viernes, 25 de enero de 2013

EL CONSORTE CON (MALA) SUERTE


Cuando el Señor Urdangarín se casó con la infanta Cristina, muchos vascos sintieron un cierto orgullo de que en alguna manera sangre vasca se mezclara con la sangre azul, y de que aparte de tener una zarzuela sobre tema vasco, como lo era El Caserio, un vasco tendría algo que ver con La Zarzuela.
Años después, y visto lo visto, aquel hombretón, guapo, deportista, y por lo que decían, buen estudiante, que podía haber sido el reflejo de cualquier joven de su época, y deseado como hijo ideal por la típica madre española, intenta proseguir con su vida diaria pese a que aquellos presuntos barros traigan lodos un día sí y el otro también.
Para aquellos que pudieran pensar que el Señor Urdangarín, otrora con suerte, se protege tras su título nobiliario consorte, digamos que presuntamente él mismo no es que haya echado piedras contra su tejado, sino que se ha cargado su tejado directamente, firmando correos electrónicos con un zafio chiste empalmandolo a su título nobiliario. Y lo que es más importante, al parecer estos correos estaban dirigidos al secretario de las infantas, lo cual en sí mismo podría dar origen a muchas especulaciones.
Hoy en día el Señor Urdangarín, con muchos kilos menos, este vecino del mundo se refiere a kilos de carne naturalmente, y de credibilidad, intenta hacer lo que él entiende como una vida normal, y estos días atrás se le ha podido ver asistiendo a los partidos de la selección española de balonmano, en el campeonato del mundo que se celebra en la villa y corte.
Visto lo visto, quizás el subconsciente en su momento le gastó una mala pasada al Señor Urdangarín, cuando presuntamente firmó algunos correos electrónicos como “El Duque em..Palma...do”, y a su manera estaba indicando por dónde presuntamente se pasaba todo y a todos. En una frase muy usada en su momento por José María García, digamos que se pudiera pensar que el consorte con suerte se pasaba muchas cosas por el forro de sus caprichos, lo cual se puede empalmar, como decíamos, con la manera de despedirse en algunos de sus correos electrónicos.
Alguien dijo alguna vez, y el Señor Urdangarín al parecer lo ignoraba, que “hay algo tan necesario como el pan de cada día, y es la paz de cada día ; la paz sin la cual el mismo pan es amargo”.              

*FOTO: DE LA RED           

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