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sábado, 11 de noviembre de 2017

HASTA LUEGO... GREGORIO


Aunque quizás se podía intuir por el devenir de los acontecimientos de esta semana, con el alba nos hemos enterado de que Chiquito de la Calzada, Don Gregorio Esteban Sánchez Fernández​, nos ha dejado hoy, como siempre ha sido él, intentando hacer el menor ruido posible.

Día muy triste, en el que nos sentimos un poco más huérfanos y cercanos a esa realidad de la que él intentaba separarse/separarnos con esa red de humor que siempre tejió.

Antes de nada, aquel que espere una especie de recordatorio de todo lo que ha hecho o ha dejado de hacer Chiquito de la Calzada, por favor que vaya directamente a Wikipedia, porque este vecino del mundo, tras dejar deliberadamente pasar unas cuantas horas desde la fatal noticia, para que sus sentimientos/pensamientos fluyeran, sólo, y no es poco, va a hablar de lo que la figura de Chiquito ha supuesto para él.

Siempre recordaré la primera vez que le vi en televisión, en el programa “Genio y figura” entonces presentado por Pepe Carroll, cuya desaparición en su momento, años después, hubiera merecido, por cierto, mucha más importancia de la que se le dio.

Lo primero que sentí al ver a Chiquito, fue un pensamiento de “Me estoy perdiendo algo. La gente se troncha con él, y aunque parece que habla castellano, aún prestandole mucha atención,  no me entero de nada. Tengo la sensación de que estoy en otra dimensión”.

Y no me equivocaba. En dos semanas, ya había entrado en esa nueva dimensión que él creaba. Lo importante en Don Gregorio no eran los chistes sino el mundo que él abría. Esa liturgia mezcla de gestos, movimientos, y palabras que aunque sonaban con nuestros fonemas, cada una de ellas creaba puertas paralelas.

Fue muchas cosas, pero ante todo y sobre todo ha sido, y será en nuestro recuerdo, una buena persona, y aunque nunca fue escritor, sin embargo ha revolucionado, sin quererlo, nuestra lengua, con frases que ya nos ha dejado en herencia, que más que decir, insinúan.

Recuerdo también que hace poco más de una semana ya fue noticia, también a su pesar, al tener que entrar los bomberos en su casa debido a una caída que le impedía salir de su piso.

Ha sido la primera vez que un Twitter prácticamente colapsado, se llenó de mensajes en una única dirección: su recuperación, y mereciendo a la vez todo tipo de buenos deseos. No hubo ningún “lobo solitario” que disparara, y que se me entienda, a matar.

Quizás, el gran secreto de Chiquito fue, que todos al sentir desde un primer momento que era una buena persona, una especie de niño grande, se dejaban atrapar, y robar su corazón, entrando de cabeza en los mundos que él creaba, incluso con sus silencios entre cambio de pose y pose, con esos pequeños pasos que nos podían trasladar en unos segundos a millones de kilómetros de carcajadas.

Ya lo avisó Paz Padilla en aquel programa que ha resultado ser el último que “dio” Chiquito a un Bertín Osborne rendido desde el primer momento a sus pies.  Chiquito de la Calzada, Don Gregorio Esteban Sánchez Fernández, está muy solo desde que falleció su esposa, Pepita, su compañera de toda la vida. Y merece un reconocimiento, un homenaje en vida. Al final, no se le ha dado, y por tanto, negado.

Un chiquito del barrio malagueño de La Trinidad, concretamente de la calle Calzada de la Trinidad, y que en toda su vida desempeñó todo tipo de trabajos para sobrevivir, al final le abandonamos nosotros a él, sin, como mínimo, esa medalla al trabajo que algunas veces parece otorgarse con más facilidad que otras…

Al final somos nosotros los fistros bajinales que le abandonamos después de los dolores, los pecadores de la pradera que yendo al ataquer le dejamos en Bonanza.

Descanse en paz un genio del humor que éste sí, ha sido primero querido, y mucho, y ahora llorado por todos.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 14 de octubre de 2017

¿FAST LIFE?




Algunas veces este vecino del mundo quiere perderse por cualquier callejuela para, curioso, intentar encontrarse de una u otra manera.

Ayer, en este otoño que todavía no ha asumido que lo es, me topé con la furgoneta de la foto. No hay trucaje alguno, solo se ha tapado la matrícula.

Humor del pueblo y para el pueblo. “Lo que no te hace tu marido, te lo hacemos nosotros.” Para aquell@s que ven machismo en todo, quizás la vida sea un poco más triste y con ligera tendencia al cabreo presuntamente provocado.

Este vecino simplemente ve una frase con doble sentido que le hace sonreír y pensar que en el mundo de buscar trabajo, van un paso por delante los avispados. Y el que se ha decidido por “lanzar” esta frase cuando menos tiene sentido del humor.

La realidad, al igual que la belleza, siempre depende del punto de vista de cada cual. Quizás hace ya mucho tiempo que se perdió la picardía, para, como en la comida rápida, "fast food", dar siempre paso a lo obvio, por aquello de no perder el tiempo, o como siempre se ha denominado, el famoso “aquí te pillo, aquí te mato”. Frase que desgraciadamente suena tan mal en nuestros días debido a una realidad, otra vez, que se impone.

Es una pena que, por ejemplo, canciones antiguas, que "toreaban" a la férrea censura de la época, llenas de doble sentido, como el célebre cuplé “La camarera”, que llegó a ser cantada por una muy sugerente Sara Montiel, ahora y tras quitarle la correspondiente caspa de la edad, más que ñoño, no quede políticamente correcto.

...Te pide un cliente
y al servirle el té
a la camarera le dice:
echa té.
Echa té, echa té,
a la camarera le dice echa té.

