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jueves, 2 de marzo de 2017

ALGO MÁS QUE UN SINPA A LO BESTIA



Con las noticias ocurre como con las películas que, esquemáticamente, se puede decir que las hay de categorías A y B, aunque últimamente decir B sea prácticamente sinónimo de dinero negro y chanchullo.

Hoy, la noticia que ha directamente obnubilado a este vecino del mundo, es claramente B, o incluso Z, si se trata de incluir una clasificación más baja, por cutre,  pero que bien analizada da para mucho más de lo que se puede ver en la superficie de la noticia.

El titular “Más de cien comensales se van sin pagar de un bautizo en un hotel de León” aparte de estupor en un primer momento, y si no eres un empresario del gremio que instantáneamente  te haga solidarizarte con ello, como mínimo te saca una sonrisa. Pero si entras en el meollo del asunto, se van mezclando trazos que unos con otros pueden ir marcando un lienzo de lo que es nuestra vida actual.

Que te arriesgues a acometer un posible delito por irte sin pagar, en este caso, claramente, no es para cubrir tus necesidades más básicas. 

No se reúnen en un restaurante porque se están muriendo de hambre; sino, en gran parte, para cumplir una convención, digamos que social, creada en los últimos tiempos: los bautizos, y las comuniones, deben parecer  bodas en cuanto a alarde de medios.


A lo anterior, hay que añadirle, un grado, de racismo y espectacularidad a un mismo tiempo: "eran, se supone que la mayoría, rumanos, ciento veinte, que en apenas segundos, y antes de que se les sirviera la tarta, desaparecieron". 

Sin embargo, y ya en frío, ¿qué tiene de raro, o incluso por definirlo de alguna manera, "salvaje", esta noticia?

Si luego ya nos enteramos que  habían dejado una señal de novecientos euros, y quedan al rededor de otros dos mil euros sin pagar, todo queda en mero artificio, un simple "pufo", como muchos de hoy en día, especialmente si recurrimos al mundo de la política, salvo por el hecho de que son "rumanos".

Hoy en día, nuestras tragaderas se han hecho tan anchas y flexibles que solo nos duelen, los pequeños grandes detalles, como diferentes razas o identidad sexual.

Si el gran "sinpa" hubiera pasado tras un congreso de algún partido político que, naturalmente, ellos de irse lo hubieran hecho por "puertas giratorias", sólo hubiera servido, tristemente, para captar más votos, como siempre, aunque ello después significara otro giro más de impuestos.
Pero, claro, los conductos oficiales siempre han predicado que somos nosotros, el ciudadano de a pie, los que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades...

