Mi intención al abrir esta ventana hace alrededor de un año y cinco meses, fue la de mostrar mis sentimientos con relación a lo que va ocurriendo, digamos, en la vida diaria de un vecino cualquiera de este mundo que nos ha tocado vivir.
Desde entonces muchos son los días en que me ha dado ganas de cerrar la ventana e intentar vivir, quizás de espalda a este mundo que cada vez parece más negro todavía.
Estás atento a los medios de comunicación en sus diversas formas, y todo lo que se escucha es recorte tras recorte, decepción tras decepción.
Los americanos en una época negra como ésta, hace muchos años, inventaron los superhéroes. Figuras como Supermán, Spidermán y otros, fueron naciendo para levantar un poco ese ánimo patrio que estaba bajo mínimos.
Aquí lo tenemos más difícil porque si quieres crear un superhéroe lo tienes que ubicar en una ciudad que no sea española, de otra manera no sería creíble, porque al poco tiempo ya saldría alguna asociación de amigos de algo, algún abogado aburrido, o alguien que velando por el interés general intentará empapelarlo, y aunque no sea así lo va a tener tan entretenido, que bastante va a tener con salvar su persona, y el velar por el bien hispano le va a venir un poco grande. Algo parecido a esto, y bien evidente, lo tenemos con el juez Garzón, para más de uno, y sobre todo visto desde el extranjero, si no un héroe, al menos un luchador contra la maldad, sin reparar si viene de izquierdas o derechas, y que en este momento está totalmente anulado.
En ésta época de luces encendidas a medias, porque hay que ahorrar en la factura del día, ya que vamos a tener que pensar solo en el presente, pues pensar en todo el mes va a ser difícil de soportar, el único héroe que se ha podido crear es al Tío la vara, debido al humor del gran José Mota. Visto así es el único héroe que realmente puede actuar en España, alguien que físicamente no se puede hacer notar, sin grandes poderes, más bien sin ninguno, y que sólo puede hacer alarde de la mala leche, un arma que cada cual lleva consigo, y que hasta ahora al menos no necesita de licencia de armas.
José Mota ha sabido captar en un personaje, aquello que sería una tesis en cualquier carrera que se precie; lo que significa este personaje. Superman gozaba volando por los aires y que la gente le viera acercarse a la zona donde necesitaban su ayuda. Aquí, directamente, una persona que representa, no a cualquier capa social, sino a una de las más bajas, decide tomar la justicia por su mano, usando la única arma que su economía le ofrece: la vara.
Habría que analizar en profundidad, cómo en ésta época, en que en teoría ya todo es posible, y prácticamente no hay límites para la imaginación, nuestro superhéroe nacional no sea otro más que el hombre de la vara. Sería digno de estudio, y de tomarse una colección de tranquilizantes por todo lo que eso pudiera significar en nuestra vida actual.
*FOTO: DE LA RED
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