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miércoles, 16 de septiembre de 2020

¿PERSONAS, O PERCEBES?

Viendo la tele esta mañana, concretamente en La sexta, pero pudiera ser cualquier medio o cadena de televisión, estaban dando cifras, cada vez más altas, de personas con el Covid-19, que están siendo ingresadas en cuidados intensivos en cualquiera de nuestros hospitales.

No sabes, por la frialdad de los contertulios en comentar las cifras, rozando el hieratismo, si están hablando de personas o de percebes. Quisiera que, al menos puestos ya, fueran de los segundos, porque además en cualquier momento de esa cuenta, alguien pudiera hasta ascender a los cielos, como si de la carrera espacial  se tratara.

Cuándo se darán cuenta, los de los medios informativos, que toda información repetida machaconamente puede pasar de ser de ayuda a convertirse en cada una de las gotas malayas que  chocan machaconamente contra nuestro cerebro y convertirlas en motivos de histerismo, e incluso de cierta persecución psicológica.

En cualquier momento vas a abrir el frigorífico, y te va a aparecer Ferreras, metiéndote el dedo en el ojo mientras te da una colleja porque se ha enterado de que puedes tener un hijo que practica el botellón, y por supuesto tú eres el último en enterarte, lo mismo que pasa con los cuernos.

Desde que la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos ha dejado claro que eso de saludarse con el codo nada de nada tampoco, hemos perdido el norte, y estamos más desorientados que un sordo en un congreso de espías, porque era lo único seguro que habíamos sacado de esta pandemía. 

Y lo de saludarse ahora con la mano derecha en el corazón, durante breves segundos al menos, te puede dejar con la mosca en la oreja, por sí a la otra persona le puede estar dando un amago de infarto, o puestos ya, de romanticismo, que incluso hasta pudiera ser peor, rayando con el terror, en una época en la que regalar flores, solo puede ser síntoma de que alguien desgraciadamente se ha ido al hoyo, ¿o no?.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 13 de diciembre de 2019

A PROPÓSITO DE UN CALENDARIO...



Muchas veces el precio de algo, mucho o poco, es totalmente subjetivo. Hoy lo he podido constatar.

Como este mes, e incluso el año, ya huele a difunto, y mis citas con los médicos o reuniones de alguna manera importantes, especialmente para mí, ya enlazan con el año que viene, he salido a comprar uno de esos calendarios, que bonitos no son, porque parecen meros croquis, pero que como no tengo secretaria o secretario, son los que más se acercan a mis necesidades.

Ya estaba pagando en la caja, un poco más de once euros, por el único calendario, al menos a la vista, que según mi criterio podía hacer de "secretario honoris causa", por la Universidad de mi casa, para los próximos doce meses, cuando la otra única clienta, que estaba detrás mio, ha dicho, se supone que a la que me estaba atendiendo: -¿Me cobras? A lo que la empleada con cara de sorpresa le ha contestado: -Espere un momento, por favor, mientras me señalaba.
En ese momento, me he dado la vuelta y la he saludado más que efusivamente, y con una gran sonrisa: -Muy buenos días. A lo que la clienta díscola o despistada, y ahora con cara de confusión, me ha contestado: -Al entrar ya he saludado.
Le he respondido: -Ahora le he saludado yo porque es obvio que no me había visto. De todas maneras, en la era del empoderamiento, nos empoderamos todas (aquí ha seguido un silencio bastante acusado), y todos, o se debería de romper la baraja.
En ese momento había dos moscas en la librería, sólo una de ellas volaba.

Como decía al principio, el precio muchas veces es relativo, porque hoy con la compra del calendario he cerrado alguna puerta de la que venía muchísima corriente, amén de conjugar, en mi caso, por primera vez el verbo empoderar. Me ha gustado.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 5 de junio de 2013

CUANDO LOS VALIENTES SE DEFINEN



Con los primeros rayos de sol, parece que la expresión de la gente se transforma, y la ropa de las chicas guapas mengua.


Recuerdo cuando era jovencillo, ayer. Tenía un amigo que era ligón de manual, vamos que sin un libro que se lo explicara se perdía. Sentados en un banco en la plaza del pueblo, viendo pasar a las chicas, solía decirme: -Me encanta el buen tiempo, porque de un día para otro, con los rayos del sol, y como si fueran setas, aparecen mujeres donde antes sólo veías niñas.


Siempre me pareció un poeta en ciernes, sin embargo solo llegó a viejo verde.
Nunca sabes el por qué un proceso falla y en el punto en el que pensabas encontrarte con un precioso cisne, te encuentras con un pato normal y corriente. Tal vez la diferencia estribe en saber dejar aflorar los sentimientos, sin que te ruborices por ello, ni te importe el qué dirán.
Hay un momento en la vida, en el que te tienes que posicionar, aunque lo fácil sea pasar desapercibido.


Eso les pasó ayer a un grupo de jóvenes, los alumnos más brillantes, y “lumbreras”, de la Universidad y lo han demostrado. Doce de los estudiantes galardonados con los Premios Nacionales Fin de Carrera mostraron su rechazo al ministro de Educación, José Ignacio Wert, como artífice de la LOMCE, negándose a saludar a las autoridades en la citada ceremonia de entrega de premios que tuvo como escenario el Auditorio Nacional.


Ante un público en el que se hacía presente el movimiento conocido como "marea verde", los premiados, que se negaron a saludar a las autoridades, fueron ovacionados por los presentes.


Precisamente a éstos jóvenes, que ya sobresalen por sus conocimientos, les hubiera resultado más fácil su futuro, y no hubieran necesitado pringarse en un asunto que ellos en cierta manera ya dejan atrás. Sin embargo, ha sido un acto de valor, de carácter, justicia, y un puñetazo en la imagen presuntamente responsable de un partido que busca respuestas afirmativas ante una política rotundamente negativa.


Quizás a partir de ahora, a estos jóvenes brillantes les resulte un poco más difícil, por obstáculos de gente que no olvida, pero seguro que mereció la pena. De todas maneras, a estas personas, igual con el tiempo, el citado ministro también les echa en cara que tributan en el extranjero, como a algunos actores les recordó tras la entrega de los premios Goya. Lo único que ocurre es que igual no les queda más remedio que irse, porque las estructuras de este país les echa de todas partes.

*FOTO: DE LA RED