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viernes, 24 de marzo de 2017

DE LONDRES A UN FUTURO DE CIENCIA FICCIÓN


Antes de nada, condenar los actos ocurridos en el Reino Unido, en concreto en mi querido Londres, con esos ya cuatro fallecidos. Pero el cariz que están tomando las cosas no me está gustando nada.

Ya todo el mundo está comulgando con ese "Algo ha fallado" que puede ser el anticipo de "recortemos libertades" o vislumbrar un futuro a lo Minority Report, película sobre un texto de Philip K. Dick, en el que mediante un complicado camino, por ahora, y demos gracias, solo atribuible a la ciencia ficción, se detenía  a los asesinos momentos antes de cometer el crimen, es decir, y es lo más importante, de ser culpables...

Si esa persona, la de los crímenes de Londres, ya había sido investigada pero no tenía, de hecho, ninguna relación conocida con el terrorismo internacional, no le puedes detener por alquilar un simple vehículo, que es el umbral de todo lo ocurrido después

No se puede convivir, no se debe, con arquetipos, o con clichés, que nos llevarían a que nosotros, por ejemplo, los del Sur, nos gastemos el dinero de las ayudas en vino y en mujeres. Y a las pruebas me remito, La Nuri, mi sufrida, ni anda con mujeres ni le gusta el vino, y a mí, a este vecino del mundo, no le deja.

Lo dicho, lo del famoso, "algo ha fallado", miedo me da, y mucho, y que la gente diga verdaderas bestialidades en cumplimiento de un importante cargo, y luego, ni dimita ni le cesen, también.



*FOTO: DE LA RED

jueves, 20 de octubre de 2016

AMOR SIN BARRERAS


Hace ya muchos años leí en algún sitio que se hizo un concurso para una imagen que evocara, metafóricamente,  el inmenso amor. Y ganó una factura de un abrigo de visón, con la firma de quien se supone era el marido, y que aceptaba el cargo.


Está claro que ahora tanto la imagen, como el mensaje que se lanza, serían, como mínimo, políticamente incorrectos, y entre otras cosas, daría también al traste con tantos años de lucha feminista. Además, si se intentara encontrar al jurado que dio ese veredicto nadie sabría nada, y un halo de amnesia hubiera poseído a la mayoría de los “sospechosos”.


¿Por qué he empezado con este comentario? Muy sencillo, me lo ha traído a colación lo ocurrido este lunes pasado en Londres, y que ha trascendido a la mayoría de nuestros periódicos hoy.


Una pareja iba en el metro hacia el centro, cuando en un momento dado, un energúmeno al ir a bajar del vagón, agredió al hombre, Jubair Ahmed, nacido en Bangladés, de 31 años, y se dio a la fuga. No se esperaba, seguramente, que la mujer del agredido, Kilian, española, de Sevilla concretamente, le siguiera sin pensárselo en ningún momento, mientras vocifera llamándole de todo en español.


Se ha sabido a posteriori que ella practica la capoeira, razón de su buena forma para seguir al impresentable.


Como las imágenes han sido tomadas en vídeo por otro pasajero, se ha sabido que la razón para captarlas, y descartar que fuera un montaje para internet, es porque el individuo en cuestión ya les había increpado al entrar en el vagón, dos minutos antes.



Más que hablar de esos tristes aires de xenofobia que están aflorando en muchos sitios, seamos sinceros, quiero fijarme en la parte positiva del asunto: ese amor que pasa de las entrañas a la acción, sin pasar por la cabeza, por la razón, y que hace que a esa sevillana no le importara poner en peligro su físico por el amor de su vida.


Ese racista a la carrera nunca podrá comprender lo que es ese tipo de amor, porque siempre antepondrá el color de una piel a lo que se lleva dentro, al sentimiento.


Pensando qué título dar a este post, he llegado a la conclusión de que le viene como anillo al dedo (y ahora no hablo de matrimonio, sino sólo de amor) el subtitulo en español que se le dio en 1961 a West Side Story, que también hablaba de un amor interracial, y que en realidad era una puesta al día de “Romeo y Julieta”.


Ese AMOR SIN BARRERAS es el que este lunes pasado dio forma Kilian en el metro de Londres, ante su marido, que seguro será la envidia de más de uno, entre los que este vecino, por supuesto, se encuentra y se encontrará siempre. 


