Mostrando entradas con la etiqueta Lola Flores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lola Flores. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de mayo de 2020

...Y PARECE QUE FUE AYER



Leo en algún medio digital que se cumple hoy precisamente, un cuarto de siglo de la desaparición de La Faraona, o traducido para los que tienen menos edad, Lola Flores. Y no se me ocurre nada más original que decir que ese insustituible “… y parece que fue ayer”.

A eso hay que añadir, que en pocos días también, se cumplirán otros veinticinco años de la muerte de su hijo, Antonio, concretamente el 30 de mayo. Y es que hay vidas que irremediablemente van unidas…

De todas maneras, el de Lola Flores es el ejemplo típico de "arte", de ser artista. Ni era la mejor cantando, ni bailando, y tampoco le hizo ascos a la interpretación, pero tenía un algo que en el flamenco especialmente se denomina “duende”, y que en el teatro se conoce como saber pasar la batería, y que no deja indiferente a nadie.

Ya de todos es conocido, amén de clarificador, lo que dijo de ella The New York Times,  cuando en el año 1979 se adelantaba a la actuación que Doña Lola realizaría en el prestigioso Madison Square Garden, con una frase de esas que quedan tanto para la historia como para la histeria: «No canta ni baila, pero no se la pierdan».

Es triste, pero el coronavirus, y el mundo de su entorno nos ha marcado tanto ya, que mientras escribía estas últimas palabras “no canta ni baila…” desgraciadamente me estaba acordando paralelamente a nuestros políticos, que ni mandan ni dan ideas para colaborar en cierta manera luchando, al menos, contra la pandemia. Pero se aferran a sus cargos como si no hubiera un mañana, y quizás ésto sea lo acertado. No se quieren alejar de su cargo, porque sin él, es más que probable que al menos su mañana sea de inferior calidad, porque no les iba a hacer caso, ni el famoso Tato, que ese también está más cerca de Doña Lola, que de esos que la mayoría de las veces confunden el poder de ayudar con el poder de trincar.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 18 de abril de 2015

ESPAÑA COMO UN BALCÓN INTERIOR



Si tuviéramos que hacer un símil de España, una comparación, no me cabe ninguna duda: España es un patio interior, o incluso, una corrala.
Este vecino del mundo no vive en Andalucía, sino en el País Vasco. Galopa por razones personales entre Guipúzcoa y Vizcaya, y ya se sabe que tenemos fama de ser más discretos, más secos en el Norte que en el Sur. Pero, incluso así, España es un patio interior.

Aún antes de tener televisión con muchas cadenas, nosotros ya teníamos multi-programas. Más de una vez nos hemos sentado en nuestro balcón interior  (suena a algo filosófico, incluso transcendental, pero es literal), y nos hemos pasado horas muertas muy vivos.

Pasan los años y los espectáculos interiores, como el patio, van cambiando.

Actualmente tenemos en cartel, entre las dos alturas que alcanzamos a ver, a la del segundo izquierda que convive con su cuñada, y todos los días tenemos una especie de sitcom, comedia de situación, mezcla de ricas y famosas y criadas y señoras.  Reivindicaciones y reproches están a la orden del día. Alguna vez aparece como estrella invitada el señor de la casa, a la par marido y hermano, intentando hacer de una especie de negociador entre ambas. Es cuando la comedia ácida adquiere tintes de thriller porque sabes que en cualquier momento va a pasar algo, y nunca adivinas qué.

En el segundo derecha tenemos aires juveniles. Es un piso de estudiantes, y además el único balcón que tiene programación nocturna, con concursos de bailes y realities de supervivencia a los excesos. Está muy entretenido aunque los decibelios, especialmente en horario nocturno, suelen exceder el buen gusto.

Por el contrario, en el tercero izquierda tenemos una especie de cine de barrio con tres generaciones de una misma familia. Los abuelos y padres nacidos en el Sur. Entre su corta pero nada homogénea programación, tenemos a Lola Flores, Manolo Caracol por un lado, y un Arturo Pareja Obregón, actuando como bisagra de un cancionero, que bascula entre el Sur de las primeras generaciones, y un Benito Lertxundi y Ken Zazpi a cargo de la generación ya nacida en Euskadi. El espíritu de esa vivienda se puede resumir en ese abanico con flecos blancos y azules cosido a la pared, y esa pancarta descolorida pidiendo la independencia que hace ya años que lleva puesta.

Y ya para terminar, tenemos el tercero derecha, que puede ser todo un símbolo de nuestros días. Aunque recordemos que es un patio interior, luce desde  hace más de dos años un gran cartel de “Me venden” con el consiguiente número de teléfono. La familia lleva el mismo tiempo que el cartel, malviviendo en Alemania a la que se trasladaron, primero con ganas de decir cuatro cosas a la Merkel, y a la que finalmente solo dijeron “Socorro”, eso sí, mediante un traductor al que, por supuesto, tuvieron que pagar.


Muchas veces, esos balcones interiores dicen más que el mejor de los editoriales en cualquier medio de comunicación.


*FOTO: DE LA RED

jueves, 16 de octubre de 2014

¡CÓMO HA CAMBIADO EL CUENTO!