Aunque visto, lo visto, y si nos ponemos exquisitos, la célebre frase "Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer" no es justa para nadie, ni para ellas ni para el que siempre tiene ... ¿la culpa de todo?


Sinceramente, y ésto que va a decir este vecino del mundo para terminar, no le sale de las entrañas, como casi siempre, sino de cada uno de sus poros, la vida siempre es políticamente incorrecta, y cruel, muy cruel, lo otro, lo políticamente correcto, a lo sumo será el equivalente a la vida de un animal salvaje en un zoológico, una mera aproximación. Y si a todo eso, le quitas el humor... ¿dónde está la puerta de salida?

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

jueves, 28 de septiembre de 2017

OTRO TIPO DE VUELTA ATRÁS


-Hola, Mikel, ¿Qué tal va la reforma de tu casa? Muy tranquilo te veo…

 Éste es un anuncio que oigo todos los días por la mañana en la radio (zona guipuzcoana), más o menos a la hora del desayuno, y que me sirve, también puede ser útil, para jurar en arameo (yo lo hago en arameo pero se admiten otras variantes o lenguas). Porque es real como la vida misma, y que tras una aparente pregunta, a modo de vaselina, lo importante es la segunda parte. Ese “muy tranquilo te veo” equivale, al menos en mi pueblo, a “te estás tocando lo que viene siendo los bajos como es habitual en ti”.

Esa aseveración, que lo es, viene normalmente por gente que no son amigos tuyos, que quizás han coincidido en tiempos, como se decía antes, de Maricastaña, y que si tú les respondes como se merecen, se excusarán ligeramente, mientras no te miran a los ojos. Y se irán reafirmándose en su interior con el concepto que ya tenían de ti.
Y es que ese anuncio me recuerda una vivencia que ocurrió hace muchos años.

Como mis lectores más adictos (porque muchos ya me han dicho que este blog engancha) ya saben, desde finales de 1978 a finales de 1981 estuve en Londres, aprendiendo la lengua, e intentando gastar el menor dinero posible, con trabajos de cualquier tipo que me dejaban realizar en restaurantes y hoteles, ya que entonces España no pertenecía al Mercado Común y no nos daban permiso de trabajo, salvo en alguna más bien remota excepción.

Pertenezco a un pueblo, Elgóibar, en el que todos nos conocíamos entonces, al menos los que salíamos fuera y estábamos en la misma situación. Y había coincidido en Hyde Park un día con un chico dos años más joven, y que aún siendo de mi pueblo solo lo conocía de vista, y tras la consiguiente charla un tanto forzada por el destino, no más de cinco minutos, nos despedimos. 

El verano del año siguiente coincidimos otra vez, pero ésta en nuestro pueblo, y mi cuadrilla con la suya.  A él le faltó tiempo para decir a voz en grito, los chicarrones del norte, todos, hablamos así:
-Jodé, no me habías dicho nada, pero ya me he enterado de que estás trabajando en un Banco del centro de Londres. ¡Qué callado te lo tenías!

Sin despeinarme, entonces tenía una buena mata de pelo, le contesté con tanto sentimiento, como la voz de la máquina de tabaco:
-Sí, trabajo en un banco, como tú dices, en el centro de Londres, pero tres días a la semana, Lunes, Miércoles y Viernes, dos horas cada día … limpiando suelos.

Entre las dos cuadrillas éramos unas diez personas, y nos abdujo un silencio que no nos soltó hasta que ellos, los otros, ya debían de haber abandonado el país. Por supuesto, que no hubo ningún tipo de asomo de disculpas tampoco.

Yo nunca desvelé, lo hago ahora, y sin cobrar, que el otro, hijo de un amigo de mi padre, pero nosotros no teníamos nada que ver, estaba trabajando en Londres a través de un contacto de la empresa en la que trabajaba su “aita”. Y él, en el  breve contacto que habíamos tenido en Hyde Park nunca me lo dijo, y eso que le había dado sutilmente pie a que me lo comentara, pero en ese instante evitó mirarme observando, aparentemente, el horizonte londinense.

Lo que yo hice entonces, ese silencio evitando la revancha, no fue cobardía ni mucho menos, sino “elegancia”, porque hay otra elegancia que no consiste en comprarse ropa de marca, preferentemente, además, extraordinariamente cara.


Hay momentos de la vida diaria, que son un auténtico túnel del tiempo...

*FOTO: DE LA RED

sábado, 23 de septiembre de 2017

DON MARIO, ESE PEQUEÑO DIOS


Este vecino del mundo lleva un tiempo, ya mucho, quizá primero sorprendido, y cada vez más fascinado por la figura que representa Mario Vaquerizo en nuestro panorama actual.

Y este artículo viene motivado porque hace un rato, sobre las cuatro de la mañana, he abierto el frigorífico para coger una botella de agua muy fresca, y durante una fracción de segundo, he tenido la sensación de que al abrir la blanca y fría puerta del aparato en cuestión, iba a encontrarme con Mario, que tras una corta risita a modo de exclamación, me iba a decir, como si me conociera de toda la vida, lo fríos y pequeños que hacen últimamente los pisos, ese en cuestión.

Todo tiene parte, al menos, de explicación. El último programa que he visto hoy/ayer en la tele ha sido “Hipnotízame”, naturalmente, con Vaquerizo dentro.

Hay trabajos que creemos que hace mucho tiempo pasaron a mejor vida, pero que si lo pensamos bien, lo único que hicieron fue reconvertirse, y uno de ellos fue el de bufón.

Según la R.A.E. una de las definiciones de bufón sería “Personaje cómico encargado de divertir a reyes y cortesanos con chocarrerías y gestos”. Pero si modernizamos, o democratizamos un poco más el concepto, tendríamos algo así como “Personaje cómico encargado de divertir a todo bicho viviente, especialmente por televisión”.

