Hay frases que en un momento dado nos dijeron en nuestra
infancia y que sin apenas reparar en ello, fueron calando en nosotros, quizás a
fuerza de repetírnoslas, más el plus del cariño sentido por la persona que lo
decía, hasta formar parte de nuestro guion de comportamiento. Y una de ellas es
esa de “La vida es un cuento” que me solía decir mi padre, y que a mí me traía por la calle de la amargura el intentar comprenderla.
¿La vida no vale nada?
¿Si la vida es un cuento, hay muchos cuentos en una vida? ¿Se puede contar el
mismo cuento de diferentes maneras según quién lo cuente, y es más, a quién se lo cuenten?
Estos días estamos presenciando el cuento de La Infanta Cristina y el lobo Noos, que depende de quién lo cuente, o a quién se lo cuenten puede ser de una manera
u otra.
Quizás viendo la alegría del Señor Roca Junyet, Don Miquel, defensor
de Cristina, y gran amigo del Rey Emérito, recordarle, aunque seguro que él ya
lo sabe, que salir absuelto de una causa, teniendo que pagar una multa, no
es ni para tirar cohetes ni para aseverar con alegría y fuegos de artificio, que “queda demostrado que la justicia en España es igual
para todos”, en especial cuando podemos recordar recientemente que mientras al
Señor Urdangarín le han caído 6 años y 3
meses de pena, por presuntamente unos millones de nada, mientras un joven español, aunque la nacionalidad debería de ser
lo de menos, entró en la cárcel por pagar 79,20 Euros, con una tarjeta falsa. ¡Ah! Seguro que más de uno dirá que ésto que este vecino del mundo acaba de decir es "populismo", porque el populismo, como el cuento, que son primos hermanos, depende de quién lo cuente, vale o no.
Está claro que la Infanta es como la Princesa Pachuchita del cuento y que le duele unos millones de guisantes atribuidos a su marido, tras trece colchones de dudas que dependen de quién cuente el cuento, o una Caperucita que ignoraba que ir, cuando menos de acompañante, por el bosque de los negocios pudiera significar el ser implicada por el virus de la codicia de presuntos conocidos o desconocidos.
Ayer, tras saberse la sentencia del Caso Noos, Norberto,
un vecino de derechas de toda la vida, al coincidir con este vecino del mundo
al entrar en el portal me dijo, como si hablara para sí mismo:
-Estoy contento
porque con la sentencia se ha demostrado que la justicia es igual para todos.
Al oírle, me he dirigido a él, como con curiosidad, y sin ningún tipo de nervios:
-Una pregunta: ¿A la hora de declarar ante el juzgado,
ella tuvo que hacer el “paseíllo” ante los medios, como los demás?
Norberto, hace ademán de pensar, porque ya sabía de
antemano la respuesta, y contesta con un seco:
-No.
Debe de ser una casualidad, pero a partir de ese momento
solo le veo la espalda, y quizás por mi educación cuando a los comics en España se les llamaba “tebeos”, mientras se aleja, le veo rodeado de signos de interjección,
de interrogación, y la silueta de algún burro, y algún cerdo…
Quizás, el secreto no sea si la vida es un cuento o no,
sino ser amigo del que escribe el cuento, o tener el poder para escribirlo uno
mismo.
*FOTO: DE LA RED
TEXTO EN FOTO: PATXIPE