

Voy a proseguir pintando uno de los cuadros que tengo a medio terminar para la próxima colección  (http://trazosyhuellas.blogspot.com.es/), pero se me plantea una gran duda: ¿Pongo la radio o espero a que el espectáculo de las “cuñadas desatendidas” continúe? 

Lo bueno que tiene esta "performance" es que no tiene publicidad, y además es un buen ejemplo de improvisación en el que, por ambas partes, nunca dejan de sorprender.

*FOTO: DE LA RED


sábado, 18 de abril de 2015

ESPAÑA COMO UN BALCÓN INTERIOR



Si tuviéramos que hacer un símil de España, una comparación, no me cabe ninguna duda: España es un patio interior, o incluso, una corrala.
Este vecino del mundo no vive en Andalucía, sino en el País Vasco. Galopa por razones personales entre Guipúzcoa y Vizcaya, y ya se sabe que tenemos fama de ser más discretos, más secos en el Norte que en el Sur. Pero, incluso así, España es un patio interior.

Aún antes de tener televisión con muchas cadenas, nosotros ya teníamos multi-programas. Más de una vez nos hemos sentado en nuestro balcón interior  (suena a algo filosófico, incluso transcendental, pero es literal), y nos hemos pasado horas muertas muy vivos.

Pasan los años y los espectáculos interiores, como el patio, van cambiando.

Actualmente tenemos en cartel, entre las dos alturas que alcanzamos a ver, a la del segundo izquierda que convive con su cuñada, y todos los días tenemos una especie de sitcom, comedia de situación, mezcla de ricas y famosas y criadas y señoras.  Reivindicaciones y reproches están a la orden del día. Alguna vez aparece como estrella invitada el señor de la casa, a la par marido y hermano, intentando hacer de una especie de negociador entre ambas. Es cuando la comedia ácida adquiere tintes de thriller porque sabes que en cualquier momento va a pasar algo, y nunca adivinas qué.

En el segundo derecha tenemos aires juveniles. Es un piso de estudiantes, y además el único balcón que tiene programación nocturna, con concursos de bailes y realities de supervivencia a los excesos. Está muy entretenido aunque los decibelios, especialmente en horario nocturno, suelen exceder el buen gusto.

Por el contrario, en el tercero izquierda tenemos una especie de cine de barrio con tres generaciones de una misma familia. Los abuelos y padres nacidos en el Sur. Entre su corta pero nada homogénea programación, tenemos a Lola Flores, Manolo Caracol por un lado, y un Arturo Pareja Obregón, actuando como bisagra de un cancionero, que bascula entre el Sur de las primeras generaciones, y un Benito Lertxundi y Ken Zazpi a cargo de la generación ya nacida en Euskadi. El espíritu de esa vivienda se puede resumir en ese abanico con flecos blancos y azules cosido a la pared, y esa pancarta descolorida pidiendo la independencia que hace ya años que lleva puesta.

Y ya para terminar, tenemos el tercero derecha, que puede ser todo un símbolo de nuestros días. Aunque recordemos que es un patio interior, luce desde  hace más de dos años un gran cartel de “Me venden” con el consiguiente número de teléfono. La familia lleva el mismo tiempo que el cartel, malviviendo en Alemania a la que se trasladaron, primero con ganas de decir cuatro cosas a la Merkel, y a la que finalmente solo dijeron “Socorro”, eso sí, mediante un traductor al que, por supuesto, tuvieron que pagar.


Muchas veces, esos balcones interiores dicen más que el mejor de los editoriales en cualquier medio de comunicación.


*FOTO: DE LA RED

martes, 9 de diciembre de 2014

¿Y SI EL DESTINO TE HABLA?

