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lunes, 30 de enero de 2017

UNA DUDA RAZONABLE?


Ayer, domingo, este vecino del mundo salía sobre la una y media  para dar un paseíto antes de comer cuando se cruzaba dentro del portal con Rosa, la señora beata del tercero.

Se supone que vendría de misa de doce y del vermú posterior, aunque uno ya piensa que lo primero le sirve de coartada de lo segundo. Y entre saludo y saludo, mientras se abría su abrigo de piel, me hizo saber que estaba muy, muy disgustada con Donald Trump, y su comportamiento con los musulmanes, que aunque no tienen la suerte de seguir a nuestro Dios, según ella, claro, no se merecen lo que les está haciendo el nuevo Presidente de las Américas. Y mientras suspiraba, pensando en el sufrimiento de muchos, me dijo: -Espero que desaparezca pronto "el presi" -como ella lo definió- antes de que cause mucho destrozo, y vaya a los infiernos para toda la eternidad.

Dijo eso último sin parpadear, como quien planea tomarse otros dos vermús en el bar de siempre, antes de ir a comer, y este vecino del mundo que llevaba un día aburridito, sintió la tentación de ser juguetón por unos momentos y le dijo a Rosa: Sí, lo que ocurre es que seguro que en la otra vida también existe el enchufismo, el amiguismo, y con la cantidad de dinero que tiene, seguro que se compra todo el infierno, y para él se queda las mejores vistas… 

Creo que a Doña Rosa se le agitó el último vermú, y visto lo visto, y el grado de corrupción que se supone estamos sufriendo en nuestro entorno, debió de considerar como más que viable lo que le estaba sugiriendo, y así, como para sí misma, murmuró: Voy a tener que hablar un día de éstos, con Don Pedro (el párroco). – y mientras miraba al infinito que se encontraba detrás de los buzones que tenía enfrente, terminó diciendo:  Pensaba que con la religión lo que mejor funcionaba eran las oraciones. Al final, va a resultar que es como un negocio cualquiera. Y yo, con las donaciones que les doy, estoy haciendo la panoli…

Mientras Doña Rosa se giraba para acercarse al ascensor, noté, fue algo más que una sensación, que la luz del sol bajaba en intensidad. Y por un momento pensé que en el cielo comenzaban las restricciones, ya que es muy posible que a partir de ese momento se notara alguna baja en las donaciones.

Mientras abandonaba el portal, instintivamente miré a mi alrededor por aquello de que Dios está en todas partes. No había nadie.


*FOTO: DE LA RED.

sábado, 11 de junio de 2016

UNA PARÁBOLA EN ZAPATILLAS



Es curioso el poder asociativo que puede tener nuestra mente.


Esta misma mañana me preparaba a atacar el frigorífico a la hora del desayuno, cuando las ganas han podido con el orden, como la mayoría de las veces, y un frasco de guisantes a medio terminar ha caído al suelo. Naturalmente, por aquellas tonterías de la ley de la gravedad, se ha roto, y la verdad es que se veía venir, con un frasco que desde hace varios días pedía su libertad apareciendo por todas partes cada vez que quería coger algo.


Limpiando el desaguisado, y los guisantes, claro, a mi mente han venido, mientras observaba, por última vez espero, esas “caras” verdes y húmedas, y ahora viene la asociación de ideas a que me refería,  me he acordado de todos esos “amigos” que aparecen muy de vez en cuando, como si se despertaran de su hibernación, y tienen anotado en su calendario “Vamos a tocar los pies a Fulanito”. Y lo hacen como sin molestar, pero cuando se van, desgraciadamente no para siempre, Fulanito, que eres tú, tiene más problemas que antes, y una mala leche que te sale por las orejas. Y deseas tener una escoba gigante, y el coraje necesario, para barrer de tu mapa, y de todo mapa, a esos problemas disfrazados de amigos.


Un poco avergonzado (el vecino del mundo es como es), por haber sido tan malo para asociar a “amigos” con guisantes, me he preguntado por el por qué de esa asociación que más que atacarme a traición, me ha violado y hecho suyo, aunque sólo sea por unos minutos. Y tras ducharme, y ducharme, para limpiarme por dentro y por fuera, creo que he encontrado una respuesta: la influencia de la religión, y en este caso, de esa manía de explicarnos todo con parábolas, y atribuirle a una simple historia, un significado. Porque si a la parábola le quitamos todo el halo místico, o religioso, no deja de ser un cuento con su moraleja.


