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martes, 10 de junio de 2014

EL LISTO DE TURNO

En estos tiempos de crisis se habla mucho de la gente que tiene que irse allende (me encanta esta palabra) nuestras fronteras para buscarse el sustento, y con este hecho se relaciona, también, la famosa fuga de cerebros.
Sin embargo, España más que por personas inteligentes, se caracteriza por “el listo de turno”, la famosa "picaresca" desde tiempos de "Lazarillo de Tormes". Vas caminando, y sin intención, das una patada a una piedra y te aparecen unos cuantos listos.
Esta mañana, sin ir más lejos, he entrado en la “tienda de cabecera”, al lado mismo de casa, y tras coger lo que tenía que coger, esperaba a la persona que estaba siendo atendida por la cajera, y cuando ya me tocaba, ha aparecido el listo de turno, que solo hubiera tenido que esperar a que pagara dos cosas que llevaba en la mano, y ha dicho que las manzanas que estaban en el mostrador eran suyas, y que le tocaba a él. Por supuesto, que traía una especie de bolsa de plástico con dos ruedas de la misma tienda, hasta los topes.
Con aparente frialdad, y sin levantar para nada la voz, le he dicho mientras le miraba a la cajera y le guiñaba un ojo: -Tranquilo, ya he aprendido la lección. La próxima vez, según entro, ya dejaré los calzoncillos o el peluquín, eso sí, bien limpios para que nadie proteste, y así luego no pierdo tiempo, como usted, que hay que hacer caso al dicho “El tiempo es oro”, y usted debe de ser millonario en tiempo ahorrado.
El señor ha puesto cara de que la fiesta no iba con él, o que era un extraterrestre acabado de aterrizar.
Y en esto de los listos hay que mencionar también a los que utilizan a sus hijos como patente de corso para colarse en cualquier sitio.
Vas a coger el autobús, respetando fielmente la cola, y como jugando, se cuela un niño a toda la fila, ¡benditos niños!, se sienta y ocupa el sitio para sus papás y para los amigos de los papás. ¡Casualidad! “El “urbano” ya no tiene sitio para sentarse. En ese  momento entran los cuatro adultos y con cara de no darle importancia, se sientan sin mirar siquiera si hay gente mayor a la que ceder el sitio. Y, ahora viene lo mejor, el niño con cara de ser el primero de la clase, va donde su madre, porque por su puesto él se ha quedado de pie, y le dice: -Mamá, lo he hecho bien ¿verdad?
Y como uno hace mucho tiempo que tomó la determinación de que es mejor que te tomen por maleducado que por tonto, le dice al niño eso sí con una sonrisa y entonación inocente: -Lo has hecho muy bien, no se ha notado que os habéis colado.
En ese momento la mujer se pone muy, muy roja, y su marido va a sacar el macho que lleva dentro, cuando ella le espeta a que lo deje estar.
El problema que crean los listos es que irremediablemente tiene que haber un tonto, y al menos a mí no me gusta que me tomen por tal cuando no me lo merezco.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 16 de abril de 2014

TONTOS DEL BOTE

Hoy se juega uno de esos partidos denominados “partidos del siglo, de este mes”, y para contentar a todos, diríamos eso de “que Dios reparta suerte”. Sin embargo, este vecino lleva unas veinticuatro horas, reconociendo minuto a minuto la “estulticia” de que hacemos gala. “Tontos” porque de un día para otro sacamos palabras nuevas, naturalmente en inglés, como si las utilizáramos de toda la vida, y optamos por rechazar las respectivas palabras en castellano.
A alguien se le ocurrió ayer denominar a la zona de esparcimiento creada en Valencia para los aficionados de cada  uno de los equipos finalistas de la Copa del Rey como Fan Zone, y desde ese momento, y al grito de “maricón-el-último” todos los medios de comunicación están repitiendo las mismas palabras, porque parece que “estar a la última” es ésto.
Este vecino no niega que en países anglófonos se refieran a ese lugar con esas palabras, pero con un idioma tan rico como el castellano, es de juzgado de guardia utilizar ese término.
Si tenemos una palabra sugerente, pizpireta y más española que una paella es “chiringuito”, que, además,  por el prolijo uso que se le ha dado, puede emplearse en diferentes acepciones, y el “chiringuito para los hinchas” no deja de ser molón y hasta un poquito “cheli”, pero ahora se lleva lo extranjero como indicativo de moderno. Y si nos dicen “país pobre” nos ponemos, por decirlo en fino, de mal café o incluso de “bad milk”, pero si nos dicen “poor country” parece que nos venimos arriba, cuando seguimos siendo igual de pobres, y además hemos hecho el ridículo, sin enterarnos, lo que es más ridículo todavía.
Si queremos que nos respeten en Europa, y en cualquier lugar, primero tenemos que respetarnos nosotros mismos, y utilizando cualquier palabra que suene a foránea, no vamos por el buen camino, porque si los extranjeros aprendieron a respetar nuestra “siesta”, o nuestra “fiesta”, que respeten también al “chiringuito” o a cualquier palabra que nos apetezca usar, porque de lo contrario nos tomarán por “tontos” pero no un tonto cualquiera sino al “tonto del bote” que eso sí es español, y además no tiene traducción. ¡Que se jodan!