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martes, 4 de agosto de 2015

LA DAMA CHISMOSA


Este vecino del mundo ha pasado cierto tiempo de “rodriguez” estos días, y como soldado, del hogar, pero soldado al fin, ha sufrido las heridas de la batalla de la plancha.

El otro día estaba planchando, y por el calor reinante, con el torso desnudo. Teniendo en cuenta, y que es bien sabido, que los hombres tenemos serias dificultades para hacer dos cosas a la vez, es inevitable el decir que me quemé, a unos diez centímetros encima y a la derecha del ombligo. Y, por eso de los azares de la vida, la quemazón se asemeja a una alargada cicatriz.

Esta mañana , y en la playa, me he cruzado con dos señoras que estaban criticando todo lo que se les cruzaba por su camino. Y he oído que una le decía a la otra:
-¿Te has fijado la cicatriz que tiene ese hombre?
 A lo que la otra le contesta: -Hígado. Le han operado del hígado. ¿No te has dado cuenta de la pinta de borracho que tiene? Si ahora está borracho perdido…-

Como me ha parecido que era tan hiriente que se fueran de rositas, he dado la vuelta y me he encarado con la cotilla parlanchina, y serio, muy serio, le he contestado:-Perdone, señora. - Lo cortés no quita lo valiente.- Estaba tan cerca que no he podido evitar el escucharles. Por eso, y para salir de dudas, me gustaría saber a qué bebida soy tan aficionado como para estar beodo desde por la mañana. -

Para mi desconcierto la chismosa no solo no se ha cortado, sino que me ha respondido con total naturalidad, y sin parpadear: -A usted le gusta el licor de hierbas, porque además, y así, de cerca, usted apesta.

Aunque no lo he dicho antes, este vecino del mundo no bebe prácticamente nada, y si lo hace, es en contadas ocasiones al finalizar alguna comida especial, siempre con agua con gas, pide un chupito de licor de hierbas. Por lo que al hablar esa señora, y con esa seguridad, he tenido la sensación de que en lugar de una burda improvisación de cotilleo, había asistido a una especie de escena en el futuro pero hoy, con lo que sonaba a una advertencia para enderezar mi comportamiento.

Ya tiempo después, me he acordado de Rajoy, ahora Mariano para todos, por aquello de la confianza que quiere infundir, y que a él sí le vendría bien, como a la mayoría de los políticos, el palpar el día a día de la calle, especialmente teniendo en cuenta lo que este vecino se ha enterado de que los demás pueden opinar de él, o incluso pudiera llegar a ser. 

Sería deseable una conversación entre el-ahora-Mariano y la dama chismosa, porque si de mí ha dicho lo que ha dicho, es más que probable que con él sea  un sinvivir. Aunque siempre es conveniente recordar eso de que en la mitad está la virtud.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 12 de octubre de 2013

LA HISPANIDAD Y SU PALCO

Uno de estos días atrás, en la mayoría de los hogares españoles, algún miembro de la familia habrá tenido que recalcar el hecho de que hoy, sábado, era fiesta, más que nada para asegurarse de que hubiera de todo en la cámara frigorífica para poder hincarle el diente. Y en más de algún hogar también, se habrán tenido que concentrar para llegar a la conclusión de que el sábado era fiesta por ser el día de la     hispanidad, un concepto que desde hace mucho tiempo, en esta España de las autonomías, huele a rancio y tiene, al menos se lo adjudicamos sin pestañear, ecos franquistas.
Hispanidad es un concepto que ya nos queda hueco, en una sociedad que quien más quien menos intenta aprender inglés, o finge que sabe, como alguna alcaldesa española. Mientras, esa misma cultura anglófila acusa a los españoles de inmensas tropelías durante la época del descubrimiento de América, como si tanto ingleses como americanos no tienen cuentas pendientes, los primeros con países conquistados, muchas veces les llaman “colonias”, será para que huela bien el estropicio, otras veces también dejan el trabajo más sucio a los “piratas”, y los segundos, los americanos, con los primeros habitantes de su continente y a los que, a la postre arrinconaron en su propio territorio. Resumiendo, que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
En esta España cabreada y tiesa por la crisis, solo tiene razón de ser este día, y visto por un vecino desde su atalaya, que aunque privilegiada, solo alcanza a ver lo que alcanza, y lo que le interesa, porque es el día de los que tienen la sartén por el mango, las fuerzas de orden público y la clase política.
En realidad, esta fiesta siempre ha sido un acto de mirarse al ombligo para recordar lo que fuimos, y que muchos intentan que nos avergoncemos de ello, y para otros el ver a dónde hemos caído, y que nos avergoncemos también. Eso sí, vestidos de fiesta, porque sea lo que sea y pase lo que pase, como dijo Ernest Hemingway, americano también, España siempre es una fiesta, aunque cada vez haya menos razones y medios para celebrar.
Quizás, y solo quizás, sea un símbolo también, de lo que fue y lo que queda, el palco de autoridades en el desfile de hoy en Madrid, porque más de uno que antes se pegaba por estar en primera fila, hoy pactaría con el diablo para que nadie le conociera.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 31 de agosto de 2013