Con esa especie de veranillo que tenemos aquí por el Norte, que parece que el sol se ha escapado de donde estaba escondido y quiere hacerse notar, y como  el cuerpo ya no está para muchos cambios, este vecino se encuentra bastante pachucho. Y ya se sabe en estos días en que todo el mundo está atento si le sube un poco la temperatura, para que le pongan en cuarentena, este vecino se encuentra bastante remiso en decir su estado a los pocos que le rodean, no sea que le pongan bajo cuarenta candados.
Quizás por ese estado de medio bien y medio mal, medio estoy aquí, medio estoy en vaya usted a saber dónde, he pensado que si habría que modernizar el cuanto de Aladino y la lámpara maravillosa, ahora Aladino no se encontraría con un objeto de apariencia tan retro (con genio incorporado, que además ahora seguro que tendría problemas con los papeles o por la ausencia de ellos) a la que pedirle tres deseos (que siempre me ha parecido un poco corto el número de peticiones, pero ya se sabe que los cuentos tampoco responden a ninguna lógica) sino con una tarjeta “black”, con la que poder pagar todo tipo de vicios.
De todas maneras, aquí, en España,  creo que ha habido una mezcla de cuentos, y se ha comenzado con “Aladino y la lámpara maravillosa” y se ha terminado con “Alí Babá y los cuarenta ladrones (mínimo)”.
Y yo me pregunto, teniendo en cuenta como es España donde no olvidemos nació la “picaresca”, ¿cómo se tienen que sentir las cuatro personas que teniendo poder de usar  las tarjetas “black” nunca lo hicieron? ¿Se sentirán orgullosos de no haberlo hecho, o en realidad pensarán que son los más tontos del lugar?
¿Y sus mujeres? ¿Sus esposas estarán también orgullosas “de lo que tienen en casa”?, o dirán aquello de “me lo temía, es un calzonazos porque me podía haber comprado, como sus amigotes de tarjeta, ese abrigo de visón que sabe que me gusta…y no lo ha hecho”.
Por otra parte, y antes de terminar que no se me olvide mañana que tengo que ingresar la ayuda para la Pantoja, para intentar lograr que no vaya “a la sombra”.
En este caso también, lo que ha cambiado el cuento. Antes, y empezando por las escuelas, se daba un dinero para el Domund (que todavía se sigue dando, y más que se debería de dar) y ahora los fans se juntan para intentar salvar a la cantante de turno…
No es la primera vez, porque los que tenemos ya una edad nos acordamos de aquella Lola, La Flores de España, la Faraona, totalmente afligida y acuciada por Hacienda pidiendo una peseta a todos los españoles. 
Sin embargo, ocurre que entre una peseta y un euro hay mucha  diferencia, y entre persona y persona también. 
No es lo mismo una Lola, siempre con la verdad por delante, de lo natural y sincera que era, capaz de parar una actuación en directo por televisión para buscar por el escenario el pendiente, “que es de los buenos, oiga”, a Doña Isabel Pantoja, encantada de haberse conocido, y que aunque sea pasional con su arte, por la vida va de tan fría y calculadora como un tahúr del Misisipi.
Y, ya se sabe, que en cuestión de cuentos, los hay que terminan bien y otros que terminan mal, para que se aprenda de la moraleja. Mientras, este vecino, y sin echarle cuento a la vida, que sería lo propio, se encuentra peor que Kiko Rivera en una biblioteca….Hoy tengo mal día.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 8 de mayo de 2014

LOLA FLORES Y EL GRAN MAGO

Esta  época, la primavera, es mala para todo tipo de alergias, incluyendo la Declaración de la Renta, porque qué hay más característico en estos meses que confesarte al fisco.
Debe ser entonces que por ser meses de alergias varias, la Diputación de Guipúzcoa, comenzando la casa por el tejado, estudiará si hacer público la lista de "grandes defraudadores fiscales", una vez que, y aquí viene la explicación de comenzar la casa por el tejado, de que el pleno de las Juntas Generales aprobara unánimemente, ayer, miércoles, una propuesta en esa dirección. En este punto habrá que conjugar, se supone, la lucha contra el fraude fiscal y la Ley de Protección de Datos.
A este vecino, todo lo que sea claridad e información le parece bien, lo que ocurre es que con la sabiduría que te van dando los años, este mismo vecino siempre sospecha cuando "el contrario" propone algo que en apariencia es bueno, y no deja de pensar en “algo debe de querer a cambio, o algo debe de buscar en ello”. Y este caso no podía ser menos.
La finalidad está clara, época de declaraciones, y no de amor precisamente, conjugas con esa célebre frase española de “cuando las barbas de tu vecino veas cortar…” y obtienes un temblor en tu cartera que te hace contar de todo al Gran Hermano Hacienda, menos la lista de los reyes godos, porque ellos se supone que no tenían que declarar, pues ellos mismos eran su hacienda.
A este vecino, y mirando desde su atalaya, se le ocurre, que puestos ya, los gobiernos deberían de hacer listas de todo, como cuántas becas se han ido dando por año y por persona, lo que se ha ido acortando, por ejemplo, este año, cuándo se les pagaba antes, cuándo se les paga ahora, cuántos han tenido que dejar de estudiar porque no les llega.
Lo dicho, se deberían hacer todo tipo de listas. Entre otras cosas se iría reduciendo el paro, porque cada autonomía necesitaría ingentes cantidades de gente para apuntar todo y de todo.
Pero una lista que a este vecino le preocupa mucho, porque estaría sin duda incluido en ella, es una relacionada precisamente con Hacienda:
¿Cuántas personas han dejado de hacer declaración de la renta porque si tienen que dar datos, lo único que van a poder dar es pena? Me imagino que esa lista estará siempre en el Reino de la Utopía, junto con la lista, por ejemplo, de los ciudadanos dependientes, porque de estas listas ningún gobierno  puede sacar dinero, ni dar miedo al que está incluido en ella, ya que hace tiempo que éste comprendió que más miedo da la vida.
Todavía, y ya ha pasado el tiempo. estamos en la época en la que se apuntaba con el dedo a Lola Flores y su “que todos me ayuden con una peseta”, y como en cualquier truco de magia, mientras el gran mago dirige la atención a un lado del escenario, en el otro siguen ocurriendo cosas jugosas, siempre ajenas al común de los mortales. 

*FOTO: DE LA RED