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lunes, 2 de marzo de 2020

REIR POR NO LLORAR...



Una de las noticias del día es que Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, no permitirá a los pacientes de los hospitales vascos salir de sus habitaciones. Esperemos, irónicamente, que para hacerles análisis de cualquier tipo, o alguna operación, se hagan excepciones y no dejen aquello, las habitaciones, como un "after" tras haber pasado por allí Aníbal Lecter.

Si nos descuidamos las próximas aventuras de los personajes de la siguiente temporada de “Vis a Vis” se pueden rodar a modo de docudrama en el Hospital de Cruces por ejemplo. La famosa escalera de caracol del centro vizcaíno, a parte de muy cinematográfica, ya que no sería la primera vez en la que se rueda allí, podría dar mucho juego con las presas amarillas.

Como siga así la cosa también, para las Olimpiadas de este año en Tokio, que comienzan el 24 de Julio, a lo mejor tanto deportistas como espectadores tienen que ir con más de una muda para cambio, porque puede que sepan cuando entran a la Ceremonia de Apertura pero no cuando salen.

Hay cambios que no tienen marcha atrás. Lo primero, y de eso hace mucho tiempo, fue cobrar por el perejil. Y lo segundo, ahora, convertir una enfermedad en algo parecido a deporte de riesgo. A partir de ahora, un nuevo virus hoy, y otro diferente cada cierto tiempo, pueden hacer que nuestras vidas sean algo parecido a salir en horarios ya establecidos al patio de nuestra cárcel más cercana.

En cualquier momento, y a modo de película de vaqueros, van a pegar en las calles pasquines con la foto oficial del coronavirus de turno y el “Wanted” correspondiente.

Ya se ha encontrado un gran por qué para todas esas cámaras instaladas en cualquier sitio, y en especial para esas más modernas que hacen búsqueda facial. Y lo mejor, ya tenemos la excusa perfecta: No es por ellos, es por nosotros.

Lo decía el gran filósofo Eugenio, hace muchos años en aquella parábola con forma de chiste: “Señor, dame paciencia, pero…YA!!!

*FOTO: DE LA RED
*IDEA Y TRUCAJE: PATXIPE

viernes, 27 de junio de 2014

KODOMOROID Y LAS OVEJAS ELÉCTRICAS

Estaba ayer ojeando la prensa digital cuando en un artículo elegían a una mujer, cuya foto encabezaba el citado artículo,  y ahora este post, como protagonista del día. La mujer, de rasgos orientales, no era ni demasiado guapa, ni demasiado distinguida, era una mujer normal, pero nunca vulgar. Tenía, quizás un aire de fragilidad, que le hacía conectar fácilmente con la gente, lo que además era ideal para su nuevo trabajo, guía en un museo de Tokio.
Hasta aquí todo normal, y quizás lo único, porque en ese momento se desvelaba el gran secreto. Kodomoroid, el nombre de la nueva guía, va a ser la gran aliada de todo empresario que se precie. Aunque no se ha comprometido a ello, Kodomoroid, nunca va a faltar al trabajo, ni se va a quejar por exceso de horas, porque no es una mujer, es un robot.
Al enterarme de ello, me vino a la mente aquella película titulada “Cuando el destino nos alcance”, más por el significado de la frase que por el mismo argumento, una historia futurista en la que la humanidad se alimentaba de “Soylent Green”, en realidad el título original de la película.
Y en pocos minutos, un sinfín de dispares ideas se agruparon en mi mente. Quizás el pensamiento más triste fuera el pensar que tal vez algún futurible “cliente”  no notara la diferencia a la hora de comunicarse con ella, y solo pensara en lo diligente que había sido la citada trabajadora.
En un país, el nuestro, acostumbrados a fijarnos en los demás países para traer solo lo negativo para el currante de a pie, ya hay una amenaza nueva para ir a trabajar sin parpadear antes de que un Kodomoroid a la española nos quite el puesto de trabajo.
Se cerrará el círculo deseado por los empresarios y los políticos, cuando se inventen robots que diseñen y fabriquen nuevos robots, pero quizás ese mismo día sobren hasta los dirigentes. Aunque, lo más triste puede ser, que algún día de estos descubramos que no solo nos hemos sentido muchas veces como robots en nuestro trabajo, sino que en realidad éramos máquinas tan perfectas que ignorábamos que lo éramos, y nos alimentábamos de normas morales, religiosas, y de sueños, todo ello convenientemente incluido en nuestro software de serie.
Cuando el destino nos alcance y los androides sueñen con ovejas eléctricas,  aquellos libros de ciencia-ficción solo habrán levantado acta de nuestra perdición con muchos años de anticipación,  y nosotros no lo quisimos comprender.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 8 de septiembre de 2013

AMOR Y HABAS

Llevo todo el día acordándome de Amor. Era una vecina nuestra, en Donosti. No diría que era muy querida, pero sí que no pasaba desapercibida. Todo aquel que en algún momento se cruzaba con ella, no la olvidaba nunca.
Siempre vestida de negro, este vecino piensa que ya había nacido viuda, y con una pequeña renta todos los meses. Al no tener que preocuparse por su día  a día, se volcaba en la comunidad, pero no para ayudar en los problemas, sino que ejercía más bien el concepto de Gran Hermano. No se le escapaba nada. Es más, este vecino del mundo ha llegado a plantearse que tenía poderes psíquicos, y antes de que alguien hiciera algo, Amor ya sabía lo que cada uno de nosotros pensaba.
No se perdía una reunión de vecinos. Se colocaba en primera fila. No aportaba ideas, solo veía las pegas de las ideas ajenas. Eso sí, siempre nos pasaba informes de cómo estaba la situación de  los portales 2 y 6, el anterior y el posterior al nuestro, echando en cara lo mucho que ellos habían conseguido para su comunidad.
Lo curioso del caso es que  cuando nosotros intentábamos hacer  lo mismo que ellos, si era el caso, Amor se oponía a todo, con lo cual había momentos en los que se contradecía, porque a lo mejor hace unos meses había mantenido un criterio, y ahora mantenía el opuesto. Este vecino  siempre pensó que Amor no hubiera desentonado entre los miembros del ayuntamiento donostiarra, entre los que era frecuente el mismo cambio de criterio, dependiendo de si eran del partido del alcalde en ese momento o no.
Todos os preguntareis de por qué me estoy acordando de Amor ahora. Pues muy sencillo; por todas las voces que se están alzando ahora, alegrándose de que la candidatura de Madrid, como sede olímpica, se haya quedado fuera, y más en la primera ronda.
Hay personas que nunca quieren participar aportando ideas, pero que siempre destrozan las de los demás.
Se ha calculado que si Madrid se hubiera llevado la sede para los Juegos Olímpicos del 2020, ese impacto hubiera supuesto lo mismo que una campaña publicitaria por un valor de más de setecientos millones de dólares, y eso, se mire como se mire, siempre es bueno.
Que en España hay una aguda crisis lo sabemos todos, y eso no va a cambiar  sin la adjudicación de los juegos, pero sí podía haberse contemplado una oportunidad con el triunfo en la candidatura.
Como se suele decir en el argot castizo, en todos los sitios cuecen habas, y Tokio y Estambul seguro que tienen las suyas, pero de cara al exterior han dado imagen de cohesión, y no como nosotros, que aunque somos moléculas de un mismo cuerpo, siempre nos repelemos. Y es que Amor, no solo es un nombre, también es un sentimiento.

*FOTO: DE LA RED