No, tampoco he cogido el término “bufón” al azar ni por hacer daño, pero esa palabra tiene mucho de servilismo, de ser menos que quien le mira, y eso al menos pareciera ser el rol que hace mucho tiempo Don Mario ha adoptado, o los medios le han dado, vaya usted a saber.

Por otra parte, está esa famosa frase, tan española como un buen cocido de garbanzos, que dice ”Ande yo caliente, y ríase la gente”. Porque incluso la misma vestimenta de Mario, tiene mucho de “buhonero”, un nuevo Fagin de “Oliver Twist”, aunque lo único, y no es poco, que nos robe el bueno Del Vaquerizo, sea nuestra atención.

Hace apenas unas dos semanas se conocía la noticia en el mundo del cotilleo,  de que  Alaska y Mario Vaquerizo habían comprado la casa, se dice que por medio millón de euros, de su amiga Bibiana Fernández, que anda con problemas con Montoro, perdón  con Hacienda, así con “H” mayúscula, como los problemas que muchos están teniendo con ella.

Al enterarme de esa noticia, una gran sonrisa, cuando menos espiritual, afloró en mí.  Porque es una pareja que me cae bien, que son muy currantes, y que especialmente Mario Vaquerizo, ya es un pequeño Dios, porque está en todas partes, y como el junco que se dobla con el viento, y nunca se rompe, él al final aprovecha ese aparente “ser menos del que le está viendo”, para pasar por caja una y otra vez.

Vaquerizo, Don Mario, una persona que entre su trayectoria profesional ha sido representante de parte del famoseo nacional, puede tener mucho de extravagante, pero de bufón y de mirarle desde arriba, mientras sólo él quiera y le paguen bien. Incluso una persona con tantos amigos como él, por fuerza, no puede ser mala, no tiene tiempo material.


Vuelvo al frigorífico a dejar la botella de agua, y si ahora me encuentro de verdad con Mario, pues eso, no me importaría pasar cinco horas con él.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 10 de septiembre de 2017

SI DE GATO, GATILLAZO, DE BLOGGER...


El otro día iba paseando por una Donosti que se resiste a que el huracán veraniego se vaya desinflando, cuando me encontré, en realidad el destino me juntó a modo de broma en la esquina de cualquier calle (porque si recuerdo cuál es, es muy probable que no vuelva para no tentar a la suerte otra vez) con un antiguo compañero de trabajo. No, nunca hemos tenido ningún encontronazo, pero es el sexto sentido, ese que siempre te ayuda a sobrevivir,el que siempre ha encendido la luz roja cada vez que estamos cerca.

Me comentó que en ningún momento le había dicho que escribiera en un blog, y que se ha tenido que enterar por otros. Intentando no ponerme en modo “confrontación”, le dije que eso hubiera sido imposible, porque comencé a escribir, de hecho inauguré el blog, una vez nos habían forzado, concretamente a treinta personas, a dejar la empresa mediante un ERE. 

Como él seguía, creo, en la empresa, en cierta forma pareció ponerse en alerta, por aquello de recibir posibles críticas al respecto, aunque en muy pocos segundos pudo comprobar que mi ánimo estaba muy lejos de remover antiguos barros.

El tiempo iba pasando y era evidente que no teníamos mucho de qué hablar, por eso me hizo una pregunta sobre lo único que sabía de mí y mi nueva época: ¿Qué se siente al escribir en un blog?

Si la pregunta fue por pura cortesía, o descortesía, nunca se sabe, en muy poco tiempo debió de arrepentirse, por lo prolija de mi respuesta:

- En realidad cada post es como una liposucción en el alma. Siempre me ha recordado a aquel momento de nuestra niñez, cuando a nuestro profesor/a le fallaban las pilas para seguir dando la clase, y se descolgaba con una redacción urgente. Era como traspasar los poderes a la parte contratante. El problema es que esta redacción me la tengo que autoimponer, y como me llevo bien conmigo mismo, la mayoría de las veces intento no putearme con temas con los que tengo más que perder, y aquí incluyo siempre mi intimidad.

Mientras le sonreía, continué: -Y ya ves que la actualidad no está para que si escribes en un blog, te hagas el sueco y la rehuyas.

-¿Crees que es para tanto?- Me preguntó secamente, sin darme a entender si le estaba interesando nuestra charla forzada, pero charla al fin, o simplemente quizás estaba descubriendo que yo era un gran presuntuoso.

-Sólo te voy a hacer una pregunta, si me dejas –le contesté, mientras me miraba ahora con una gran atención:

-¿Qué opinas de la actuación de Juana Rivas, la madre que se escondió de la justicia con sus dos hijos; bueno, de ella, de la actuación de su pueblo, de los jueces, y si hubieran actuado igual si hubiera sido el padre el que tuviera ese proceder? ¿Se puede todo un pueblo confundir?

- Me pillas en mal momento – me respondió mientras miraba el reloj. - Hace ya diez minutos que tenía que estar en otro sitio.-
Y tomó, como se decía antes, las de Villadiego.

¿Mi opinión a las preguntas que le lancé?
Si mi interlocutor se hubiera quedado, mi respuesta sin duda, entraría en esta historia.

De todas maneras, los que me siguen desde hace mucho, sin duda sabrán mi respuesta. Aunque quizás la última pregunta, ¿Los jueces hubieran actuado igual si hubiera sido el padre el que tuviera ese proceder?, puede dar algo de luz a mi opinión, que por ser solo mía, hoy, como excepción, me la guardo.

Hoy, tocaba otra historia, ya perdonaréis. La historia, a todos nos habrá pasado, de alguien que cree conocerte, y te pide cuentas, aunque éstas, en tu opinión, sumen cero. 