Sin olvidar, ya para terminar, a esa otra agresión al amor, que se está llevando por delante a muchos matrimonios, y que es "la crisis", en realidad otro tipo de "racismo", el del dinero. Siempre se ha dicho que "cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana". Y, desgraciadamente, debe de ser verdad.



*FOTO Y VIDEO: DE LA RED

jueves, 9 de julio de 2015

CARTA ABIERTA A "LA CAIXA" (UN CLIENTE Y SU CORRESPONDIENTE CABREO)

     
                                 
                                        San Sebastián,  9 de Julio, 2015


Att.: Señores de "La Caixa"

Muy Señores míos,

Hace un cuarto de hora, sobre las nueve y media de la mañana, he ido a ingresar una pequeña cantidad (250,00 euros) para ustedes, una gran cantidad para mí, en la sucursal que tienen en Avenida de Madrid, en San Sebastián (20.011).

Como le he dicho a la señorita que se acababa de sentar, cogiendo el relevo de una anterior, la cuenta es mía pero la maneja mi hermana desde un pueblo costero del Mediterráneo. Todos los meses ingreso una cantidad, a la que acompaño con mi carnet de identidad y una fotocopia de la correspondiente cartilla, en la que está el número de cuenta.

La Señorita en cuestión siempre con una sonrisa marcada en los labios, aparentemente no sentida, me ha preguntado qué cantidad quería sacar. Al decirle que no, que en realidad era para ingresar, y esperando que se alegrara por ello, en su lugar ha tornado la sonrisa por un rictus de seriedad y me ha dicho con el mismo tono que una máquina de cigarrillos da las gracias, que "YA SABE USTED que esa operación hay que hacerla en ventanilla, aunque ahora ya se la estoy haciendo yo”.

Le he contestado que es la primera vez que me lo  dicen, pero que además no tengo tarjeta para la máquina. En el mismo tono anterior, más de inquina que de indiferencia, me ha dicho que “no hace falta, que con teclear el número de cuenta en la que se quiere ingresar, ya está”.

Le he comenzado a decir, que yo quiero seguir así, porque ya estoy cansado de trabajar para los bancos, en lugar de que ellos lo hicieran por mí, y que además iba a llegar un momento en el que incluso su figura, la figura de ella, no iba a ser indispensable…Pero a la mitad del razonamiento ha cogido un teléfono que estaba fuera de mi vista, y ha comenzado hablar mientras musitaba,  más para ella que para mí, un “perdón”.

Ni que decir tiene que me he ido, y además como se imaginarán ustedes, bastante cabreado.

De todas maneras, desde hace bastante tiempo, se nota que en todas las entidades bancarias cada vez hay menos gente empleada, los que quedan se supone que  trabajando, y procuran que todo lo hagamos nosotros, bien sea a través de la maquinita correspondiente en sus sucursales, o vía internet desde nuestra casa.

Sinceramente, cuando sea mayor, que visto lo visto no lo seré nunca, quiero poner un negocio como el de ustedes. Los clientes cada vez trabajan más en lugar de sus empleados, y encima nos pasan cargos por el “trabajo” realizado.

Y a todo eso hay que añadir, que si además todo fuera mal, no hay problema, nosotros les rescatamos. ¡Negocio perfecto!

Aunque me imagino que realmente, al menos eso parece, no les importa, seguiré yendo a ventanilla para depositar el dinero correspondiente, porque entre otras cosas, no me queda más remedio, y además prefiero la frialdad de sus empleados a una máquina que incluso es posible que me trate mejor, pero que si se va la electricidad “se queda muerta”. Y siempre prefiero, ya ven, hasta para eso honesto,  que sea yo el que se quede muerto, aunque sea como en el caso de hoy, por el comportamiento de sus empleados, esos mismos que con el tiempo van a ir desapareciendo en su gran mayoría.

Atentamente,

El vecino del mundo

P.D.: Donde dije digo digo Diego. 
Hoy 13.07.15 he recibido una llamada de la señora directora de la citada sucursal, en Donosti,  pidiéndome más información sobre los hechos y tras dárselos me ha pedido todo tipo de perdones. Ya le he dicho que lo que peor me sentó fue esa especie de muro que se creó cuando la señorita que me atendió/desatendió cogió el teléfono para atender otro asunto.
Por lo menos un poco de humanidad y afecto entre tanta norma que siempre protege a la parte más fuerte.


*FOTO: DE LA RED