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martes, 12 de julio de 2016

NEGRO SOBRE NEGRO



Quizás dependa mucho del tiempo, y dos días seguidos de lluvia en pleno mes de Julio sea demasiado para este vecino del mundo, pero no sé en este mismo momento si estoy pecando de realista y el mundo se desmorona inevitablemente cada día un poco más, o estoy atravesando una profunda depresión, y es como si estuviera forzándome a ver una foto de Sidney Poitier dentro de un túnel y, naturalmente, lo veo todo negro en un auténtico sinsentido.


Hoy este vecino no se va a referir a la política porque está como ya estaba, bien para muchos, los que se supone que votaron a los ganadores, sino no lo comprendo, y mal para otros, pero la defunción de Emma Cohen, Doña Emmanuela Beltrán Rahola,  todo un icono de los setenta, cuando no se sabía qué era eso, tampoco ayuda a este vecino.


Quizás no sea el momento políticamente correcto, pero ella formó parte del despertar sexual de este vecino y de muchos españolitos que pasaban su pubertad en el umbral de los setenta, y a quien  ésto escribe enseñó a que dentro de cuerpos bonitos, de una arquitectura excelente y delicada, también había personas intelectuales y que no se conformaban con los estándares de su época.


Desde la distancia que da el ser una persona anónima más, la Señora Cohen dio siempre la impresión de querer vivir anteponiendo sus principios por encima de una efímera fama. Para este vecino, Doña Enma, siempre fue alguien especial desde que le deslumbró por su belleza, en una de aquellas películas que se proyectaban en el sistema 70 mm Todd-AO y que era lo más de lo más para la época. Recordaré ese film, “Pierna creciente, falda menguante” (1970), de Javier Aguirre, porque sabía que se había rodado muy cerca de mi lugar de residencia, en escenarios de Deva y San Sebastián; e intentando detectar localizaciones conocidas, le descubrí a ella, y ya todo lo demás de la película, como diría un lobo de mar, me trajo al pairo…


Tampoco ayuda mucho en el estado de ánimo, negro sobre negro, observar como el hombre, y la mujer, es un lobo para el lobo, y la necedad de unos cuantos,  mezclando culos, con perdón, y témporas, y poniendo a parir en las redes sociales a un torero fallecido, Víctor Barrio, en el desempeño de su trabajo, que aunque subleve a muchos, recordemos que es legal en este país.


Es alucinante como defienden algunos a los animales, cosa que vaya por delante está muy bien, y a los que son de su especie, aquí viene el problema, por no comulgar con sus ideas, no solo los denigran, sino como en el caso de ese tweet que ha recorrido todo tipo de periódicos y programas de televisión, no duda en meterse hasta con los familiares del fallecido, esgrimiendo como única defensa que él es maestro, en una manera, al parecer, de ver el mundo como un aula inmensa, erigiéndose como “sheriff universal”


En la opinión de este vecino, en ese estallido que cada vez con más frecuencia suele haber en las redes sociales, hay mucho componente de la valentía que da el anonimato, y de querer obtener esa fama, “famoseo” de cinco minutos, y que para unos cuantos parece ser una especie de droga, o de búsqueda de El Dorado de su reconocimiento como juez supremo.



Lo dicho, no sé si el mundo se desmorona o si estoy atravesando una tremenda depresión.  A lo peor, más que probable, están ocurriendo ambas cosas, y yo no encuentro la salida de este túnel. Y para empeorarlo, he perdido la foto de Mr. Poitier.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 29 de diciembre de 2014