RODEO DRIVE A LA DONOSTIARRA

Ha llegado el día. Con el atardecer este vecino del mundo cogerá un autobús que le devolverá a Donosti, y al llegar, pensará en aquel hogar-dulce-hogar, o el más normal, como-en-casa-en-ningún-sitio. Aunque en realidad, como en casa en muchos sitios, siempre que haya salud y dinero, ya que, en el fondo, es una manera de conformarse con lo que te toca ahora.
Antes para este vecino, y ya lo tiene explicado más de una vez, decir Torrevieja, era recordar el famoso programa de televisión “Un, dos, tres”, y su mejor premio: el famoso apartamento cerca de la playa. Desde hace unos años, Torrevieja es la palabra clave que se materializa en las vacaciones y unos días sin preocupaciones, y en los que se vive de día y de noche. Y mientras para los foráneos ir a Donosti significaría ir a una de las ciudades más bonitas del mundo, para este vecino con su atalaya desde la que normalmente os habla, con su sede social allí radicada, supone la cotidianidad, aunque en realidad sea como pasear por Rodeo Drive para alguien que vive en Beverly Hills. Ya sé que es un tanto exagerado, pero por los precios que tenemos que soportar durante todo el año, algo de razón me asiste. Y es que la costumbre es lo que tiene, asomarse a la playa de la Concha y comprobar que la isla, esa famosa isla, sigue en su sitio, y que, por ahora al menos, no se la han quedado los vizcaínos.
En este mes largo, he echado de menos mis pinceles, y el problema de cómo abordar un nuevo lienzo en blanco. Toda actividad, al ser retomada se coge con nuevos y renovados bríos, y seguro que los azules serán más brillantes en los nuevos paisajes, y los verdes se ceñirán en las hojas de los árboles, para secarse, a modo de recordatorio, y sugerir paisajes que durarán más vidas que la propia.
Emprender un viaje, como el de hoy, siempre, y a pesar de su cotidianidad, me originan unos nervios que solo se calmarán al cerrar la puerta de casa tras llegar. Y es que todo viaje implica un adiós y un reencuentro, lo triste con la alegre. Por eso, quizás, a la llegada de la La Parca se le compara con el comienzo de un viaje, y en el que todas las religiones, a su manera, se empeñan en que compres los billetes en sus oficinas, para lo que me temo pudiera ser el mayor timo de la historia, pero que nadie ha podido desvelarlo.
Como se decía en aquella trilogía cinematográfica, que luego por el poder del dólar se convirtió en dos trilogías, y lo que queda por venir, que la fuerza nos acompañe a todos, y que cuando vuelva a abrir mi atalaya espero reencontrarme con todos vosotros, y posibles nuevos invitados, porque la vida es para vivirla, y naturalmente para contarla. Y aquí, de contar, y de dialogar, sabemos mucho. Un abrazo, y hasta ahora...

*FOTO: DE LA RED