No sé si eso será muy normal, pero a medida que van pasando los años, este vecino del mundo, se va dejando influenciar más por los llamados “signos externos”. Y es que hoy, tras despertarme, he ido, como cada mañana, al balcón para ver cómo se presenta el día, y me he encontrado con un globo blanco medio desinflado en el suelo. Hay que tener en cuenta, que vivo en un cuarto piso. Y… no sé cómo planteármelo, y lo que es peor, si debo planteármelo.
¡Hombre! Así de primeras… Mi vida no es que esté a medio fuelle, sino que, y desde un punto de vista de “media sonrisa”, está con problemas respiratorios crónicos.
Si antes normalmente la  “cuesta” del mes se hacía dura los últimos días, ahora se hace dura desde el día 2, porque el primero me lo paso despistado.
Para una persona que desde muy joven se enfrentaba con películas de Ingmar Bergman, como si fuera un egiptólogo disfrutando como un niño con un nuevo jeroglífico y, ayudado con cualquier tipo de información que encontraba por el camino, desencriptar lo que el director sueco intentaba decirnos, aprendí que utilizaba mucho el juego de los colores para dar pistas…
Basándome en eso, el color blanco me puede dirigir hacia la inocencia, y quizás por ahí vaya bien, porque por mucho que la vida se empeña en ponerme en mi sitio, que nunca he sabido a ciencia cierta dónde está, yo siempre he intentado, quizás como la cabra que tira al monte, confiar en la bondad de la gente. Y a lo mejor es que he tenido mala suerte, y en mi caso dificultad para encontrar la bondad, o simplemente que no sepa reconocerla.
A lo mejor en el fondo me pasa como al Señor Rajoy, que ve la vida como nadie de la gente a su alrededor, y donde los demás solo ven tiestos, él ve brotes verdes.
Resumiendo, que estoy en “globo” desde que he abierto el balcón esta mañana, cosa que a muchas personas, esas que cada día son desahuciadas de sus casas por no poder pagar una deuda, no les volverá a pasar.
¡Ya está! He tomado una decisión: A partir de mañana no voy a abrir el balcón, para ver mi futuro. Y saldré a la calle no bien informado sino como mi estado de ánimo me guíe. Y si siento que en mi interior bulle un verano tropical, pues aunque esté nevando saldré a la calle con bermudas y chanclas. ¡No hay problema! Porque la mala gente siempre me mirará mal, pase lo que pase, y la buena gente, si la hay, pensará que en el fondo, al ir con ropa veraniega, soy un optimista.
Y si tengo que afrontar la vida, que la tengo, prefiero ser optimista, aunque alguien alguna vez dijera que el optimista es un pesimista mal informado.
Bien pensado..., solo me he encontrado un globo, y lo que ha dado para desvariar. Si llego a encontrarme un camello todavía estaría decidiéndome si  buscar a los Reyes Magos o por informarme de dónde se encuentra el cártel más cercano.
Al final lo del globo va a tener que ver con el estado de ánimo…

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

martes, 25 de noviembre de 2014

EL ANDAMIO DEL AMOR

No todo el mundo se despierta oyendo, a través de la ventana, toda una declaración de amor que, además, no es para él, es decir, para mí. Con el agravante de que vivo a unos cuantos metros de altura, y es difícil que alguien pueda mantener todos los días una conversación al lado mismo de la ventana de mi dormitorio.
Llevo varios días con  un andamio colocado junto  a la fachada de la casa, y los ruidos son incesantes. Aunque lo de esta mañana, la citada declaración de amor es algo diferente. 
Intentando disimular, inmediatamente he salido al balcón de la habitación de al lado, dando a entender gestualmente que necesitaba algo del armario. “La pareja” la formaban dos obreros con casco y arnés, al parecer un español, con acento andaluz, y el otro, sudamericano. No voy a comentar nada de lo que se han dicho porque en realidad tengo la sensación de que he robado una situación que no era para mí, pero entre cemento y plomada, y aprovechando que se encontraban aparentemente solos, se han dicho todos sus sentimientos, que al parecer eran muchos y acumulados.
Desde Hollywood siempre nos han acostumbrado a las películas en las que chico busca chica, o al revés, pero sin embargo, y muchos lo han ido entendiendo poco a poco, el amor tiene todo tipo de formatos.
Este vecino del mundo cada vez está más convencido de que las cosas no pasan por pasar, que el destino no da, digamos, puntada sin hilo, y quizás ese destino me haya despertado hoy para recordarme, que siempre es conveniente expresar sin ningún género de dudas los sentimientos.
Esos “te quiero” que te cuestan más que las angulas la víspera de San Sebastián. Hay que declarar lo que llevas dentro todos los días, entre otras cosas, y quizás desde un punto egoísta, porque nunca sabes cuándo va a ser el último. Y no conviene dejarse nada en el tintero, porque eso del Juicio Final, al final va a ser un camelo, entre otras cosas, porque seguro que si fuera así, los que tienen pasta y poder en este lado de la realidad, guardarían también para el otro, y al citado juicio seguro que iban rodeados de sus abogados, y el reparto de penas no iba de ser justo entre los poderosos y los de siempre.
¡Es curioso! Acabo de demostrar, y sin proponérmelo, que no hace falta ni teología ni filosofía para hablar del presunto más allá, con un poco de lógica es suficiente.
Al final, eso del cielo va a ser el timo de la estampita urdido entre el clero y los políticos, para que el resto de los mortales nos portemos bien y no causamos ningún tipo de desmán.
Siempre se ha dicho eso tan manido de que el fútbol es el opio del pueblo, pero al final va a ser la religión la que nos hace “portarnos bien” para ganarnos una parcelita entre nubes de algodón.
¡Bueno! Termino este texto, y después voy a recordar a La Nuri, mi sufrida, todo lo que le quiero, y que el edén debe de estar aquí y cada día, porque el resto son leyendas y territorios inexplorados.
Por cierto…, a vosotros también os quiero, y mucho.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 18 de septiembre de 2013

