domingo, 21 de junio de 2015

QUIQUE Y EL TESORO (NO ES CUENTO, SINO TODO LO CONTRARIO)



Que ya ha empezado el verano, señores. Y como solía preguntar mi madre, ¿Y nosotros salimos ganando en algo? Pues la verdad, salvo que el ánimo se pone como más alegre, no salimos ganando en nada. Al contrario, con esas fiestas que hay en todas partes, especialmente entre Julio y Agosto, algo tendrás que gastar. Por lo menos que no digan que perteneces a la célebre Virgen del puño. Porque antes de la crisis gastábamos, eso dicen, lo que no teníamos, vía crédito. Que regalaban créditos como si fueran gratis. Y ahora en cambio, sigues sin tener dinero, pero lo de los créditos, durante mucho tiempo al menos, en plenas vacas flacas, ha sido una leyenda, porque, como suele pasar con el “dinero llama a dinero”, solo se ha dado dinero al que ya tenía.

Y ahora, en lugar de que los bancos reconozcan que parece que bajan un poco el listón de exigencias, nos hacen ver, mediante un montón de anuncios, que solo un tal Quique no se ha enterado de que ya puedes pedir un crédito.

Cada vez que los personajes de esos anuncios dicen Quique, con el tonillo de “espabila”, a este vecino le entran unas inmensas ganas de repartir unas cuantas collejas, primero a cada uno de los personajes de los anuncios, para seguir con los gerifaltes de los bancos. Pero lo único que vas a encontrar en ventanilla, que por cierto cada vez hay menos (poco a poco y desde cualquier terminal o cajero, el mismo cliente trabaja para el banco) es a un pardillo, que a poco que le digas algo, te va a contar sus desventuras.

Este vecino del mundo siempre había pensado que las mayores lumbreras del país trabajaban asesorando a los mejores bancos, y sin embargo tal y como les ha ido, o los lumbreras no eran tales, o se han pasado de rosca, eso debe de ser, metiendo la mano y lo que no es la mano.

Visto lo visto, este vecino del mundo cuando sea mayor quiere  crear un banco nuevo, porque además el negocio es facilísimo: si ganas dinero, te lo quedas en un altísimo porcentaje, y si, como dicen ahora los jóvenes, el negocio “peta”, lo pagamos entre todos.

De todas las maneras, en todo este sistema capitalistademocráticodehoyendía hay algo que no entiendo: al trabajador hay que exprimirle al máximo, trabajando todo el día para ganar lo mínimo. Y sin embargo quieren que también gastemos. 
¿Cuándo, y con qué?

Quizás, a lo mejor no se han dado cuenta de que cada persona es como una moneda, tiene dos caras: una de trabajador, y otra de cliente. Y si el trabajador ni tiene tiempo para gastar, ni lo que se conoce como poder adquisitivo o dinero, ahora viene la madre del cordero, ¿quién va a comprar lo que se fabrique, y con qué?

Personalmente, y como este vecino del mundo muchos, cada vez tengo menos dinero, y ya las monedas en lugar de ser un instrumento de cambio, de trueque, se están convirtiendo cuando menos en un objeto de coleccionismo, y sobretodo, en un pequeño tesoro. Y los tesoros no se venden, ni se intercambian, se esconden.

*FOTO: DE LA RED


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