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martes, 1 de septiembre de 2015

¿QUIÉNES SOMOS "TODOS"?


 Como se suele decir, somos un poco “cansinos”.

Ahora, 1 de Septiembre, toca hablar del fin del verano y de la vuelta al cole. Todos, la mayoría, confunden la vuelta al trabajo con el fin del verano, y para redondearlo nos adjuntan unas imágenes de playas que ya se están quedando vacías, y como banda sonora “El final del verano” del Dúo Dinámico, y que a la  mayoría nos recuerdan también al final de “Verano azul” y, por supuesto, a aquel Chanquete, que cada vez que reponen la serie revive para volver a morir.

Ni Chanquete vivió nunca, ni acaba el verano ahora. Todo son tópicos, en una estación del año que, ésta, pasará a la historia de los tópicos también como UNA TRAGEDIA HUMANITARIA con una gran afluencia de refugiados que intentan cruzar las fronteras europeas, cayendo al mismo tiempo en las garras de la mafia. 

Y mientras, en Europa, repartiéndonos cifras, porque desgraciadamente eso es lo que son los que cruzan nuestras fronteras europeas, meros números; como alubias sobre un tapete en una partida de mus. En realidad, la ayuda debería de venir desde el convencimiento, y no desde "el qué dirán, y vamos a quedar bien porque nos están observando".

Llámenme malo pero es la única vez que veo a la Merkel dispuesta a repartir algo. De acuerdo que hay que ayudar a los refugiados, aunque sea solo, y esto es para los más reacios, como nos ayudaron a nosotros, o a nuestros padres o abuelos, durante la guerra civil. Pero en este caso, como en todos, cada uno cuenta la feria como le va, y solo cuando los refugiados se adentran en la, digamos, Europa profunda, o se acercan a las Islas Británicas, “todos” empiezan a ponerse nervios. Con lo cual, y no hay que ser muy listos, hay muchos “todos”, y algunos parece que son más importantes que otros. Lo mismito que en España, cuando hablamos de que “Hacienda somos todos”, y luego nos enteremos de que “todos” tienen que regularizar cuentas porque se les ha olvidado unos ahorrillos que tenían por Suiza.

En Europa también existe el “Sur”, y el sur tiene ese problema, llamémosle así por definirlo de alguna manera, desde hace mucho tiempo, y nada se solucionará mientras no se vaya a la raíz, que en algunos casos es la escasez de todo en los países de origen, y en otros pueda ser la intolerancia a todo tipo de pensamiento, desde religioso hasta vivir la sexualidad de manera diferente.

Y mientras, la Merkel intentando mostrar  su cara buena, durante su paseo con el Señor Rajoy, para intentar convencer a todos, aunque alguno ya empieza a mover el telón detrás de ella,  y a dejarse ver por el escenario dando cantos de sirena poniendo en cuestión el Acuerdo de Schengen, que contempla la supresión de los controles en las fronteras interiores (de los países que lo acataron) y por el que se trasladaron esos controles a las fronteras exteriores. Y a este vecino del mundo esa amenaza le recuerda a cuando su madre le decía que si no se portaba bien, le dejaba sin paga. Y realmente, le dejó sin ella…


En un tiempo de tópicos, la tragedia de los refugiados no lo es, aunque se repita como el “Verano azul de Chanquete” muchísimas veces, porque, como siempre, en los casos realmente importantes nunca estamos a la altura, porque seguiremos mirándonos al ombligo, al nuestro, naturalmente.

*FOTO: DE LA RED

martes, 5 de mayo de 2015

EL ESPÍRITU DE CHANQUETE Y LOS CUARENTA CÉNTIMOS DE LA VERGÜENZA


Del barco de Chanquete no nos moverán”, eso es lo que me viene en momentos de rebeldía, y eso que a este vecino del mundo “Verano azul” ya le vino con unos veinticinco años, ya talludito, pero cuando uno está irritado, lo importante quizás no es lo que se dice en sí, sino que se diga algo, sea lo que sea, para liberar tensiones.

Y está mañana lo he tenido que decir otra vez, “Del barco de Chanquete no nos moverán”, al oír la historia de una vallisoletana, Pilar Sánchez, enferma de cáncer, cuyo caso fue derivado de su hospital en Valladolid, al Hospital Clínico de Salamanca, ya que en esa ciudad era el único lugar de su autonomía, Castilla y León, en el que practicaban ese tipo de operación.

La intervención quirúrgica tuvo lugar en septiembre del 2014, y ahora, tras haber solicitado la ayuda que la  Junta de Castilla y León, suele dar en estos casos por el desplazamiento, comida y alojamiento, han recibido lo que se supone es lo estipulado: 40 céntimos.

