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domingo, 26 de julio de 2015

EL JUBILADO FANTÁSTICO, ¿PRÓXIMO ESTRENO MARVEL?



Los jubilados son para el verano.

Vaya por delante que la expresión no es totalmente exacta, porque un jubilado, y naturalmente una jubilada, son para cualquier época del año. Este vecino prefiere no ir aclarando sexos cada dos por tres, porque eso le suena a político y sindicalista en campaña, y no es el caso.
Además,  con la frase del comienzo, y que queda más que obvio,  quería hacer una especie de remedo de la obra del siempre recordado Fernando Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano. Pero, en realidad, y apoyándome en la afirmación del  comienzo, cuando el jubilado español brilla en todo su esplendor es en el verano.

El horario de un jubilado en vacaciones, o que viva en una zona costera, comienza antes de las siete de la mañana, tomándose la medicación pertinente, o como diría mi madre, “todo tipo de mejunjes” (hierbas incluidas), para estar como un reloj, y sobre las siete ya comienza su especie de desfile olímpico por las playas de España, para hacerse con los mejores puestos lo más cerca posible del mar.

Estoy convencido de que si durante semejante certamen, el de colocación de todo tipo de artefactos para el disfrute playero, se hiciera un control similar al de los deportistas en competición, la mayoría de nuestros jubilados darían, tristemente, positivo. Porque no es normal su comportamiento comparado con el de cualquier otra hora del día y de la noche.

Es como si la misma sombrilla, todavía dentro del saco de tela que la cubre, y las correspondientes sillas, le dieran una fuerza y rapidez que no tiene el resto del día.

A destacar, y no es broma, que estos días he descubierto, que el jubilado español ha "inventado" una especie de escrituras que le otorgan la propiedad del terreno en el que su sombrilla ha sido colocada a hora tan temprana, por ahora tan solo durante veinticuatro horas, pero tratándose de ellos, a saber, en cualquier momento forma parte de sus reivindicaciones el luchar  porque su rincón conquistado dure para todo el verano.

Estos días me he dado cuenta, con gran asombro, por cierto, que más de un jubilado tras conquistar su parcela correspondiente, saca fotos con su móvil, primero desde cerca, y más tarde desde el paseo, para demostrar la dimensión exacta de su hacienda playera a cualquier advenedizo.

De todas maneras, me imagino que en ningún momento habréis pensado que la parcela correspondiente es, sólo, para ellos. En realidad, ocurre como en el resto del año, ellos se siguen sacrificando para que su prole, esa que irá a la playa con cara de resaca a partir de las diez de la mañana, pueda disfrutar de sus horas al sol, aunque la mayoría de los entendidos aconsejen, que debajo del sol, cuanto menos tiempo, mejor.

Aprovechando que la empresa Marvel, como todos los veranos nos endosa uno de sus pupilos con poderes, este año es Ant-Man, o el Hombre Hormiga, les voy a brindar una idea en forma de pregunta: ¿Para cuándo el “Jubilado Fantástico”? Un ser por encima del bien y del mal, que como ya ha vivido mucho, cualquier mal por venir no le extraña ni asombra. Como parte de su indumentaria debe de llevar a su espalda un saco no muy grande, desde el que en lugar de flechas, saque su superfamosa sombrilla, con la cual defenderá “su verdad”.


Conviene destacar, y ésto sigue siendo un consejo para “Marvel”, en las películas, si las hubiera, del Jubilado Fantástico, el enemigo a derrotar, generalmente será el mismo estado, que en el fondo quiere que este ser desaparezca, porque, entre otras cosas, tiene conocimiento sobre todo tipo de supervivencia, y lo que es más importante, y causa para que el “Gobierno Negro”,  como se pudiera denominar a los antagonistas, quiera que este ser desaparezca, porque tiene conocimiento sobre todo tipo de derechos que ellos mismos consiguieron, y que poco a poco, esos que llegan a la playa a partir de las diez de la mañana y con la resaca a cuestas, han ido perdiendo al elegir representantes políticos que solo velan por sus intereses propios. 

Sin olvidar, y ya para terminar, que si el Gobierno Negro consigue deshacerse del Jubilado Fantástico y de los de su especie, se evitará el dinero que les tiene que dar todos los meses, y que una vez desaparecidos, ese mismo dinero, bien de una manera o de otra, terminará en sus alforjas. 