Sin olvidar, claro está, ese concepto de "culpa" con el que siempre se nos ha atacado, y en cierta manera, "domado", especialmente desde nuestra Iglesia. Espero que Dios me perdonará por todo lo dicho, ya si eso ...


Y mi parábola de hoy ha sido la del guisante, mediante la cual se nos “sugiere” no almacenar amistades que normalmente estarán ya caducadas; siendo, la mayoría de las veces sin darte cuenta, en una especie de sufridor del Síndrome de Diógenes; recopilador, más que de almas en pena, de almas que producen pena, y …sufrimiento.


Os dejo, por hoy, ya perdonareis. Voy a urgencias, porque parece que con el “flagelo” de los recuerdos y culpas, me he debido de exceder y tengo alguna heridita de …nada.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 23 de marzo de 2016

SILENCIOS QUE GRITAN




Hoy, y ayer, es uno de esos días en que te avergüenzas de pertenecer a la raza humana. El hombre mata al hombre, el lobo por el lobo, y mientras intentas defender la esperanza de la vida por la vida, el hombre mismo se ataca y condena.


Este vecino del mundo, tras el amanecer de terror en Bruselas, ha estado más de veinticuatro horas callado. Irónicamente, más de uno, y una, no hubieran creído nunca este silencio por parte del vecino debido a su facilidad de palabra, y que  él mismo, algunas veces, la suele definir irónicamente como “felicidad de palabra”. Y ayer, queda más que claro, que no fue un día feliz, sino una pesadilla  en el que todas las palabras sobraban.


Quizás, como en el cine, cuando quieres realzar un momento, una clave de cierta escena, en lugar de acentuarlo con una música excesiva, es mejor dejarlo en silencio, y que los hechos hablen por sí mismos. Eso mismo pensó ayer este vecino del mundo, y se alejó por un día del teclado de su atalaya por la que observa.


Porque, en momentos como los de ayer, hay silencios que gritan.


Un grito es el comprobar, una y otra vez, que el hombre depende del hombre. Que si seguimos vivos, es porque el de al lado lo permite. Y que si tenemos que tener fe para seguir viviendo, la misma fe en exceso puede llevar a situaciones límite en las que alguien esgrime la bandera de su religión, teñida de intolerancia y odio para con los demás, disfrazado de misticismo con una gran recompensa al cruzar el umbral de esta vida con la eternidad.


Hay una imagen, la he visto hoy, y es de esos momentos que sabes que no los vas a olvidar nunca. Debían de pertenecer a los primeros momentos de confusión en el aeropuerto, y estaban captadas obviamente por un teléfono móvil de cualquier pasajero. Hacía un barrido de imagen en el que se mostraban unos diez o veinte metros que tenía de su izquierda a derecha, y junto a varios carros para llevar el equipaje, con maletas abandonadas en el descontrol, en el suelo yacía una pareja boca abajo, ambos agarrándose del talle. En un primer momento, he creído/querido que seguían así para fingir su muerte  y poder salvarse tras los momentos de confusión, pero mucho me temo, que fue su último viaje.


Me he criado en la creencia de a donde fueres haz lo que vieres, por eso cuando alguien te exige cómo te tienes que comportar  primero en su terreno, y luego en el tuyo, para que ellos siempre se encuentren como en su casa, es que algo realmente anda mal. Especialmente cuando no hay lugar para el diálogo sino para los hechos violentos, porque como primera tarjeta de visita te van a llamar "racista".



Ayer vimos una vez más el sinsentido de la violencia y el odio, pero no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Y lo peor es, cuando sabes que no hay solución, porque se pone por delante un estandarte, y no el corazón.


*FOTO: DE LA RED

jueves, 26 de marzo de 2015

¿PROPÓSITO, O DESPROPÓSITO?



Antes de nada quisiera expresar mis condolencias por lo ocurrido ayer con el accidente del avión de la Compañía Germanwings que cubría la línea aérea Barcelona – Düsseldorf, en el que han muerto los 150 viajeros, entre pasajeros y tripulantes, de los que, al parecer, 51 son españoles.

Desgraciadamente vamos acumulando experiencia en sucesos de este tipo, y a los medios de comunicación se les llena, cada vez más, la boca, del cumplimiento de un comportamiento ético, y que respete a los fallecidos y a sus respectivas familias. Y el resultado es, una vez más, lamentable. Eso sí, una y otra vez los canales tanto de radio como de televisión, con sus estrellas correspondientes desplazadas al triste lugar, nos cuentan todo tipo de historias de cada uno de los hasta ahora desconocidos pasajeros con voces apesadumbradas, como lógicamente merece, y en apenas cinco segundos, y por magia no de birlibirloque sino de la publicidad, llegamos al éxtasis del consumismo. Verdaderamente lamentable.

