martes, 8 de enero de 2013

MIRADOR INIESTA


Ayer pudimos estar ante uno de esos días de falso oropel, o de mostrar lo bien que nos van las cosas, cuando enfocamos la noticia donde nos conviene. Y ayer la noticia era la concesión del “balón de oro”.
En realidad, con la final propuesta de Lionel Messi, Andrés Iniesta y Cristiano Ronaldo, se remedaba en versión fútbol a aquella película rodada en España: El bueno, el feo y el malo. Y los acontecimientos ocurrieron según el guión previsto, siendo el ganador por cuarta vez consecutiva el astro argentino.
En el cine entra prácticamente todo por la vista, y quizás en esta parte de la historia del fútbol también. Todos han cumplido con su personaje, salvo Messi con su smoking, mezcla de prenda tradicional pasada por la Feria de Sevilla, eso sí firmada por Dolce&Gabbana, en el que quizas empieza a sacar "la patita" como símbolo de que el papel de niño bueno ya le viene un poco prieto, y aparecen poco a poco en el horizonte, visos de que presuntas actuaciones suyas en contra de compañeros, que quizás se vean obligados a dejar el mismo equipo por no ser del agrado del argentino, al no agachar las orejas ante el astro argentino, puedan ser realidad.
Tomando como referencia el mundo de la fotografía tradicional, Messi sería el “positivado”, lo políticamente correcto, lo que el público quiere ver, el hijo que toda madre quiere tener. En otro lado tenemos a un Cristiano Ronaldo que sería “el negativo”, lo que no es políticamente correcto, porque nadie se debe de mostrar tan orgulloso de sí mismo, ni tan perfecto: tan rico, tan guapo, tan sano, tan correctamente vestido y peinado siempre, y con la novia de todas las novias.
El único problema que tiene Ronaldo es haber coincidido en esta vida con el Señor Messi, y ser supuestamente como “la cara y la cruz” de una misma moneda.
Por otra parte, tenemos al producto nacional encarnado por Andrés Iniesta, y al que prácticamente todos sentimos como el verdadero merecedor del “balón de oro”.
En el mundo del cine, Iniesta sería un Dustin Hoffman, al que le cuesta ser el protagonista, y lo es pese a todo. Tiene más apariencia de “pagafantas” que de “donjuán”, y sería el protagonista perfecto para un Cyrano de Bergerac corto de presupuesto para narices estrambóticas.
En el corazón no siempre manda lo perfecto, lo guapo, y si ayer el público hubiera entregado “el corazón de oro” al futbolista más querido, del trio propuesto es más que probable que se lo hubiera llevado el de Fuentealbilla.
Este vecino está pensando muy seriamente el denominar a su atalaya como “Mirador Iniesta”, y sería lo adecuado, porque a él no se le escapa una en el campo.

*FOTO: DE LA RED

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