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domingo, 27 de enero de 2019

LOS HÉROES DE NUESTRO CUENTO


Domingo, de hecho último domingo de Enero. Bien pensado se podría decir que, este mes, en sí mismo, está diseñado para cerrar las puertas con el exterior, así en general, y no salir del bunker de tu hogar, de tu vida,  hasta bien comenzado Febrero, que además es un mes más bien "cortito", como si estuviera siempre en obras o algo así, para que cuando te des cuenta estés más fijándote en la primavera, y no en todo el invierno anterior.

Y es que este mes no nos ofrece más que tristezas este año, especialmente con un nombre, Julen, como tristeza de las tristezas, y su fatal desenlace. ¡Descanse en paz! 

Y mientras, nosotros, el españolito de a pie, imitándose a sí mismo, siendo los más listos, especialmente a toro pasado, los más honestos, pero que no nos pongan las cosas fáciles para trincar... que solo se equivocan los demás. Ni aprendemos de nuestros errores, ni aprenderemos jamás. Quizás, porque en nuestro ADN no está el concepto de "equivocarse". Y cada vez más, especialmente con las llamadas nuevas tecnologías, aplicamos los "cinco minutos de gloria" a cualquier cosa.

"El yo estaba allí", o "yo lo dije primero" rige nuestros días. Queremos ser los primeros en todo, eso sí, y una vez más recordar que sólo se equivocan los demás, que son tristemente imperfectos. Nosotros, los héroes de nuestro cuento, nunca nos equivocamos. Es más, no comprendemos como los demás tienen la mira tan pequeña.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

sábado, 2 de junio de 2018

24 HORAS AL LÍMITE


Lo ocurrido entre ayer y hoy en la política española ha sido como montarse en una montaña rusa sabiendo que en tu unidad ni estabais cerrados con la cadenita de la barra que sirve de cinturón, ni la puerta encajaba.

Ha sido como vivir peligrosamente pero con un final, por ahora, bastante feliz, sobre todo con los que temíamos que ya con abrir incluso la puerta del frigorífico nos íbamos a encontrar con Don Mariano Rajoy dentro diciendo eso de: Es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”.

La verdad es que esa frase, bien pensado, tiene mucho de la política de Rajoy, parece una cosa, aunque ni entre nosotros mismos, el pueblo llano, nos pongamos de acuerdo qué parece, y seguro que es otra cosa. 
Especialmente en lo que respecta a ayudar a los de siempre, aprovechándose de los de siempre.

Ya sé que si me  estuviera leyendo Rafael Hernando, primero diría que es mero populismo, su palabra-insulto comodín, y luego seguiría con un tren de improperios mientras hace ademán de estar perdiendo el tiempo, porque los que le llevan la contraria parece que siempre le hacen perder el tiempo, por aquello de que además les tiene que enseñar lo que vale un peine. Y en política, de eso, de lo que vale un peine, se debe de venir aprendido.

Bien pensado, lo de hoy, la marcha de Rajoy, y consiguientemente, de un PP todavía más desorientado que la cabeza de la niña del exorcista, ha tenido mucho de orgasmo, para los que ya estábamos hartos de un partido, el popular, haciendo aguas por todas partes, pero que estaban dispuestos, eso parece, a que nosotros fuéramos los primeros en ahogarnos.

Y ahora, tras el orgasmo y unos cuantos pitillos después recordando el momento de la caída de una manera de mandar con guantes para intentar no dejar huellas, convendrá ponernos el mismo chip de siempre para que si van mal las cosas con Pedro Sánchez, al menos no nos duela, como siempre también.

Siempre se ha dicho eso de que “las obras de Palacio van despacio”, pero este vecino al menos, por ahora, se conforma con poco, con sentir que el barco donde vamos todos parece coger un rumbo determinado y firme, y se nos vaya informando de cada escala, para saber, más que nada, de lo que nos depara el camino. Y eso sí, menos políticas del miedo, de presentar a los demás como hombres, y mujeres, del saco.

¿Un miedo de todo lo visto en apenas 24 horas? Que los que se van, y además tan rápido, tienen la sensación y lo dicen abiertamente, que lo que dejan atrás es suyo, y que los que vienen ahora, a hacerse cargo de la trayectoria de nuestro viaje, no son verdaderos patriotas. 
Por cierto, cualquier día de estos, nos ponen un examen de patriotería. ¿Y el precio de la matrícula? Al nivel de los masters de Doña Cristina Cifuentes.

*FOTO: DE LA RED