Por
lo que se dice ahora en los medios de comunicación, parece que
Alemania y compañía ya están cerrando el grifo de las
restricciones, y más de un país ya se ha dado cuenta, más vale
tarde que nunca, que quizás los españoles no eran tan malos, o los
alemanes tan buenos, que vaya usted a saber.
En
realidad esta crisis, que para este ciudadano del mundo estaba
preparada y orquestada, ya ha conseguido su fin: el dejar al
empresariado en una mejor situación, mientras que las clases medias
son menos medias, y se han bajado muchos escalones, prácticamente la
escalera entera, de lo que nuestros padres y abuelos habían
conseguido a favor del obrero. Eso sin mencionar que ahora España va
a ser una especie de gran superficie en la que aparte de que en el
trabajo, el que tenga, ya te descuentan para un montón de cosas,
esas mismas las vas a tener que pagar por tu cuenta y riesgo.
Está
claro que el gobierno español ya no va a pedir la ayuda como la
pidieron los griegos, porque entre otras razones íbamos a tener que
convivir con los denominados hombres
de negro enviados
por las autoridades europeas, y no conviene mirar debajo de las
alfombras de cada uno de los despachos de cada uno de los gobiernos,
tanto a nivel nacional como autonómico.
Si como dijo Shakespeare “algo huele a podrido en Dinamarca”, aquí no huele a podrido, sino que “estamos podridos”, y no conviene arreglarlo.
Si como dijo Shakespeare “algo huele a podrido en Dinamarca”, aquí no huele a podrido, sino que “estamos podridos”, y no conviene arreglarlo.
Este
vecino del mundo está cada día más convencido de que lo único que
se ha querido es aprovechar la situación de pánico y de
preponderancia del partido popular para dejar todo, como se decía
hace cuarenta años, “atado y bien atado”, y montarse el país en
plan “grandes almacenes”¨en el que vivirá o sobrevivirá aquel
que tenga más dinero.
Siempre
se ha dicho que en los malos momentos, en especial cuando la censura
estaba en su punto más álgido, se dicen las verdades disfrazadas de
humor para poder decirlas, y hace muchos años el genial Forges
definió a este país, que todavía no estaba en nada parecido a lo
de ahora, como PAÍS,
S.A., y es como han querido dejarlo, donde el único aroma que
sobresale es el del dinero.
*FOTO: DE LA RED
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