A este vecino siempre le ha gustado el humor
absurdo, para algunos, y lo mismo que a la hora de diferenciar una tortilla,
distingues entre la española y la francesa, a ese tipo de humor le
llaman humor inglés. Un ejemplo sería ese chiste en el que una persona
va por el desierto cargada con un pesado ancla, y se cruza con otro, que muy
perspicaz le pregunta: -¿Por qué va
caminando cargado con eso tan pesado?- El otro con cara de dárselas de
inteligente, le dice con cierto tono de superioridad: -Pues muy sencillo, porque así si me va a atacar un león, suelto el
ancla y me voy mucho más rápido.-
Y la verdad es que muchas veces, sobre todo cuando estoy
fuera de Donosti me acuerdo de este chiste.
Sé que hasta ahora no habéis entendido nada, pero, y lo
bien que se lo está pasando este vecino, no tiene precio.
Y es que todos estamos
muy orgullosos de nuestro querido Donosti, e incluso cuando estamos fuera,
al acordarnos del marco incomparable, se nos puede escapar alguna lágrima. Pero
todo empieza a cambiar cuando tras varios días de estancia en ese otro sitio, nada nos
resulta más caro, sino al contrario.
Eso comentaba el otro día con un amigo, y él no me creía.
Hace pocas semanas este vecino del mundo a vuelto a ir a
Madrid, y ni allí, la capital del reino,
le van a asustar a un donostiarra en cuestión de precios. ¡Ojo! Siempre
teniendo en cuenta que uno no alterna en lugares de alto standing, ni en
Donosti ni en ningún sitio. Por eso cuando uno sale de su “txoko”, la tristeza
de alejarse del aire donostiarra es enjuagada por el hecho de que en la mayoría
de las transacciones que hagas en tu vida diaria, siempre te salen más baratas,
aunque coincidas en lugares veraniegos en pleno agosto.
¡Ah! Habrá gente que
mencionará, quizás, la excelencia de los “pintxos” de la Parte Vieja, y es
probable que en el sitio que estés ahora no tengan los “pinchos”, o tapas, el
pedigrí de ellas, pero seguro que serán más baratas, vaya lo uno por lo otro, e
incluso al pedir un vino o una cerveza te sirvan con un tentempié a cuenta de
la casa. Porque en Donosti, y no hablemos de ese experimento llamado “pintxo-pote”,
al menos la experiencia de este vecino es que a lo único que te pueden invitar
en cualquier establecimiento es a que te vayas.
De ahí lo de la travesía del desierto del chiste del
comienzo, o del famoso refrán de que las penas con pan son menos. Sé que
hoy no he sido políticamente correcto, pero las cosas son así. Una ciudad donde
más de uno saca pecho porque tenemos la calle, como comentado el otro día (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/04/un-trocito-de-shangri-la.html),
más cara de España, y no se paran a pensar en el refrán que habla de las barbas
del vecino, así nos va. Pero aunque no haya ningún estudio al respecto, y para compensar, seguro
que tenemos también los pobres que comen las sobras más caras de España.
Me voy al médico a que me dé algo para bajar la tensión.
FOTO: DE LA RED