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viernes, 19 de abril de 2019

CIERTO OLOR A PODRIDO



El problema para arreglar las cosas en casa viene cuando no ves que tienes problemas. Y últimamente nos está pasando eso, en nuestra querida Euskadi, con esos casos de escrache que se están dando con partidos a los que se les denomina, con más fuerza que maña, constitucionalistas, y que intentan dar sus mítines a los que por supuesto tienen derecho, para dar su versión de la realidad que hay que votar, o que viene siendo el otro lado de nuestra luna.

Y lo más triste del caso que esos sucesos en cinco minutos ya están juzgados y posicionados en nuestra biblioteca del recuerdo, sin ningún atisbo de segundas oportunidades o duda bíblica.

A este vecino del mundo ya por de pronto, que le prohíban algo por decreto, incluidos literatura infantil clásica aunque apeste a machismo del rancio, no le gusta, y debemos incluir a que te estén importunando todo el rato para que, como en mi pueblo se diría, te vayas con la música a otra parte, y si está lejos de esta autonomía, pensarán algunos o muchos, vaya usted a saber, mejor que mejor..

Lo curioso del caso es que como un vasco está donde quiere estar, y muchas veces están fuera de su marco geográfico por aquello del sol o porque les sale de lo más profundo, se están dando casos de excursiones de partidos vascos, aprovechando esta semana santa,  que salen a recalar votos fuera. Y eso para ellos, para los propios partidos, en cambio, no debe de representar el alboroto que cada vez que un partido constitucionalista intenta tomar unas cañas, antes o después de un mítin, bien sea en “El bocho” o en los aledaños de La Concha.

La escenificación del problema le vino a este vecino del mundo a los ojos, cuando acompañando a la noticia en un Telediario a nivel nacional se adjuntaban unas imágenes de dos fachadas de casas unidas por enormes lazos amarillos y mucha parafernalia con claras referencias vascas y catalanas, pero más cercanas a un parque monotemático, o a una visión hollywoodense (a recordar aquella Semana Santa inmortalizada en “Misión imposible”, en la que se mezclaban procesiones con Las fallas), y en el que los pobladores se podía imaginar, acababan de arrancar la etiqueta de sus trajes típicos, y en el que los sueños al final podían, cuando menos, secuestrar al presunto soñador.

Digamos, ya para terminar, que cuando alguien aboga por tu higiene mental, Shakespeare hubiera dicho eso de "algo huele a podrido en Dinamarca", aunque Dinamarca no esté en Euskadi ni viceversa.

*FOTO: DE LA RED


sábado, 12 de octubre de 2013

LA HISPANIDAD Y SU PALCO

Uno de estos días atrás, en la mayoría de los hogares españoles, algún miembro de la familia habrá tenido que recalcar el hecho de que hoy, sábado, era fiesta, más que nada para asegurarse de que hubiera de todo en la cámara frigorífica para poder hincarle el diente. Y en más de algún hogar también, se habrán tenido que concentrar para llegar a la conclusión de que el sábado era fiesta por ser el día de la     hispanidad, un concepto que desde hace mucho tiempo, en esta España de las autonomías, huele a rancio y tiene, al menos se lo adjudicamos sin pestañear, ecos franquistas.
Hispanidad es un concepto que ya nos queda hueco, en una sociedad que quien más quien menos intenta aprender inglés, o finge que sabe, como alguna alcaldesa española. Mientras, esa misma cultura anglófila acusa a los españoles de inmensas tropelías durante la época del descubrimiento de América, como si tanto ingleses como americanos no tienen cuentas pendientes, los primeros con países conquistados, muchas veces les llaman “colonias”, será para que huela bien el estropicio, otras veces también dejan el trabajo más sucio a los “piratas”, y los segundos, los americanos, con los primeros habitantes de su continente y a los que, a la postre arrinconaron en su propio territorio. Resumiendo, que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
En esta España cabreada y tiesa por la crisis, solo tiene razón de ser este día, y visto por un vecino desde su atalaya, que aunque privilegiada, solo alcanza a ver lo que alcanza, y lo que le interesa, porque es el día de los que tienen la sartén por el mango, las fuerzas de orden público y la clase política.
En realidad, esta fiesta siempre ha sido un acto de mirarse al ombligo para recordar lo que fuimos, y que muchos intentan que nos avergoncemos de ello, y para otros el ver a dónde hemos caído, y que nos avergoncemos también. Eso sí, vestidos de fiesta, porque sea lo que sea y pase lo que pase, como dijo Ernest Hemingway, americano también, España siempre es una fiesta, aunque cada vez haya menos razones y medios para celebrar.
Quizás, y solo quizás, sea un símbolo también, de lo que fue y lo que queda, el palco de autoridades en el desfile de hoy en Madrid, porque más de uno que antes se pegaba por estar en primera fila, hoy pactaría con el diablo para que nadie le conociera.

*FOTO: DE LA RED