*FOTO: DE LA RED


jueves, 21 de agosto de 2014

EL CLUB DEL AGUA

Estos días hay dos imágenes que no dejan de invadir mi mente, tal vez, entre ellas, no tengan nada que ver, pero a este vecino, que quizás tenga una mirada “desviada”, le parece que pueden tener ciertas similitudes.
La primera imagen es netamente personal, observada día a día en estas vacaciones y en las de años anteriores. Es la figura de esa señora, hay muchas, que va a la playa como si fuera a un club social, emperifollada (para este término la expresión en inglesa es más aclaratoria: “dressed to kill”, vestida para matar), incluso con pulseras, cara maquillada, pintada y que se note, y sombrero. Se mete en el agua hasta la cintura, y normalmente se pasa hablando en el mismo sitio, un mínimo de media hora o más, con otras de su mismo club.
Este vecino ha llegado a la conclusión de que estas señoras se meten en el agua, porque es el fin último que tiene ir a la playa, y, especialmente, para que se les vea, dentro y fuera del agua, pero que el agua les resulta más inconveniente que virtud.
La otra imagen es esa que encontramos, un día sí y el otro también, ya en todo tipo de programas, de famosos lanzándose un cubo de agua, prácticamente helada, para luchar contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica, más conocida como ELA.
Vaya por delante de que el fin de esta campaña, el obtener dinero (según la CNN ya se han recaudador casi 15 millones de dólares, ya que junto con el cubo de agua, se dona una cierta cantidad de dinero) y dar visibilidad a una enfermedad de las consideradas como “raras”, es muy loable, pero se juega también con el ego de las personas: “yo ya lo he hecho”, que en cierta manera es el mismo símbolo de la “banderita”, en las cuestaciones típicas de toda la vida. Con la salvedad de que en este caso, la persona que pasa la prueba del cubo, y que dona el dinero (ésto se supone, porque no hay constancia), es al mismo tiempo la figura de esa señora, que se intuye de un cierto estatus, que está al frente de esa mesa petitoria que en nuestras grandes ciudades todavía se da.
Se ha llegado a un punto en esta campaña, y es lo que no gusta a este vecino, que ya parece que eres alguien si has pasado por ella. O quizás se ve mejor la reacción, si se habla en negativo: Parece que no eres nadie si todavía no has pasado por la prueba del cubo. Ya es un asunto clasista. Más que una ducha benéfica, se ha convertido en un "bautizo de fama".
Por eso a este vecino le ha parecido más clara y generosa la actitud de Charlie Sheen, al lanzarse un cubo lleno de dólares, concretamente diez mil, que es lo que donará a favor de la campaña. Por lo menos ya sabemos que el Señor Sheen seguro que ha dado dinero, aún arriesgándose a ser tildado de orgulloso y “chuleta”. Y vaya por delante, que este señor no es santo de la devoción de este vecino, y no por lo juerguista que es (eso es solo asunto suyo), sino precisamente porque eso interfiere primero con su vida familiar y, por supuesto, con su trabajo y con sus compañeros de rodaje, que muchos días le han tenido que aguantar horas y horas de ausencia.
Por eso al final de todo este planteamiento, más de uno de los lectores de este blog, comprenderán al vecino en esa concatenación de imágenes de señora ostentosa bañándose con famosos duchándose, aunque el símbolo de las dos aguas sea completamente diferente.


P.S.: Mientras este vecino escribía este post se ha enterado de que Corey Griffin, de 27 años, “el inventor” de este fenómeno viral ha fallecido este fin de semana. ¡Descanse en paz!

*FOTO: DE LA RED

jueves, 5 de diciembre de 2013

UNA DE CAFÉ, Y OTRA DE LECHE

Acabo de llegar de la calle, de dar una vuelta para templar los ánimos, y luego contactar con vosotros.
Me he parado un momento, en el escaparate de una librería, y haciéndome a duras penas hueco entre tres jubilados que estaban leyendo también, para pulsar el pálpito de las mal llamadas “revistas del corazón” cuando en realidad,  se deberían de llamar “revistas de la entrepierna”, porque antiguamente, y todavía en alguna de ellas, se hace una especie de oda a la descendencia, con fotos de bodas, bautizos, comuniones…, y actualmente, en cambio, pero también relacionado, cada uno dice lo que le sale…de lo más profundo.
Esta semana, y es lo único que he robado/leído de los titulares, porque ha sido más que suficiente, la Señora María José Campanario, esposa de un actor en ciernes llamado Jesulín de Ubrique (debido a su próxima aparición como uno de los protagonistas en Torrente 5), confiesa que ella “cuando se enfada, limpia”. El periodista, que me imagino que no lo habrá hecho por educación, le debía de haber preguntado en ese momento, si es que está continuamente limpiando. Más que nada para así saber si normalmente está de mal café.
A este vecino del mundo, en realidad le pasa lo mismo, cada vez que está de mala leche (observese que hace muy buena combinación con el café mencionado anteriormente), le da por escribir. Y aquel que habitualmente le sigue, sabrá que lo hace, el escribir en esta ventana, unas cinco veces a la semana, por lo que normalmente su tensión está bastante alta.
Quizás en momentos de excitación cada uno saca lo que lleva dentro, Doña Campanario la bayeta, y lo mismo que Don Boris Izaguirre saca la pluma, este vecino lo hace con el teclado del ordenador.
Y es que en realidad, y bien pensado, somos cada uno de nosotros como una moneda, con dos caras. Una que es la que normalmente se ve, y otra la íntima. La que quizás no quieres que se sepa porque sería dar mucha ventaja al posible enemigo, sobre pistas en las que poder atacar.

*FOTO: DE LA RED