Desde que escribo en este blog voy aprendiendo muchísimas cosas, entre ellas sobre el comportamiento de los lectores.
Un buen día se te ocurre algo que crees que puede ser original y gracioso al mismo tiempo, y que seguro que al lector le va a gustar, traduciéndose en contínuas visitas a ese artículo, y como pasan los días, los lectores han pasado de él con total indiferencia, al menos desde el punto de vista de visitas a ese artículo.
Sin embargo, un buen día, y cuando ya nadie se acordaba de aquella futura promesa, de aquel casi-éxito, la gente lo empieza a visitar poco a poco pero sin olvidarse de él. ¿Qué ha ocurrido desde que el artículo en cuestión vio la luz a que la gente lo empezara a leer? Aparentemente nada; pero la vida de un blog es como la vida misma, llena de expectativas y de decepciones, pero uno no vive, y no escribe para los demás, por lo menos como primer objetivo.
Se necesita respirar cada día, y sentirse vivo, lo mismo que se necesita comunicarse para trasladar sus anhelos, sus preocupaciones, pensando que quizás en algún momento sintonizarás con alguien que también está emitiendo en la misma onda.
En el mundo de los sentimientos, y un blog lo es, no hay distancias, no hay ni día ni noche. Se expresa un estado de ánimo y al cabo de poco o mucho tiempo alcanza un receptor que como mínimo con su visita te está diciendo que ha recibido el mensaje. Eso sin hablar de los comentarios que se van recibiendo, y que en el fondo, aunque sean muy críticos, te están diciendo que lo que haces merece la pena.
Otra de mis aficiones, como ya lo he contado más de una vez, es la pintura, en concreto la pintura al óleo. Cuando pintas, el resultado siempre es algo más que una técnica más o menos lograda, la plasmación de unos sentimientos que nacían de una a situación que siempre esperas comunicar al que ve tu obra.
Un buen día en algún lugar, o quizás simplemente en una fotografía, ves un amanecer que logra tocar tu fibra, y en un momento dado necesitas compartirlo con alguien más, pero a ese alguien no le vas a mostrar la foto, o llevarle hasta ese paisaje en concreto, sino las consecuencias de tu visión, lo que te ha hecho sentir. Y así nació “Amanecer en rojo”; de la misma manera que cada día se escribe en un blog y se plasman unos sentimientos, esperando que quizás hoy, o dentro de muchos años lleguen a alguien, a un espectador al que le haga sentir, o le haga pensar, pero al que no le resulte nunca indiferente.
* CUADRO "AMANECER EN ROJO" . ÓLEO SOBRE BASTIDOR. MEDIDAS: 46 X 38 CM
AUTOR: PATXIPE