UN BALCÓN PARA MR. SHERLOCK

Sin quererme poner trascendente diré que los mecanismos de la mente son inescrutables. Esta mañana como todas las mañanas me he levantado, y lo primero que he hecho ha sido abrir la puerta del balcón y salir a ver el tiempo que hacía, comprobando la actividad matutina. Es una manera de catar el día que ya ha llegado, y ver pistas que te pueden ayudar a afrontarlo.
No sé si por lo de las pistas, el caso es que mientras miraba la casa de enfrente, la misma casa de siempre, me ha dado por pensar en la variedad de balcones que hay, unos más ordenados que otros, y mediante esa idea no sé cómo he enlazado con Sherlock Holmes y he pensado que este personaje tras unos segundos de observación de cada balcón, nos informaría de los gustos, pecados y virtudes del propietario o arrendatario de cada casa, y rizando el rizo de su nombre con sus dos apellidos respectivos, y datos aproximados de la procedencia de sus padres. Y este vecino del mundo en unos segundos se ha transformado en una especie de ayudante de Mr. Sherlock, y de acuerdo con los dictados de mi mente, transmutada por unos instantes en el Sr. Holmes, he comenzado a estudiar con avidez algunos de los balcones.
La verdad es que la variedad es impresionante y cada uno de ellos un auténtico mundo. Algunos están totalmente ordenados, otros parecen un auténtico almacén con vistas a la calle. Algunos dan a entender que los propietarios no saben ni que tienen balcón, ni que de vez en cuando, sólo de vez en cuando, conviene adecentarlo un poco.
Un balcón, un sólo balcón, ha atraído mi atención. Estaba totalmente vacío, con la excepción de una foto en color, enmarcada a modo de cuadro, y colgada de la pared mirando hacia la calle. Era una mujer de mediana edad que sonreía, no sé si al infinito, o al vecino de enfrente.
Al principio me ha sorprendido, pero al cabo de un rato, en el que no paraba de mirarla, una sensación de inquietud iba creciendo en mí. Más que la foto en sí, era el significado de estar colgada-para-siempre, diría este vecino. Y es que salir un poco al balcón puede ser un privilegio, pero estar perpetuamente allí ya se convierte en castigo. Y esa sonrisa, sin motivo aparente, inducía a creer que, o no se había dado cuenta de su situación, o que lo que pasaba en el interior de su casa, nunca le había importado nada., y quizás había sido castigada, pero por quién, a perpetuidad.
Intentando escapar de mis pensamientos, he salido de mi balcón, y mientras cerraba la puerta, he cortado con mis pensamientos, intentando convencerme de que no hay cosa que más atraiga que aquello que no se comprende, aunque haya alguna razón obvia, si la hay, Pero si la encuentras, ese aura romántica de la historia se desvanecerá y se convertirá en algo mundano, tanto como el comienzo de otro día.

*FOTO: DE LA RED