lunes, 25 de abril de 2011

EL VALOR DE UN GESTO


La Semana Santa ha terminado aunque en algunas autonomías nos hayamos estirado un día más. No es cuestión de envidias, pues al final del año todas tienen los mismos días de fiesta; para que no se peleen.
Estamos ya preparando las maletas para volver a casa desde tierras bilbaínas.
¡Que no se me olvide meter el 2-1 que nos endosó el equipo de los leones!. Se podría hablar largo y tendido  sobre el resultado y el devenir del encuentro, pero ¿para qué?. Dentro de unos días sólo recordaremos el resultado y… ¡a otra cosa mariposa¡ Lo he guardado junto al látigo y corona de espinas usados estos días. Espero que todo esto no tenga que volver a utilizarlo hasta el año que viene.
Haciendo una breve referencia  al ambiente de estos días, creo que ha habido bastante gente, aunque con ganas de gastar lo mínimo. La última palabra la tendrán las cifras del sector hostelero que al final definirán lo estirado que estaba el turista en cuestión, aunque ya adelanto que he visto gente pagando con lágrimas en los ojos, y creo que no era motivado por las procesiones que muy cerca de allí tenían lugar.
Ya son varios los años que por motivos familiares he visto algunas de las procesiones bilbaínas, y me siguen sorprendiendo los dos mismos puntos que lo hicieron el primer día que las ví.
El primero, y poniendo por delante mi ignorancia plena en lo que a estos temas se refiere, la abundancia de cofrades en Bilbao. Por lo que he leído más de seis mil, de los cuales han desfilado unos tres mil en las trece procesiones que han tenido lugar estos días, con un total de 32 pasos.
El segundo punto que me sigue sorprendiendo es que la mayoría de los pasos, que al menos he podido disfrutar personalmente, son llevados mediante ruedas y no  llevados a hombros. Lo considero un contrasentido  al menos con la imagen que debemos de tener los vascos fuera de nuestro territorio.
Siempre se habla de los chicarrones del Norte, y de las típicas bilbainadas, total “pa ná”. Considero que si aquí los pasos se sacan con ruedas, deberían competir al menos con un Fernando Alonso y en carreras más largas para que haya alguna clara diferencia entre los hombres y la máquina.
Para terminar, y prometo que lo he oído estos días, contaré que el Jueves Santo y frente al Teatro Arriaga, durante una de las procesiones, estaban hablando un joven de unos quince años, y un señor, que a tenor de las conversaciones que tenían creo que no era su padre. En un momento dado, el joven le pregunta al señor: -Creo que tú algún año ya has salido llevando algún paso. El señor le contesta: Sí, una vez, pero hace muchos años. Y el chico le pregunta: ¿Cuánto pagan por ello?. El señor sólo le contestó: Por eso, no pagan.
Espero que esto no sea el prototipo del joven de nuestros días, pues hablale del espíritu religioso y de los valores morales.

*FOTO: DE LA RED

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