Quizás al dejar esta vez el blog con la sensación de haber sufrido un gatillazo, comprendáis que otras veces, casi siempre, os vais saciados. ¡De nada, viciosill@s!

*FOTO: DE LA RED

lunes, 27 de febrero de 2017

¿JARRÓN CHINO, O BESUGO?



Confieso, por si hubiera alguna duda, que no me gustan las mujeres. Las adoro. ¡Qué le voy a hacer! Me parieron así, con mis filias y  fobias; pero en cuanto a mujeres, sin ningún tipo de dudas.

Sin embargo, a la hora de excitarme, me confieso como de gustos más abiertos. ¡Vamos! Que me gusta la carne, el pescado, y hoy, visto lo visto, hasta el besugo. Porque, en este mismo momento, estoy terriblemente excitado, no diría cachondo, pero sí muy excitado, con un, presuntamente, besugo, llamado José  María Aznar.

Ya lo dijo hace mucho tiempo el Señor González, Don  Felipe, al hacer un símil entre los expresidentes y los jarrones chinos, por aquello de nunca saber el lugar dónde deben de ser colocados (en aquel momento “colocar” no significaba “puertas giratorias”), ya  que, al parecer, molestaban en todas partes.

Pero lo de hoy de “Josemari"  (ya que si  él se ha tomado más que confianzas con todos los españoles, este vecino del mundo lo hace con él también) ha clamado al cielo de los creyentes, y a la ya comentada excitación de este voyeur de noticias, al afirmar sin ningún tipo de rubor, que deberíamos trabajar hasta los setenta años.

Sinceramente, lo primero que he recordado tras el “shock” inicial, son aquellas declaraciones del entonces Presidente de la Patronal, Gerardo Díaz Ferrán, diciendo: "Hay que trabajar más y ganar menos para salir de la crisis". Y al poco tiempo, por aquellas ironías del destino, “le pusieron a la sombra”, otra contradicción para un hombre que basaba gran parte de su posible fortuna en la venta de nuestro sol.

Habrá que preguntar a Don Josemari, si no es mejor  que los jóvenes accedan antes al mercado laboral, pero al del bueno, al bien pagado, y no a ese otro disfrazado de becarios de muchos años, o bajo la excusa de “aprender”, pero que desde el minuto uno te piden saber de todo.

¿Qué quiere Don Josemari, unas oficinas llenas de viejos oficinistas con marcas de pis en sus braguetas, o perdidos por los pasillos víctimas de un alzheimer incipiente? O más bien, puede desear unos trabajadores que coticen hasta los setenta, además con un seguro privado, para seguir fomentando el paraíso empresarial, y que se mueran a los dos días de haber cumplido los setenta, para que no cante tanto la situación.

Hoy, esos ojitos salientes de Don Josemari, esos ojitos que recuerdan a un besugo inquieto, tenían el mismo sentimiento al hacer sus excitantes declaraciones, que las vacas al ver pasar el tren.

Ya para terminar, si algún día estamos buscando al Señor Aznar sabremos dónde no indagar por ser una pérdida de tiempo, y es en el Diccionario de la R.A.E. en la palabra “empatía”; ni a él, ni a su señora, la misma que vendió, sin  parpadear, aunque ella no tiene ojos de besugo, más de tres mil pisos protegidos, de “su” ayuntamiento madrileño, a un fondo buitre.

Lo  dicho, hay asuntos que me seguirán excitando más que una mujer. Y quizás, eso, en el peor de los casos, signifique que sigo vivo, y con la cabeza bien amueblada. Eso sí, no con muebles de alta gama, porque después de que, gentilmente, me estén descontando para mi jubilación, durante más de treinta años, no me llega para todo. 

*FOTO: DE LA RED
*DIBUJO: PATXIPE

martes, 12 de julio de 2016

NEGRO SOBRE NEGRO



Quizás dependa mucho del tiempo, y dos días seguidos de lluvia en pleno mes de Julio sea demasiado para este vecino del mundo, pero no sé en este mismo momento si estoy pecando de realista y el mundo se desmorona inevitablemente cada día un poco más, o estoy atravesando una profunda depresión, y es como si estuviera forzándome a ver una foto de Sidney Poitier dentro de un túnel y, naturalmente, lo veo todo negro en un auténtico sinsentido.


Hoy este vecino no se va a referir a la política porque está como ya estaba, bien para muchos, los que se supone que votaron a los ganadores, sino no lo comprendo, y mal para otros, pero la defunción de Emma Cohen, Doña Emmanuela Beltrán Rahola,  todo un icono de los setenta, cuando no se sabía qué era eso, tampoco ayuda a este vecino.


Quizás no sea el momento políticamente correcto, pero ella formó parte del despertar sexual de este vecino y de muchos españolitos que pasaban su pubertad en el umbral de los setenta, y a quien  ésto escribe enseñó a que dentro de cuerpos bonitos, de una arquitectura excelente y delicada, también había personas intelectuales y que no se conformaban con los estándares de su época.


Desde la distancia que da el ser una persona anónima más, la Señora Cohen dio siempre la impresión de querer vivir anteponiendo sus principios por encima de una efímera fama. Para este vecino, Doña Enma, siempre fue alguien especial desde que le deslumbró por su belleza, en una de aquellas películas que se proyectaban en el sistema 70 mm Todd-AO y que era lo más de lo más para la época. Recordaré ese film, “Pierna creciente, falda menguante” (1970), de Javier Aguirre, porque sabía que se había rodado muy cerca de mi lugar de residencia, en escenarios de Deva y San Sebastián; e intentando detectar localizaciones conocidas, le descubrí a ella, y ya todo lo demás de la película, como diría un lobo de mar, me trajo al pairo…


Tampoco ayuda mucho en el estado de ánimo, negro sobre negro, observar como el hombre, y la mujer, es un lobo para el lobo, y la necedad de unos cuantos,  mezclando culos, con perdón, y témporas, y poniendo a parir en las redes sociales a un torero fallecido, Víctor Barrio, en el desempeño de su trabajo, que aunque subleve a muchos, recordemos que es legal en este país.


