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miércoles, 5 de junio de 2019

EL SIGUIENTE, GRACIAS



Lo de Podemos ya no tiene nombre. Lo de prohibido moverse en la foto ya ha pasado a no poder mover ni los esfínteres cuando la prisa acecha.

No es que Echenique fuera santo de mi devoción, pero de eso a degradarlo y de “ser segundo” (secretario de Organización del partido) en el Sancta Sanctorum podemita, a pasarlo por la piedra, y que se centre en el área de Acción de Gobierno y las negociaciones de lo pactos, no se puede ser más cruel.

Cuando hay que hacer como que se hace algo, el jefe del cotarro no se va a pegar un balazo en su pie... De todas maneras que alguien tome precauciones y que le quiten todos los espejos, porque al verse reflejado se puede "autodespedir"...

Todos los que siguen a este vecino del mundo, tarde o temprano se han tenido que topar con algún post en el que se mostraba cierta simpatía por aquella corriente que confluyó en el  partido que Podemos fue una vez…

Al final, y no es un chiste aunque bien pudiera serlo, el partido ha confluido, como hubieran dicho ellos en su mejor época, en una empresa familiar. Y no digamos eso de que no es políticamente correcto mezclar churras con merinas, porque hace mucho tiempo que Pablo Iglesias e Irene Montero mezclaron lo que quisieron y pudieron mezclar, y sin pedir permiso a las famosas bases, ahora tienen un chalet con muchas posibilidades y el trabajo de ambos no sé si con muchas posibilidades o de posibles. O de ambos quizás...

Creo que se puede leer entre líneas, porque este vecino no se corta un pelo, de que tiene un cabreo de mil demonios, bizcos además, que se supone que estarán más cabreados. Dicho sea de paso, lo de Echenique, en la práctica defenestrado, le importa un pito a este blogger. Lo que ocurre es que del mismísimo centro del partido que fue la ilusión de muchos, surgió quien ha agitado los vientos y mareas exactamente necesarios para que todo se fuera a pique. 

De una generación de fundadores del partido que tenían a gala lucir, o al menos así parecía, unos galones ganados en la Universidad, exámenes y libros, politólogos por aquí y por allá, no se ha podido hacer tan mal, o tan bien, según se mire, para dinamitarlo todo.

Al final, Pablo Iglesias es el protagonista de aquel chiste en el que yendo por la autopista y escuchando la radio, al oír que hay un loco que va en dirección contraria por ese trayecto, responde que “uno no, todos van en dirección contraria”.

Una cosa es que al Señor Iglesias se le calienta fácil la boca, y pueda meter la pata incluso del tamaño de una elefanta preñada, pero en estas últimas elecciones del 26 de mayo solo era necesario que estuviera callado y acabó liandola parda metiéndose con las donaciones de Amancio Ortega, aunque en el fondo pudiera tener su poso de razón.

Ya para terminar, digamos que el comportamiento del Señor Iglesias pudiera estar recogido en el famoso cuento de “El rey desnudo”, o también conocido como “El traje nuevo del emperador”, sólo que en el caso del sheriff podemita, él se ha desnudado porque, por muy republicano que pudiera ser, le ha dado la “real” gana de demostrar que nadie tiene huevos para decirle lo desnudito que está, ya que solo viste de orgullo y un chorro de osadía.

Como diría la juventud de ahora: -Quemado no, lo siguiente.

*DIBUJO: DE LA RED

domingo, 25 de marzo de 2018

PUIGDEMONT Y SU CARRITO DEL HELADO...



Quien más, quien menos, ya tenía pertrechado su post de hoy hablando sobre lo bueno y lo malo del cambio de hora, jugando además con ventaja de lo ya dicho en otras ocasiones (copias, pegas, y luego un poco de maquillaje verbal), cuando a eso de las once de la mañana han tocado a arrebato.

“Que a Puigdemont le han pillado con el carrito del helado”, y no es una variante de la célebre canción, sino que es literal.

Tanto airearse por Europa con la causa nacionalista, primero sacando un pie de su residencia en Waterloo, después las dos y el morro, siempre el morro por delante, hasta que un buen día te dejas las llaves en casa y no puedes volver. Y ese día parece que ha llegado. Porque la Merkel es mucha Merkel, aunque ha tenido tiempos mejores, y en Alemania sólo se mueve, quien ella quiere.

De todas maneras y bien pensado, aquí ganan todos. Primero, porque a M. Rajoy todo le viene bien, incluso para olvidarnos por un momento de los títulos universitarios de sus pupilos, y pupilas, aunque no sea, parece, la niña de sus ojos. A Ciudadanos, porque siempre dirán eso de “ya es hora de que nos hagan caso”. Y a los de izquierdas, se supone que con el Psoe incluido, porque siempre tendrán algo para protestar.

E incluso, y pensadlo un poco, les viene bien hasta a los mismos nacionalistas catalanes, porque es una manera honrosa de acabar con uno de sus culebrones, y además de manera que puedan seguir quejándose, que, visto lo visto, es lo que mejor saben hacer: que la culpa siempre la tienen los demás, por exceso o por defecto, pero siempre los demás.

No soy politólogo, sino solo voyeur de la vida, pero estoy convencido de que durante mucho tiempo, por aquello de “nunca digas nunca jamás”, aquí se acaba la aventura nacionalista, que no es lo mismo que acabar con la tabarra nacionalista. Pero seamos serios: ¿Todo esto le ha venido bien a Cataluña? Este vecino del mundo diría que no, y a España, en su totalidad, tampoco. Porque en realidad es como en el teatro, para que uno se luzca, aunque sea haciendo el ridículo, los demás tienen que estar a la altura. 

Y el gobierno español lo ha estado. Ha sido como un auténtico show, de cara al resto de Europa, de parejas cómicas; la réplica y la contrarréplica han estado a la altura: Lamentables los dos.

Ahora para ir por Europa convendrá ir con bufanda, aunque sea verano; y gafas de sol, aunque todavía estuviéramos en invierno. Porque entre unos y otros, lo de la presunta seriedad en España ha quedado como intentar dar una clase de teología en una discoteca: imposible.

Esperemos que hoy sea, como en la célebre frase, el comienzo del resto de nuestra vida europea. Y que todos se planteen, de una vez y para siempre, a dónde nos ha conducido eso de  utilizar a los partidos nacionalistas, durante los comicios a nivel nacional, como partidos bisagras, intentando comprarles  y dándoles todo lo que piden…

Se ha puesto de moda, parece, el decir que un joven, siempre tiene que ser de izquierdas, y que la vida misma le va “centrando”. Este vecino del mundo, ya con los sesenta a cuestas, está convencido de que nunca se ha centrado, ni se centrará. Pero cada vez está más convencido de que se ha convertido en gato, por aquello de que el gato escaldado, del agua huye. Y hay momentos, en que verdaderamente siente estar en una isla… Angustioso.

*FOTO: DE LA RED
*TRUCAJE FOTO: PATXIPE