Hay imágenes que te hacen creer que todavía hay esperanza.
En un día, en pleno agosto, en el que el Informativo de las 3 de la tarde más
parecía un concurso de adivinar la noticia verdadera entre todas las
demás que eran claramente carne de "fake news"o noticias falsas.
Entre descerebrados al volante o en el capó del coche, que
además graban sus fechorías por aquello
de un segundo de fama en las redes aunque luego acaben en la trena, fríos
pirómanos o asesinos de paisajes, sentimientos y recuerdos, el hueco de las
noticias del mes veraniego por antonomasia se rellena, por ahora al menos, sin
recurrir a ninguna serpiente veraniega.
Esa imagen comentada al principio es la de ese
"abuelete", este vecino del mundo prefiere, con mucho cariño,
definirle así, que "anciano", como muchos periódicos de la red se han
referido a él, que no se puede resistir, ni evidentemente quiere, y utiliza una
de las principales calles madrileñas, Gran Vía, como telón y fondo del arte y
manera de ver y sentir la vida que lleva dentro, al son de "My baby just cares for me", de Nina Simone.
Este señor, porque sin duda lo es, ha hecho ya solo con su gesto una declaración de amor a la vida, y ha convertido, sin pretenderlo ni
quererlo, a Madrid en una especie de La Habana de este lado del charco donde se
vive la vida en la calle, y no se pretende ser sólo políticamente correcto, o
simplemente aburrido.
A destacar por supuesto el toque que le da esa señorita,
con su imagen, su voz, y el gusto por cantar y contar sentimientos. A este
vecino que desde niño ha amado el cine y la música, siempre ha soñado con el “musical
de la vida”. Aquel en el que todos cantan y bailan en unión y armonía,
bailando sin haber ensayado, y coincidiendo en los pasos, como vecinos bien
avenidos.
En estos días de “quítate tú para ponerme yo”, pero sin que
se note que quiero, aquí los dos, ella y
él, está claro que están haciendo lo que les pide el cuerpo, y además en forma de arte.
*FOTO Y VIDEO: DE LA RED