Es alucinante como defienden algunos a los animales, cosa que vaya por delante está muy bien, y a los que son de su especie, aquí viene el problema, por no comulgar con sus ideas, no solo los denigran, sino como en el caso de ese tweet que ha recorrido todo tipo de periódicos y programas de televisión, no duda en meterse hasta con los familiares del fallecido, esgrimiendo como única defensa que él es maestro, en una manera, al parecer, de ver el mundo como un aula inmensa, erigiéndose como “sheriff universal”


En la opinión de este vecino, en ese estallido que cada vez con más frecuencia suele haber en las redes sociales, hay mucho componente de la valentía que da el anonimato, y de querer obtener esa fama, “famoseo” de cinco minutos, y que para unos cuantos parece ser una especie de droga, o de búsqueda de El Dorado de su reconocimiento como juez supremo.



Lo dicho, no sé si el mundo se desmorona o si estoy atravesando una tremenda depresión.  A lo peor, más que probable, están ocurriendo ambas cosas, y yo no encuentro la salida de este túnel. Y para empeorarlo, he perdido la foto de Mr. Poitier.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 3 de enero de 2016

LAS MONTAÑAS NO ES UN LUGAR (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)


Creo recordar que entre las críticas a  películas que de vez en cuando incluyo en el blog del vecino, nunca he utilizado la expresión cine alternativoSin embargo, esta vez lo tengo que hacer, y no de una forma peyorativa, para referirme a una película, “Requisitos para ser una persona normal”, muy pequeña en sus formas pero llena de aire fresco en ese planteamiento de juega jugando.


Leticia Dolera, esa joven actriz, no confundir con novata, porque tras de sí, se diría que ya tiene una trayectoria más que sólida, nos presenta su primer largometraje, y como si de Juan Palomo se tratara, ella se lo guisa y se lo come, escribiendo el guión original, dirigiendo y encarnando a María de las Montañas, una chica de 30 años, y a quien la vida, como a tantos hoy en día, no le ha sonreído. No tiene trabajo, y tiene que volver al piso familiar, de quienes estaba un tanto distanciada, y ni tiene pareja ni se le espera.


En la entrevista de trabajo, con la que prácticamente comienza la película, le preguntan qué tipo de persona es, y tras reflexionar, lejos ya de la propia entrevista, se da cuenta de que no cumple ninguno de los requisitos para ser considerada como una "persona normal", por lo que se pondrá, y éste será el argumento de la cinta, manos a la obra para convertirse en eso: una persona normal.

Quizás ahí, precisamente, este vecino del mundo le pueda ver el punto más frágil a una cinta cargada de buenas intenciones, pero ya en los tiempos en que estamos, y visto como está el patio nacional, y cómo se presentan, en televisión al menos, las nuevas generaciones, todo musculitos, guapos/as pero de cultura, flojos muy flojos, creo que ahora no mucha gente está precisamente preocupada por ser una persona normal, porque vende lo diferente, por no decir a-normal.


Hay momentos en la cinta que a este vecino le recuerdan al cine de Woody Allen, con personajes que de pronto hablan a la cámara, y personas que sólo pasaban por allí, pero que en un momento dado son requeridos en su opinión por alguno de los personajes protagonistas.


Parte muy importante del peso de la película recae en un casting muy bien ejecutado, especialmente con el coprotagonista, con un Manuel Burque, desconocido para este vecino, y que está sembrado, como bonachón, en todas sus intervenciones.

Desde que aparece en la película el Señor Burque, tienes la sensación de que es algo más que una persona, trasciende al espectador, y luego, al decirlo uno de los personajes, y no es “spoiler” en sí, te recordará a un gnomo pero en gigante, quizás una contradicción en sí misma, pero es así.

La otra fuente de cariño es el actor que hace de hermano de la protagonista, Jordi Llodrá, que ya tan solo el planteamiento de un personaje como éste requiere mucha valentía, y está muy bien resuelto. No profundizo más para no estropear parte de la trama.

A destacar también, no se debe ni puede olvidar, esa escena dentro del coche, en el garaje, de madre e hija, la madre interpretada por una injustamente olvidada Silvia Munt, en el que el duelo de miradas transmite unos "efectos especiales" de lo mejorcito del cine español.

Quizás, el presunto formato de película pequeña pueda confundir a más de uno, porque en realidad es una película, cuando menos, valiente, diferente, fresca, y fuente de sensaciones, como cariño, alegría, melancolía…Y en momentos como los que vivimos, te hace plantearte si el poseer mucho, verdaderamente te hace feliz. 

Ahora, voy a decir una maldad, entre otras cosas porque me apetece: El gobierno actual, el que todavía está, seguro que no ha visto esta película, está más que claro, ya que nunca han cuidado la cultura, porque de ser así, la hubieran recomendado, para ver la vida de otra manera, y no lo que realmente hay, o queda.

Si no han visto esta película, pónganlo remedio, porque seguro, seguro, que durante los Goya, se hablará de ella, y mucho.

*FOTO: DE LA RED


jueves, 22 de octubre de 2015

TIEMPO DE LIMPIEZA


Prácticamente todavía quedan dos meses para las elecciones, y ya la altura de la información/propaganda/manipulación está llegando al nivel rojo de “cortarse las venas”. Con lo cual, este vecino ya ha guardado toda la cubertería y todo tipo de objeto punzante bajo candado.