*FOTO: DE LA RED


lunes, 18 de agosto de 2014

NO SOLO LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO

Aunque pudiera decirse que son la antítesis el uno del otro, el verano tiene algo en común con las navidades, y es que siempre se sale de ambos pagando una especie de peaje o promesa de que a partir de ese momento vas a mejorar, intentar al menos,  algo de lo que has hecho, o de lo que no has hecho, hasta ese momento. 
Muchas veces, esa promesa tiene que ver con los kilos de más que te ves en relación con los demás. Y es que este vecino está convencido de que cada estación tiene sus personajes típicos, y aunque Fernando Fernán Gómez tuvo la gran idea de que “las bicicletas son para el verano”, en realidad el verano es para los cuerpos diez, Esos hombres y mujeres que el resto del año deben de estar en un armario entre bolitas de alcanfor para que no se les pase su punto, y que en las personas de mi generación (mediados o finales de los cincuenta) el estereotipo se fijó, por ejemplo, en la Bo Derek de "Diez, la mujer perfecta".
Hombres, que para hacer uno necesitas dos, como un armario con las puertas abiertas. Y que nada más verlo, como mero instinto de supervivencia, piensas, seguro que como mínimo, o tiene voz de pito o su inteligencia no sobrepasa la de un cactus. Pero, tal vez la realidad nos abofetee al oírle con una vez que nos recuerda al mejor Constantino Romero, y su inteligencia, como mínimo, no desmerezca la nuestra, de la que presuntamente estamos tan orgullosos.
Mujeres, cuyas curvas desafían la ley de la gravedad, y que al mirarlas, o admirarlas, encuentras una buena excusa para seguir creyendo en Dios, porque no hay otra manera de explicarse lo que ves, o mejor dicho, lo que te imaginas.
Este vecino del mundo, tras tantos años de fijarse, con mucho gusto por cierto, en esa materia ha podido llegar a una conclusión, en este tipo de parejas cuando el explosivo o explosiva es solo uno de ellos, normalmente a la hora de pasear,  no van a la par. El espléndido, o espléndida siempre va por delante.
En los casos de “ellas”, dando la impresión de que él vigila quién se fija en ella, y es fichado en su cerebro para posteriormente deliberar si pide responsabilidades al “mirón” o no.
Cuando él es el explosivo, o como antes hemos mencionado, armario con las puertas abiertas, él va un paso por delante, como si por un momento pareciera que se ha olvidado de la compañía, o tal vez tuviera prisa por buscar la mirada de todo aquel con quien se cruza.
Y mientras, tú, el mirón, o mirona, en lo más profundo juras que es la última vez que te pones tibio de cervezas y de chuletitas de cordero. Y es que, en realidad, si para dos días que vives, haces régimen, palmito vas a lucir, pero un palmito cabreado, con lo simpático y dulce que eres normalmente…

*FOTO: DE LA RED

martes, 4 de febrero de 2014

DE TOMATE, TOMATINA

Esta mañana al levantarme y mirar por la ventana, he tenido que hacerlo dos veces para cerciorarme de  que era verdad lo que veía. No es que no llueva, sino que además hace buen tiempo. Pero como toda dicha, tiene su caducidad, y por lo que dicen, no va a durar ni veinticuatro horas. Una especie de coitus interruptus en versión meteorológica.               
De todas maneras este vecino está ya un poco harto de noticias negativas y corrupción por todos lados, y está pensando en irse a una isla desierta, una especie de Robinson Crusoe pero voluntariamente. 
Por cierto, esta noche he soñado que regentaba un puesto de tomates al final de la cuesta donde la Infanta Cristina tendría que hacer el paseíllo este sábado concretamente, y ya había encargado gran cantidad de stock para ese día, que sin duda sería muy bien requerido a buen precio por los allí apostados. Pero, mala suerte, me he despertado y me he quedado sin negocio y sin tomatina.
El problema es que uno no tiene la cuenta bancaria, de hecho solo le queda la cuenta bancaria en sí, para muchas fiestas, o dicho de otra manera, para grandes viajes, y está pensando en aislarse de todo y de todos durante una buena temporada, pero aquí mismo. Como el personaje de Fernando Fernán Gómez en “El anacoreta”, que hastiado de todo y de todos se encierra en su cuarto de baño.        
La verdad es que esta idea me encanta, porque una vez recluido, cada vez que tenga algún recuerdo o pensamiento que no me guste, una especie de “mono” o vuelta a la “mono-tonía”, exorcizaría los malos pensamientos tirando de la bomba, en una necesaria fumata negra pero con agua, especialmente negra dicho sea de paso, exculpando mis penas. 
Tarde o temprano nuestros cuerpos pagarán por los malos hábitos que estamos teniendo, como sufridores de la época que nos está tocando vivir, y a la que no estábamos acostumbrados. Éramos una especie de chimpancés acomodados en nuestro árbol repleto de plátanos, y ahora nos tenemos que transformar en peces y nadar a donde la marea nos lleve. Y nuestro cuerpo, no da para más.        

*FOTO: DE LA RED