Estos días tenemos a todos los miembros del PSOE revolucionados, intentando elegir al nuevo Secretario General. Cada uno de los candidatos, Rubalcaba y Chacón, están intentando conseguir compañeros de viaje, y simpatizantes entre las viejas glorias del partido. Es Rubalcaba el que parece que ha podido conseguir más simpatizantes entre los denominados “varones” del partido.
Inteligentemente para ella, y tristemente para todos los demás, Carme Chacón ha decidido convertirlo en uina lucha entre los estrógenos y la testosterona. Habrá pensado Carme que si Rubalcaba se quedaba con los varones, ella se quedaría con el resto.
Hoy se han visto imágenes que a este vecino le han recordado a aquellas corridas de toros en las que Jesulín toreaba solo para mujeres, un recinto todo lleno de mujeres, y algún que otro hombre, lo dicho, como en las célebres corridas de Jesulín, en las que las presentes querían sacarse una foto con su aspirante. También conviene recordar que ayer Felipe Gonzalez se decantó por Rubalcaba aunque queriendo dejar muy claro que él quiere mucho a Carme.
Al comienzo de esta carrera hacia la jefatura del partido, se suponía que de lo que se iba a hablar era de los diferentes planes de futuro que cada uno de los aspirantes quería mostrar a sus compañeros. Sin embargo, ésto cada vez recuerda más a la célebre escena de la película Tiburón, en la víspera del día final cuando el viejo pescador y el joven biólogo, tras cenar y beber mucho, se empiezan a mostrar las cicatrices “conseguidas” en su lucha contra los tiburones.
Quizás Carme Chacón tiene un lastre al ligarse su imagen con Cataluña, por eso quiso comenzar su campaña en Andalucía, como un guiño a la galería, ya que su abuelo era andaluz. Por un momento, este vecino del mundo se acordó de Aznar cuando “confesó” que él hablaba catalán en la intimidad de su hogar.
Desde esta ventana siempre he pensado que deberían ser los mejores, en su formación y experiencia, los que deberían estar siempre al frente de todo lo que redunde en un futuro beneficio de la sociedad. Sin embargo, continúan pasando los años, y con ellos las oportunidades, y todos seguimos confundiendo el “trasero” con las témporas, y los hombres intentamos siempre demostrar que no somos machistas, y ellas que son las mejores pero que nosotros no les dejamos demostrarlo.
Quizás si algún día nos pusiéramos todos de acuerdo, nos daríamos cuenta de que todos estamos en una embarcación, y de que sería mejor remar todos juntos en la misma dirección, que pegarnos con los remos y romperlos.
*FOTO: DE LA RED
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