La pena es que, ya puestos, no se hayan retrasado las elecciones solo una semana más.

En Euskadi, los regalos a los niños los trae en la Nochebuena, Olentzero, que en su origen era un viejo carbonero. Y por apenas unos días, al nuevo Presidente no lo puede traer él. Además, como ya la publicidad “a la americana” ha llegado tan lejos, más de uno de los candidatos seguro que se hubiera disfrazado del viejo carbonero, porque entrar a las casas, como él, ya lo hacen mediante la publicidad invasiva.

Ahora, como mucho, podremos ver a alguno de los candidatos disfrazado como el célebre calvo de la lotería, y en lugar de millones seguro que propone un trabajo para millones de parados, que como algo extraordinario sirva para poder pagar, no ya caprichos, sino las cosas más básicas.

Hace ya tiempo que en las elecciones, no se proponen a personas, sino a productos a los que se adorna con características,  que ya de antemano,  te las tienes que tomar como a amantes que más que conquistarte, si te descuidas, te van a intentar sodomizar. O que el vulgo define con esa frase tan fría, pero llena de verdad: “Prometer hasta meter, pero una vez metido, olvidar lo prometido”.

Personalmente, cada vez que me ofrecen a un nuevo candidato, este vecino se acuerda de aquella frase de un detergente ya muy antiguo que tras la marca decía: …limpia más blanco.

Lo del Señor Rajoy, en la humilde opinión de este vecino, no se arregla ni empezando a limpiar ahora mismo, y él y su partido lo saben.  Tienen mucha tarea por delante, y mucho presunto dinero negro, sobres, y viajes a paraísos fiscales, por detrás. Y eso no se arregla ni con el baño de “sus” multitudes  ayer en la Cámara de los Diputados, ni hoy reuniéndose la mayoría de la derecha europea en Madrid, y cantándole a Don Mariano Rajoy, eso de: Porque es un chico excelente, y siempre lo será.

Este vecino del mundo ni está aquí para convencer a nadie, ni tan siquiera lo ha intentado nunca. 

Siempre he hablado desde el corazón, y el que me sigue desde hace tiempo sabe que, entre bromas y veras,  aquí no hay ni trampa ni cartón, porque cuando hablan las entrañas se nota.

Personalmente ya lo tengo claro. Hace mucho tiempo que lo tengo nítido. Desde que entre los dos partidos que se han alternado comiendo la tarta del poder, perdí mi trabajo mediante un expediente de regulación de empleo, ERE, un número más en una larga lista,  y siguen sin saber que existo, ni ellos, ni esas puertas giratorias que solo sirven para los que han besado al poder, y a los poderosos.

Y si alguien todavía tiene dudas, al menos que no se deje llevar por el miedo. Porque en realidad, el concepto “miedo” aunque, en teoría, no tenga que ver nada, aparentemente, con el concepto “patria”, ni con “religión”, todos sirven para manipular. Y el que lo hace, manipular, siempre  es para provecho propio.

La “cosa” no funciona, o si funciona siempre lo hace para los mismos. Ahora es la oportunidad de intentar cambiar “esas cosas”. Siempre ha reinado, y he escogido bien el verbo, o un partido o el otro, y muchas veces, aunque hayan aparentado lo contrario, uno y otro se han hecho los dúos, y además sin desafinar, porque se sabían de sobra la melodía.

¿Que la opción que estás pensando no va a ganar? Quizás tampoco se trate de eso, sino de que “muchos pocos hagan, sino un mucho, sí cambiar el curso habitual del río democrático en España”, y se riegue de otra manera, y no para los de siempre.


¿Que no se puede limpiar más blanco que lo hecho hasta ahora? Claro que podemos.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 9 de julio de 2015

CARTA ABIERTA A "LA CAIXA" (UN CLIENTE Y SU CORRESPONDIENTE CABREO)

     
                                 
                                        San Sebastián,  9 de Julio, 2015


Att.: Señores de "La Caixa"

Muy Señores míos,

Hace un cuarto de hora, sobre las nueve y media de la mañana, he ido a ingresar una pequeña cantidad (250,00 euros) para ustedes, una gran cantidad para mí, en la sucursal que tienen en Avenida de Madrid, en San Sebastián (20.011).

Como le he dicho a la señorita que se acababa de sentar, cogiendo el relevo de una anterior, la cuenta es mía pero la maneja mi hermana desde un pueblo costero del Mediterráneo. Todos los meses ingreso una cantidad, a la que acompaño con mi carnet de identidad y una fotocopia de la correspondiente cartilla, en la que está el número de cuenta.

La Señorita en cuestión siempre con una sonrisa marcada en los labios, aparentemente no sentida, me ha preguntado qué cantidad quería sacar. Al decirle que no, que en realidad era para ingresar, y esperando que se alegrara por ello, en su lugar ha tornado la sonrisa por un rictus de seriedad y me ha dicho con el mismo tono que una máquina de cigarrillos da las gracias, que "YA SABE USTED que esa operación hay que hacerla en ventanilla, aunque ahora ya se la estoy haciendo yo”.

Le he contestado que es la primera vez que me lo  dicen, pero que además no tengo tarjeta para la máquina. En el mismo tono anterior, más de inquina que de indiferencia, me ha dicho que “no hace falta, que con teclear el número de cuenta en la que se quiere ingresar, ya está”.

Le he comenzado a decir, que yo quiero seguir así, porque ya estoy cansado de trabajar para los bancos, en lugar de que ellos lo hicieran por mí, y que además iba a llegar un momento en el que incluso su figura, la figura de ella, no iba a ser indispensable…Pero a la mitad del razonamiento ha cogido un teléfono que estaba fuera de mi vista, y ha comenzado hablar mientras musitaba,  más para ella que para mí, un “perdón”.

