Tu día siempre puede mejorar en cualquier momento si
intentas abrir un “abrefácil” y además... lo consigues a la primera, y es que lo
mismo que un preservativo está diseñado, los que lo están, para romperse
durante …la faena, amén de recordarte, por su tamaño, que la tienes pequeña, la
gracia de un abrefácil es que al final tengas que romper el paquetito de
plástico de manera desesperada y le saques los colores al Altísimo por lo que
acaba saliendo de tu boquita.
Por cierto, esta noche, de un día sin abrefácil y por lo tanto triste, al despertarme frente al televisor
tras el primer sueño, a eso de las dos/tres de la mañana, he llegado a la
conclusión de que el éxito de la mayoría de las cadenas, esa “tienda en casa” olvidada
a la hora de hablar de tu vida, pero en el fondo siempre presente, reside en
que a esas horas en la que es
programada, actúa como ese ente que nos acompaña a prueba de bomba y de olvido.
Tu felicidad, y por supuesto la de este vecino, siempre será inversamente
proporcional a la cantidad de tiempo que ves ese programa, y la culpa, por
supuesto, no es del contenido, de los productos de la mencionada tienda, sino de
que el programa en sí actúa como un virtual paño de lágrimas de la soledad más absoluta.
Aprovechando ahora que nos hemos puesto profundos aunque
sea en cosas nimias, hay que dar un toque al Ministerio, que imagino será, de educación y derivados, que cada vez está dando menos importancia a la “Filosofía”.
Habría que darles un pescozón, incluso con repiqueteo; aunque en el fondo es
comprensible, ya que a la mayoría de los gobiernos, sean de izquierdas,
derechas, del centro y adentro, no les interesa que “su” pueblo piense, que
practique esa filosofía en zapatillas, por ejemplo delante de un buen café, que
puede ser extremadamente peligrosa para el PODER, así en mayúsculas. Ya “piensan” ellos en nuestro
lugar.
Nosotros, con nuestros votos, sólo tenemos que decir “Amén”,
especialmente en un pueblo como el nuestro que viene de una educación “católica,
apostólica y romana”.
El que aprendamos a pensar, fin primario de toda filosofía que se precie, y especialmente además a
decidir con criterio, nunca ha entrado en sus planes, esos que la mayoría de las
veces acaban en Suiza, o en una cuenta caribeña, que al final nunca han usado,
eso dicen.
*FOTO: DE LA RED
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