ESTA ES SU VIDA

Estos días la mayoría de medios de comunicación se transforman en una especie de catálogos de un Ikea multimedia, en el que vas cogiendo las principales noticias del año, y te montas las páginas del periódico mental como vas queriendo; una especie de noticias al buffet: Lo más comentado del año, los mejores goles, los grandes éxitos, las bodas, los entierros. Todo se computa.
¿Qué ocurriría si cada uno de nosotros al finalizar el año hiciéramos un cómputo general de “nuestras mejores jugadas”?
Podríamos hablar de nuestras principales necesidades, pensamientos, decepciones, momentos “tierra trágame”. Sería la vida desde nuestro punto de vista, como una canción, menos comercial, más personal.
Parece que los señores, y señoras, naturalmente, de Facebook, ya habían pensado en todo esto, y al acercarse el “finde”, de pronto tu página te habla abiertamente, y te ofrece, aunque más parece que te exige por la excepción que eso supone, hacerte un resumen en video de lo que has hecho durante el año que se va.
En la mente un recuerdo de un programa de televisión de hace muchísimos años, “Esta es su vida”, con su presentador, Federico Gallo, en el que sorprendía al invitado con un repaso de toda su vida, con diversos invitados: amigos y familiares.
La primera reacción de este vecino del mundo fue mirar alrededor, por si había alguna cámara para ese programa, o para alguno de bromascon cámara oculta. 
Personalmente, opino que no hay ningún usuario que sea tan importante que merezca esa aplicación, porque de serlo , seguro que las televisiones en sus noticias se harán eco.
Además, como este vecino, entre la experiencia de los años, y los años en sí que ya va cumpliendo, es desconfiado por naturaleza, este gesto de la red social sonó más a “para que te des cuenta de que has vivido por encima de tus posibilidades, te lo recuerdo…
Partiendo de la base de que exagerando se analizan mejor las cosas, imaginaros que por otra norma de Facebook, al cumplir una determinada edad, supongamos por ejemplo que 75 para los hombres, y 80 para las mujeres, la citada red social te “agasajara” con un resumen de toda tu vida en la red, acompañado con la canción “A mi manera” (“My way”). Sería como para cortarse las venas, pero no con un cuchillo sino con una sierra eléctrica, para no dejar al azar la salvación, y que hubiera dudas del destino.
En la importancia que cada uno le da a los hechos está, al margen de enfermedades mentales, el poder de recordar, porque todo lo forzado es inútil. Sin olvidar de que un programa informático no sabe de sentimientos ni de formas de presentar los eventos, ni está en él el dar importancia o hacer un resumen de diferentes hechos.
Una red social debe de ser una especie de cajón de sastre en el que se depositan los hechos que el interesado quiere, pero esa misma red en sí, no confundir,  no es el sastre, ni tu Gran Hermano que te debe elaborar un traje con tus recuerdos ni vivencias. Sinceramente, y con perdón, ese tipo de resumen interesado es más de suegras despechadas. Más de uno, y de una, seguro que está de acuerdo.

*DIBUJO: DE LA RED

lunes, 14 de octubre de 2013

ME LO HA DICHO UN PAJARITO

El que sigue habitualmente a este vecino del mundo ya sabe que es un loco, entre otras cosas, del denominado séptimo arte, y una escena que se le quedó en la mente hace muchísimos años es esa en la que una sufrida Liza Minelli, en Cabaret, utilizaba el paso de los trenes para chillar y así “espantar” todas sus penas aprovechando el ruido.
Como ahora, en teoría, los trenes son tan rápidos, ya no da tiempo a hacer eso, porque sería un grito muy corto, una especie de grito “interruptus”, que como todo lo interruptus no puede ser bueno para el cuerpo.
Quizás por eso, en su momento, se inventó lo que los sofisticados llaman red social, concretamente esa que tiene a un pajarito como logo, y que con sus ciento cuarenta caracteres, provoca, curiosamente,  que la gente no se ande por las ramas, y vaya directamente a lo que en el pueblo de este vecino se denominaría como la madre del cordero.
Alguna vez estaría bien hacer uno de esos estudios, que en realidad solo sirven para que nos enteremos de que existe un organismo que invierte su dinero en ese tipo de cosas, y que confirmara o no, si desde que existe la citada red social ha bajado el número de clientes en las consultas de los psicólogos.
Este vecino está convencido de que twitter ha evitado más de un derramamiento de mala leche, porque son muchos los que se emboscan detrás de un nombre de batalla, y gritan al viento de twitter lo que piensan sobre alguien.
En este caso, será uno de los pocos momentos, en que ser popular puede perjudicar, pues al ser conocido, es más que probable que se estudien todos sus mensajes con lupa. Sin embargo, el desconocido, o el que se oculta detrás de un nick, lanza sus opiniones como un naufrago en una botella, con la esperanza de que alguien lo lea, pero la mayoría de la veces convencido de que no será leído, y así evitar algún daño colateral. Además, siempre te queda la excusa, si te pillan, de decir que en realidad alguien ha pirateado tu cuenta, y eso además te reviste de cierta importancia, porque nadie se va a tomar la molestia de suplantar la cuenta de un mindundi.
Quizás ese mismo cementerio de mala leche, evite a la postre algún comienzo de revolución incipiente, pues más de uno en lugar de salir a la calle a mostrar su indignación, grita en ciento cuarenta caracteres, y poco a poco, mensaje a mensaje “del pajarito” se le baja la tensión del momento. Al final, toma cuerpo con la tecnología, el viejo dicho de “me lo ha dicho un pajarito”,  y ya se sabe que los pájaros no hacen otra cosa más que piar, o sacar ruido.

*DIBUJO: DE LA RED