Ni que decir tiene que me he ido, y además como se imaginarán ustedes, bastante cabreado.

De todas maneras, desde hace bastante tiempo, se nota que en todas las entidades bancarias cada vez hay menos gente empleada, los que quedan se supone que  trabajando, y procuran que todo lo hagamos nosotros, bien sea a través de la maquinita correspondiente en sus sucursales, o vía internet desde nuestra casa.

Sinceramente, cuando sea mayor, que visto lo visto no lo seré nunca, quiero poner un negocio como el de ustedes. Los clientes cada vez trabajan más en lugar de sus empleados, y encima nos pasan cargos por el “trabajo” realizado.

Y a todo eso hay que añadir, que si además todo fuera mal, no hay problema, nosotros les rescatamos. ¡Negocio perfecto!

Aunque me imagino que realmente, al menos eso parece, no les importa, seguiré yendo a ventanilla para depositar el dinero correspondiente, porque entre otras cosas, no me queda más remedio, y además prefiero la frialdad de sus empleados a una máquina que incluso es posible que me trate mejor, pero que si se va la electricidad “se queda muerta”. Y siempre prefiero, ya ven, hasta para eso honesto,  que sea yo el que se quede muerto, aunque sea como en el caso de hoy, por el comportamiento de sus empleados, esos mismos que con el tiempo van a ir desapareciendo en su gran mayoría.

Atentamente,

El vecino del mundo

P.D.: Donde dije digo digo Diego. 
Hoy 13.07.15 he recibido una llamada de la señora directora de la citada sucursal, en Donosti,  pidiéndome más información sobre los hechos y tras dárselos me ha pedido todo tipo de perdones. Ya le he dicho que lo que peor me sentó fue esa especie de muro que se creó cuando la señorita que me atendió/desatendió cogió el teléfono para atender otro asunto.
Por lo menos un poco de humanidad y afecto entre tanta norma que siempre protege a la parte más fuerte.


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sábado, 16 de mayo de 2015

¿CAMBIANDO POR EVOLUCIÓN?



¿Os habéis vuelto a pensar alguna vez lo que ocurriría si algún familiar, que falleciera hace, por un decir, unos veinte años, volviera en nuestros días?

Pues a lo mejor se volvía al más allá más pronto que tarde. Y además este vecino tiene una gran duda, no sabe si hemos cambiado por evolución,  o nos han cambiado, y ya perdonaréis la expresión, más que por evolución, por cojones. Y es que quizás no hay que fijarse ni en internet, ni en los móviles, que han ido apareciendo, como mencionábamos antes, por lo que se denomina como evolución de sistemas pasados, sino en esas ganas, vaya usted a saber de quién, que ha entrado de adoptar las maneras más que del vecino, del habitante, casi, de las antípodas.

Esas ansias de llamarlo todo en inglés, y de inventarnos maneras cosmopolitas, cuando en lo más íntimo, y debemos de reconocerlo, nosotros somos de mercadillo y de tortilla de patatas, y no de “the mall” o “the kidney pie”. Quizás, nuestro problema es que no sabemos querernos nosotros mismos. Además, está comprobado, cuando compras algo que viene en inglés, es más caro, y luego, al final, en la letra pequeña, te enteras de que se hizo en el pueblo de al lado.

Los que ya tenemos una cierta edad y peinan canas, aquellos que tienen la suerte de tener todavía pelo, se acordarán de ese “artefacto” llamado “fiambrera” y que ha alimentado a millones de españolitos entre curro y curro.
Bueno, pues la mayoría se ha modernizado y ahora utiliza el famoso “taper”, que en realidad el nombre completo original es marca registrada, “Tupperware”, y la mayoría nos referimos a él con el mismo nombre que el auténtico, aunque el nuestro haya salido del chino de al lado de casa. Y ésto ya es harina de otro costal,  cambiar la tienda de toda la vida, que seguro que ha tenido que cerrar, porque no podía competir con los precios del “chino” que primero se puso al lado de ella, y luego directamente compró la tienda que ya había cerrado.  

Y la mayoría llama a “eso” modernizarse, cuando en realidad sería perder la identidad, y acercarnos a una manera de vivir que no es la nuestra. Pero como decía mi madre, con esas frases tan lapidarias que utilizan las madres: -Culo veo, culo quiero.


Sí, como decíamos antes, hemos cambiado de la querida y olvidada “fiambrera” al “tupperware”, pero el trabajo sigue siendo “trabajo” y no “job”, y además es más, con perdón, jodido y con menos derechos que cuando usábamos la fiambrera. Quizás, precisamente, por la tiranía de esos mismos que quieren que utilicemos su lengua y sus costumbres, pero que nunca, nunca, nos considerarán como iguales.

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jueves, 5 de septiembre de 2013

