Aquí está claro que nadie da puntada sin hilo, y como el gobierno de Rajoy es tan nuevo, tan nuevo, que todavía no se ha podido confundir, por eso hay voces, con sus cuerpos respectivos naturalmente, que se están quejando de que no hay el mismo porcentaje de hombres y mujeres. Este vecino del mundo siempre ha pensado que cuando a alguien se le estropea el coche, lo importante es que alguien que sepa se lo arregle, y lo mismo habrá pensado el Señor Rajoy al nombrar sus ministros. También se le está acusando de nombrar los cargos entre la gente que él confía. Lo raro sería lo contrario
De todas las maneras, antes con decir, por ejemplo, “los médicos en esta planta son los mejores en su especialidad” ya se entendía que eran tanto hombres como mujeres. Ahora oyes un discurso y se pasan más tiempo especificando el sexo de quienes hablan que de los problemas en sí.
Lo mismo le ha ocurrido a nuestro Olentzero, que de ser un carbonero viejo, y solterón recalcitrante, ha pasado a venir últimamente con su esposa Mari Domingi. Como cada vez más gente se acerca a esta ventana, a la que pomposamente podemos denominar allende los mares, quiero aclarar que Olentzero es el equivalente aquí, por decirlo de alguna manera, de Santa Claus, y es el encargado de traer los regalos. Se supone que es un viejo carbonero que viene de las más recónditas montañas. Pero, claro, como no quedaría fino ponerle una compañera carbonera, directamente lo han casado con Mari Domingi, y así para todos aquellos valedores de la misma cuota para cada sexo, ahora ya pueden dormir tranquilos.
Por el contrario, a mi me gustaría seguir con lo que sería la evolución lógica de esta historia desde el momento en que a Olentzero le han casado, pues me niego a pensar que a sus años haya cambiado de manera de pensar y se haya casado él por su cuenta, y que tampoco se ha aclarado si es por la iglesia o por lo civil.
Dentro de poco nuestro carbonero de cabecera tendrá que dejar de beber, pues eso ya sería hacer apología, y dentro de otro tiempo, Mari Domingi, le dirá que ellos en su casa también están sufriendo la crisis, y que se tiene que dejar de chocholadas, y de despilfarrar con gente que ni conoce, y que además, bien pensado, tendría que ser el gobierno vasco el que debería de velar por los regalos de sus niños. Es lo que tiene casar a alguien por mantener el porcentaje de sexo incluso en una historia, que ya no es él quien decide y que es la misma historia la que puede variar.
*FOTO: DE LA RED