Es de comprender el estado de cabreo tanto de la mujer en cuestión, como de su marido, Teodoro Lozano, que tras decir que eso es indignante, ha añadido, algo que además es lógico: “Para ésto es mejor que no nos paguen”.

La citada cantidad, esos 40 céntimos, es totalmente descriptiva en sí misma de unas entidades sin nada, no solo de humanidad, sino de lógica, ya que al realizar los trámites subsiguientes, seguro que éstos han costado más que la cantidad final, lo cual es un verdadero sin sentido.

Y en la ficción televisiva de Chanquete, si algo afloraban eran los buenos sentimientos, y eso que siempre se ha dado en llamar “valores”, que por lo que se ve  ahora, y como está desapareciendo, como se decía antes, dinero a tutiplén, los valores se habrán ido en el mismo saco, pensando quizás que deben de ser una especie de bonos del tesoro.

Por eso, hoy mejor que nunca el grito “Del barco de Chanquete no nos moverán” debe de ser una especie de recordatorio de todo lo que hemos ido perdiendo en muy poco tiempo, y que a nuestros padres tanto les costó conseguir,

Lo triste de los cuarenta céntimos es el comprobar lo seguros que se encuentran los que están en el lado de la ley, y de lo políticamente correcto. Y que solo mueven el trasero cuando son ellos los afectados.


Quizás lo absurdo del banco de Chanquete, y su fuerza al mismo tiempo, es ese desubique  de aquello para lo que estaba destinado, el mar, teniendo que conformarse con un pequeño prado. Lo mismo ocurre ahora, que aquellos a los que se les vota para que realicen un buen trabajo para todos, y en un momento dado puedan ser nuestros salvadores, lleguen a ser nuestros verdugos, no quizás con armas letales, sino con su falta de empatía. Porque todavía hay personas que no saben distinguir entre lo correcto, o legal, y lo justo.


*FOTO: DE LA RED

jueves, 2 de enero de 2014

UN PASEO Y SUS VERTIENTES

Porque no es lo mismo ir a dar un paseo que mandarte a paseo, preferí comenzar el año brindándome una caminata, al atardecer del primer día, a modo de templar gaitas por lo que nos pueda deparar el año que comienza. Es una manera diferente, distanciado de la televisión, la juerga, y las bebidas alcohólicas. Eso, y un poco de mano izquierda, intentando contentar a la mayoría de los familiares.
Hace tiempo que este vecino llegó a la conclusión de que tal como están las cosas ahora, el mayor tesoro es la salud, porque con eso de los recortes es mejor no tener que hacer uso de los servicios sanitarios salvo en caso de fuerza mayor, ya que conviene recordar que el Doctor Vilches ya murió, en realidad lo mataron, y desde entonces, ni la sanidad es lo que era.
Con esa muerte, y muchos años antes, con la de Chanquete, el mundo se ha quedado huérfano de héroes anónimos y de esperanza, en el que primaba la bondad por la bondad. Y ya solo queda la idealista maestra, que en la serie cantaba “No nos moverán”. Y no es que la movieron, sino que seguro que sigue soltera, porque quiso, eso sí, y para que las cuentan le cuadren a final de mes, se tiene que sacar un sobresueldo vendiendo sus cuadros.
Y es que en los deseos para este año solo podemos pedir que siga habiendo gente buena, que pueda intentar paliar los desaguisados de los gerifaltes, observese que este vecino habla de gerifaltes, y no hace mención ni de políticos ni de millonarios, porque en realidad es el poder el que engancha y pide más y más. Por eso solo podemos aspirar a componendas traperas, por la espalda también, intentando paliar el hambre y la pobreza de aquellos que todavía tienen menos suerte que nosotros, porque parece que “la bondad” no es un predicamento de derechas.
Esperemos que dar un paseo no sea señal identificadora del año que acaba de comenzar, ya que es gratuito, en un mundo en el que cada vez se paga más, y por todo. Y recuerda que cuanto más haces para ti como cliente en un negocio ajeno, especialmente en días de compras como en vísperas de los “Reyes Magos”, menos trabajadores necesitará esa empresa.                        
Se empezó con los self-services, en los que cada uno se sirve lo suyo, y se acaba convirtiéndose uno en manitas, trasladándose a tientas por toda una tienda para comprarse y llevar todo un armario a piezas, mientras te conviertes por unos instantes en cliente y empleado, aunque solo te toque pagar. A eso se le llama “un negocio redondo”, porque lo demás son tonterías.

*FOTO: DE LA RED