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sábado, 31 de marzo de 2018

EL SÍNDROME ABRARACURCIX Y EL ESPACIO


Llevo varios días sintiéndome como Abraracurcix, el jefe de la aldea gala de Asterix y Obelix.

Los seguidores de estos comics (que aunque no lo parezca ya pueden haber rebasado tranquilamente, es un decir, los sesenta, como este vecino del mundo), para ahora ya me habrán entendido. Y es que el único miedo del bonachón, pero justo y firme, jefe galo es que se le cayera el cielo sobre su cabeza.  

Desde que me enteré que hay una estación espacial china, Tiangong-1,  que en cualquier momento, por decirlo de una manera suave, tiene previsto visitarnos por sorpresa, uno no deja de tener la mosca tras la oreja. Por aquello de que “no me tocará la lotería, pero ésto…

Por cierto, muchas veces somos muy exigentes con los nuestros, y no tanto con lo que viene de fuera que bien pudiera parecer que es "palabra de ley". 

Hace unos dos días cuando empecé a conocer la noticia, el comentarista en la radio se hacía eco de las declaraciones chinas, en las que se decía que la nave podía caer el viernes, el sábado o el domingo. Muchas veces para hacerme una opinión me imagino sentado con los amigos en el bar de mi pueblo, opinando sobre lo que dicen en la tele, y automáticamente me salió: “Resumiendo: No tienen ni puta idea. Si eso llegan a decir nuestras autoridades, les ponemos a parir”. Y es así.

El problema no es sólo la estación que se nos va a arrojar encima en cualquier momento, sino la cantidad de basura espacial que nos rodea, que desde muchos foros se asegura que ya debe de ser enorme por mucho que pensemos en la grandeza del universo.

Lo mismo que desde hace bastante tiempo se nos está adoctrinando con los colores de los diferentes contenedores para la basura, digamos que, doméstica, habría que asegurarse no en acortar todo tipo de avances en la ciencia, pero sí en mandar sólo lo verdaderamente necesario al espacio. Porque, que este vecino recuerde, hace unos pocos meses, por ejemplo, entre las cosas que se mandaron al espacio  estaba un coche, que en realidad era más un coste publicitario por lo que se adjuntaba, que una verdadera necesidad. 

Y es que puestos a morir, si es necesario, que sea por la ciencia, y no porque te “visita” un anuncio por mucho que sea interestelar.

*FOTO E ILUSTRACIÓN: DE LA RED


miércoles, 21 de octubre de 2015

REGRESO AL FUTURO A LA ESPAÑOLA



¿Qué os voy a contar?  Que este vecino del mundo está, por decirlo de una manera un tanto educada, un poco hasta el gorro de la eclosión, no hay otra expresión, que ha tenido hoy el hecho de que la fecha, 21 de Octubre del 2015, haya coincidido con el escenario que “Regreso al futuro” presentaba como “futuro”, según la pantalla que tenía el DeLoreac “maquillado” para la aventura. Y sin embargo, por la puerta de atrás, como a él, al Señor Rajoy, le hubiera gustado, se nos ha ido como de tapadillo, todo un Señor Presidente del Gobierno, en la última sesión de control de esta legislatura en la Cámara de los Diputados.

El destino nos ha alcanzado de lleno, y somos mucho más light de lo que pensábamos. Se han inventado muchas cosas en estos treinta años, entre otras la Red de Redes, y consecuentemente se surfea de otra manera, por internet. Pero lo que hacía el protagonista de la peli, con ese skate volador que incluso sería el orgullo de cualquier Supermán, solo puede ser emulado, aunque lo hiciera antes, en la Historia del Cine, por todo un Charlton Heston en el papel de Ben-Hur y su famosa cuadriga.

En el fondo, el mundo no ha cambiado tanto, solo que somos treinta años más viejos. Porque después de que nos caigan tantos años encima, el suceso no se puede salvar con palabras como “son daños colaterales". Y en el interín, quizás solo se ha salvado, y renovado en cierta manera, el mismísimo DeLorean, ya que como quien no quiere la cosa, tiene su versión musical, Delorean, un grupo, para más señas nacido en Zarautz, que triunfa más en el extranjero que en España.

Y este vecino del mundo, muy raro él, muy complicado él, se pregunta: ¿Dónde estaba Don Mariano Rajoy hace treinta años, y por qué los productores de la película de nuestra vida, no hicieron que se pasara como una de las protagonistas de la trilogía americana la mitad de esta, nuestra, película durmiendo? Quizás, nuestra vida al menos, hubiera sido menos dura.

Porque en esta película, “Regreso al Futuro a la española” nosotros, quizás como fallo de nuestro coche a la hora de regresar a donde estábamos, hemos retrocedido casi a los tiempos de Nefertiti y los trabajadores ya están a cinco minutos de ser esclavos.

Es curioso, y ningún guionista por muy de humor negro que fuera , nos hubiera pintado un futuro tan retrasado, tan “vintage”. Una palabra, que por cierto, no se usaba hace treinta años. Ni nadie se imaginó, tampoco, que los bancos hubieran armado la que armaron con su caída a los infiernos, y que, al final, nos han dejado los bolsillos más que rotos famélicos.

Quizás, como pasó con el actor Eric Stolz que llevando cinco semanas de rodaje en el papel protagonista de Marty McFly, el director, Robert Zemeckis, decidió cambiarlo porque no le gustaba el aire que le estaba dando a aquella comedia. Y aquí la posible comedia, por no tener protagonistas políticos de altura, ha derivado en un batiburrillo de mezcla de géneros (cine negro, de aventuras, thriller, comedia, drama) que solo lo hubiera podido salvar un Luis García Berlanga en el estado de gracia de “Todos a la cárcel”, pero que ya hace tiempo fue fichado por Dios y se supone que se encuentra en el más allá intentado darle a la cultura celestial, un tono de cierta calidad.

Y aquí, sin embargo, en la Tierra, estamos los que estamos, y en lugar de regresando al futuro, casi estamos con los monos del “2001: Una odisea en el espacio” o lo que viene siendo “caminando para atrás”.


Esperemos que los “guionistas” elegidos en las urnas el 20 de Diciembre, le den a nuestra historia a vivir, un poco de vida y esperanza, y los “héroes” elegidos, aunque no les gusten los toros, sí tengan un poco de vergüenza torera, y hagan lo mejor para nosotros, y no para ellos…

*FOTO: DE LA RED