URDANGARÍN, EL COLA-CAO, Y LA MARIPOSA

Recuerdo que mi madre siempre ha dicho que el “trabajo” de un niño es jugar. Por esa regla de tres, y ya es cosecha de este vecino del mundo, un joven normalmente tiende a ser, y para que nos entendamos, de izquierdas, queriendo dar la vuelta al mundo, literalmente y en el planteamiento de la sociedad actual, como si fuera un colador de esos antiguos para el café. Sin embargo, a medida que uno va adquiriendo algo de propiedad va tendiendo más a la derecha, a señorito/a de su cortijo.
Por otra parte, con respecto al corazón, se pasa de aquel amor platónico, y del contigo pan y cebolla, al hoy nos queremos tu y yo, pero mañana Dios, o el que sea, dirá.
A medida que uno va peinando canas, e incluso va dejando de peinarse porque no hay nada que peinar, va ampliando su diálogo consigo mismo delante del espejo cada mañana, y lo que hace años le parecía un anatema ahora ya no lo es tanto.
Cada persona tiene sus alarmas, y estas van sonando cada vez que hace algo que no está bien con su planteamiento vital. Sin embargo, poco a poco se van trucando esos límites, con todo tipo de excusas, como si el vecino lo hace por qué yo no, o si al final me voy a arrepentir por no haberlo hecho.
Todo esto viene a una encrucijada vital por la que estoy atravesando...
En mi casa, en la de mi madre, se ha tomado siempre cacao para desayunar, es decir, el Cola-Cao de toda la vida, aquel que como decía la celebre canción del negrito, es un desayuno y merienda ideal. Pues desde hace un tiempo, en mi casa, en la de la Nuri, con los aires nuevos de los miembros más jóvenes de la familia, han entrado también ideas nuevas, y con ellas el caos en forma de desayuno con Nesquik. Este vecino no tiene nada contra esa marca, pero se ha perdido ese gusto a pegada del boxeador y sprint del ciclista de la canción del Cola-Cao. Ésta es una bebida del pueblo, del albañil que se cuida, y la otra ya es más del señorito después de un día de pecado.
Además, no nos engañemos, Nesquik tiene acento suizo, y personalmente Suiza me recuerda a Urdangarin y compañía, y como que a este vecino se le revuelve el estómago y se le dispara la tensión, aunque es curioso que esa familia también tenga todos los boletos para que sean clientes del Cola-Cao por aquello de que parece que, presuntamente al menos, les gusta chupar del bote. Será el denominado “efecto mariposa”, ese que dice que el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo. En la picaresca española sería algo así como si meten muchas personas la mano en caja ajena para llevárselo crudo, al final solo quedará la caja y el paisano de turno que pasaba por allí, y al que se le culpará por haber vivido alegremente en compañía de los suyos.
Por todo lo anterior, no voy a dejar de tomar Cola-Cao por la simple y comprensible razón de que no me da la gana, y por el mismo motivo que aunque no es políticamente correcto lanzar un eructo, lo bien que te quedas después es indescriptible, y porque sencillamente este vecino es así porque le sale, vamos, como el eructo.

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jueves, 30 de mayo de 2013

LA CHISPA Y UNA ILUSIÓN

"Cada vez que se cierra un bar, se pierden para siempre cien canciones. Se desvanecen mil te quieros y los goles por la escuadra salen lamiendo el palo... Porque en un bar nos declaramos... escribimos guiones de cine... y hasta redactamos la Constitución.... El lugar donde siempre somos felices... ¡Benditos bares!".

No es la letra de una balada romántica, sino el último anuncio de “Cola-Loca”, que mediante una especie de chantaje emocional intenta promocionar los bares.
En primer lugar diremos que como cada uno cuida lo suyo, parece normal que la chispa americana salga en defensa, en realidad, de sus “sucursales”, pues parte de sus productos se venden en esos establecimientos.
Hubo una época, hacia los setenta, que tener un bar aparte de una vida muy sacrificada era sinónimo de tener la vida resuelta.
El problema vino hacia los ochenta que con el cierre de muchas fábricas, y como consecuencia del dinero conseguido con el despido, comenzaron a proliferar bares, aquí y cinco metros más allá, y, claro, no había hígados sedientos para todos.
De todos modos tampoco era lo mismo abrir un bar en esas circunstancias, que en la mayoría de los bares anteriores, cuando la persona que abría uno de estos establecimientos lo hacía más por devoción.
“Un barero” era tu confesor, tu psicólogo de cabecera, tu paño de lágrimas cuando el equipo de tus entrañas perdía. No se le veía al menos, que le preocupaba más el dinero que tú. Luego, ya era otra cosa, valías lo que gastabas, y “sino-consumes-no-me-cuentes-tus-penas”.
La gran diferencia era que los propietarios de los bares antiguos, se habían labrado un futuro trabajando duro durante muchos años, y los nuevos empresarios querían forrarse en poco tiempo, y sin ser nada profesionales, porque no habían mamado ese negocio.
Con el tiempo también han ido variando los “usos y costumbres”, ya apenas existe la cuadrilla de chiquiteros con menos de cincuenta años. Se bebe menos, y ya más en pareja. La gente ha comenzado a vivir, en gran parte por la escasez de recursos, más hacia dentro. Sin embargo, el propietario del bar, cafetería, restaurante, en ningún momento se ha planteado bajar precios. Hacen el amago simbólico de algún día ofrecer algo más, como el famoso “pintxo-pote”, de gran acogida en poco tiempo.
Algunos establecimientos se han creído que ellos eran los listos, y han tenido, por tomarlo con humor, ideas desternillantes, y si un menú, por ejemplo, costaba once euros, ellos se descolgaban con “el plato del día” por siete euros. Con eso, aunque te gastes menos, no has comido. Ningún gesto para la galería de que “ya que el panorama está chungo, vamos a poner nuestro granito de arena, bajando precios”.
Si la firma americana se ha descolgado con este anuncio es que tiene que ver mal el panorama.
De todas maneras, la chispa de la vida se tenía que haber aliado con el consumidor, que es el último del eslabón, y no con el anterior.
Antes, se quedaba en un bar, ahora quedaremos al lado del bar. Eso, si quedamos, porque tal como está el panorama, nos comunicaremos la cuadrilla de amigos por internet, y cada uno pagándose su chispa, o su sucedáneo de chispa, que esa es otra, en su casa.

“Cada vez que alguien queda en el paro, se pierden para siempre mil ilusiones. Se desvanecen muchos planes y aquella familia que íbamos a formar queda varada en la playa de lo imposible...Porque al tener un trabajo...tomamos la determinación de vivir juntos, y comprar un lugar donde siempre ser felices...¡Benditos pares!

*FOTO: DE LA RED, Y PATXIPE