Si como han estado hasta ahora llenándose la boca de intentar aislar a los afectados en una especie de burbuja impermeable a las noticias sobre lo ocurrido, solo queda decir que el esfuerzo ha sido yermo en resultados. Con la novedad además, en las últimas horas, de que lo que antes era un drama arrebatador, y por lo tanto rotundamente serio, se está convirtiendo en un híbrido entre el thriller y una superproducción al más puro estilo hollywoodiense. Con intentos de explicaciones de un posible desenlace fatal debido a una decisión por parte del copiloto, en el que se está aplicando la etiqueta de “posible suicidio” a una decisión que de ser así, se hubiera llevado por delante a un centenar y medio de personas que no tenían ni arte ni parte.

Una vez más tanto las autoridades políticas como los medios de comunicación están jugando a ser políticamente correctos, ante unos hechos que nos presentan a un copiloto como un joven de 28 años, alemán, que pudiera arrastrar algún problema emocional. Es como para rasgarse las vestiduras ante un fariseísmo reinante que intenta encontrar una razón, un “algo” para una respuesta que no existe, y en la que no nos tomaríamos el mismo tiempo, si el país de origen del copiloto, o incluso su religión, hubiera sido otra.

Vaya por delante que este vecino del mundo no quiere justificar en ningún caso lo ocurrido, sea por causas mecánicas o por la decisión irracional de una persona, pero que el lenguaje de los que están dando todo tipo de explicaciones plausibles hubiera sido totalmente diferente si el perfil del copiloto hubiera sido otro, concretamente su nacionalidad o su religión.

De todas maneras, convendrá seguir el desenlace de este suceso, ya que al ser un accidente fuera de nuestras fronteras, seguro que el camino que tomarán los acontecimientos no se parecerá en nada a los que en general tristemente suelen ocurrir en nuestro suelo patrio; que es el que pasen muchos años entre estudios de todo tipo,  y culpas normalmente repartidas entre gente ya fallecida y que no se puede defender, y unos juicios tan distantes en el tiempo que parecen incluso perder su sentido.

Este vecino del mundo  recuerda que de pequeño le intrigaba mucho eso del “propósito de enmienda”, pero en realidad siempre queda en algo formalmente complejo, que tras ser analizado es totalmente vacuo. Y si no, éste es un ejemplo perfecto: el mismo o peor comportamiento, por parte de todos, eso sí.


*FOTO: DE LA RED


martes, 3 de diciembre de 2013

EL RÍO DE LA VIDA

Los lunes por la tarde siempre paso por la administración de loterías para comprobar si la primitiva y sus derivados se han fijado en mí la semana anterior, o voy a tener que seguir apoquinando como habitualmente.
Aunque tengo ya el horario cogido de tal manera que evite grandes colas, ayer me despisté y fui más tarde. Con lo cual lo que me encontré era algo así como la cola para visitar La Meca. Y eso me hizo recapacitar.
Los allí presentes dábamos a entender el dinero más que como religión como Dios. Todos lo estábamos adorando.  Era una especie de cola para ir a comulgar nuestros sueños a Dios, o al que se pusiera por medio allí, que daba lo mismo.
Los de la O.N.C.E., y dicho esto con mucho respeto, aunque la mayoría de ellos ciegos, tienen mucha vista para los negocios, y ya en su momento publicitaron la frase “es la ilusión de todos los días”.
En aquel mismo momento, todavía en la cola, porque tenía para rato, me pareció una escena realmente triste por muchos motivos, y me fui de allí sin comprobar los números anteriores.
Sé que volveré, al menos a comprobar lo ya gastado, pero no era el momento, porque cualquiera que me adelantara en la cola, por ejemplo, podía pisar mi moral.
Y me dio por pensar también que las Navidades, a las que tengo mucho cariño, comienzan también con la lotería. Un acto netamente profano como antesala a una celebración, en teoría, religiosa. Y quién me dice a mí que la Navidad no se ha perdido porque es un buen momento para gastar. O peor aún, quién me dice a mí que la Navidad no se inventó exclusivamente como buena excusa para gastar.
Para que luego digan que el hombre es un ser inteligente…Bueno, en realidad es verdad. Uno es inteligente, y los demás nos dejamos llevar, como un tronco en el río de la vida.

-CUADRO: ÓLEO "RÍO EN OTOÑO". AUTOR: PATXIPE