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viernes, 28 de febrero de 2020

LA PENÚLTIMA...



A los que lo digital nos ha pillado ya con cierta edad, día sí y día también tenemos motivos si no para alucinar sí para tomarnos la vida,  al menos, con mucho humor.

Quizás por aquello de la aldea global, donde hoy ves una opinión, una expresión, una exclamación en un sitio, mañana ya apesta con unas veinte mil personas, más o menos, diciendo lo mismo, y además con cara de “yo lo digo desde hace más tiempo que tú”.

Hace ya un tiempo que había oído “el palabro "LOL", y llámenme inocente, pero acordándome de nuestro gran Chiquito de la Calzada, y su celebre NOLLLL, le había atribuido un cierto parentesco, y la cosa, para mí, estaba zanjada. Sin embargo, esta mañana oyendo la radio y en una de esas tertulias tempranas, que claramente están diseñadas para que ya empecemos el día con mal café, he oído a alguno de los “enterados” que utilizaban entre ellos la expresión “LOL”.

Desde hace ya un tiempo, y haciendo un paréntesis en el tema, a todos los componentes de cualquier tertulia les llamo “enterados”, porque como de una sentada hablan de cualquier tema, en alguna materia está claro que deben de hacerlo de oído. Porque no podemos saber de todo.

Tras lo oído en la radio, en mi cerebro han sonado todo tipo de alarmas, y lo más urgente en todo el mundo mundial, era en ese momento reunirme con Mr. Google.

Está claro que no he debido de ser el primero porque ya antes de acabar, él, Mr. Google, me ha sugerido varias preguntas, y entre ellas estaba la correcta: ¿Qué significa LOL en el chat?
Y la respuesta ha sido literalmente:
El acrónimo inglés LOL, ampliamente utilizado en chats o foros, significa literalmente Laughing Out Loud, que en español se traduciría como "reírse en voz alta" (es decir, a carcajadas), estar "muerto de risa", "reírse mucho" y/o "muchas risas".

En momentos así, y en los que muchos tienen esa inequivoca sensación de “tierra trágame”, a este vecino del mundo siempre le entran ganas de mirar hacia su derecha y a la altura de su hombro donde le suele reposar, virtualmente claro, la cadena, y echarla, de ese váter, honoris causa,  que todos llevamos a nuestras espaldas, para posibles cagadas, con perdón, que cada cierto tiempo, no hay ninguna duda, todos cometemos.

Luego dirán que el hombre es un ser inteligente. Pero gilipollas también, porque lo de reírse en inglés va para nota. A mi que no me gusta el WhatsApp, pero que me he visto forzado a utilizarlo digamos que por razones afectivas (familiares y amigos), ahora resulta que cada vez que escribía “JAJAJAJAJA”, me estaba definiendo como un verdadero inculto digital.   

Ya metidos en harina, y antes de terminar, a modo de brindis, un LOL grande para nuestras autoridades, que durante años no nos han resuelto nada pero sí su futuro y el de sus hijos. Otro LOL para todos aquellos que intentando mostrarse como precavidos e involucrados en todo, se están poniendo cualquier tipo de mascarilla, por aquello de ir a la última en moda coronavirus. Y el último LOL, para este vecino del mundo, que cada día piensa que ya no puede asombrarse más, y ya tiene las cejas tan levantadas, que le han atravesado la calva, la espalda y ya están a la altura de su coxis. 

*FOTO: DE LA RED

domingo, 12 de enero de 2020

CARAS QUE SUENAN




Me ofrecen por internet, como elixir de vida y llave de la felicidad, ordenadores portátiles a muy buen precio. Pero donde se pone interesante el tema es en el tratamiento que le dan al, digamos, "acercamiento". Dicen mi nombre, sin apellido, y me dicen que me echan de menos. Que desde hace un tiempo notan mi ausencia.

¡Vamos! Que me suena más a desidia o cuernos por mi parte que la transacción pueda ser difícil por los precios que proponen. Al final, y al principio, la culpa siempre es nuestra, y nuestro sexo desde hace ya mucho tiempo, parece residir tristemente en nuestro bolsillo.

Entre otras cosas  también este viernes pasado tocaba la vuelta de “Tu cara me suena”, y siguiendo con las referencias sexuales, "la cosa", al menos por mi parte, resultó más mecánica que satisfactoria sentimentalmente.

Desde hace mucho tiempo, ellos, el programa, sabe cómo comportarse para resultar "perfecto en su planteamiento", con un poco de todo, cantantes profesionales que lo hacen muy bien, buscadores de vuelta a la notoriedad,  y humoristas que ya desde el principio les hacen poner la yugular como presuntas víctimas de "las puntuaciones más indeseables". Ya han salido a relucir, a las primeras de cambio, esa retahíla de besos e intentos de poner de moda más latiguillos forzados.

Por último, pero no por ello menos importante, y hubiera jurado no hablar del tema en mi post, estoy hasta el gorro de los que usan de “punching ball” a los Duques de Sussex, Enrique y Meghan, en cualquier tertulia que se precie, y especialmente como minutos de la basura, porque en realidad, y voy a ser lo más cortés posible. nos trae al pairo, o nos la bufa, los problemas que dicho sea de paso estamos seguros que es una pareja que lo tiene todo, y que estén un poco incómodos tampoco nos parece tan mal, por aquello de que en el pecado llevan la penitencia.

Me caía muy bien su madre, Lady Di, y el destino cometió una injusticia, como casi siempre, con ella; y los hijos, especialmente Enrique, por la edad que tenía, es más que probable que quedaran con secuelas, digamos que morales o sentimentales.

No se puede comenzar una historia de amor, que se lo digan al Príncipe Carlos, cuando ya estás enamorado de otra, y empleas a una jovencita de buena familia, como conejillo de indias…

Ahora dicen que Meghan Markle ha respondido con una espantada porque no estaba educada para ello. Lady Di tampoco lo estuvo. Pero hay un detalle que se intenta obviar, ella era británica, y la otra, la de ahora, no seamos fariseos, es “afroamericana”, y no necesita en su ADN  un té a las cinco de la tarde, ni aislarse de todo lo demás en su "mundo-isla".

*FOTO: DE LA RED

jueves, 25 de mayo de 2017

PUESTO A DEFINIRME...


Puesto a definirme siempre he sido más bebedor de causas perdidas que domador de lobos solitarios, talador de sombras perpetuas a  buscador de porqués de tertulia.

Al describirme, siempre he preferido tatuarme un recuerdo en el alma, a curtirme un lema en la piel; hacer lo contrario de lo que había pensado tan solo cinco minutos antes, a seguir una  trayectoria eterna.

Nunca he sido coleccionista de diccionarios que casen con el tono de mi sofá, pero sí de tréboles nacidos en el jardín del Edén. Partidario de perderme en la oscuridad de tu mirada, a darle la vuelta a un cuadro, para encontrar más belleza.

Si he de reflejarme, me gusta más la soledad del alba al zenit de las costumbres impostadas; el mojarme, y decepcionarme, haciendo castillos en la arena que nunca van a subsistir, a conseguir una seguridad material.

Quizás el definirse, el definirme, en sí mismo, es una perdida de tiempo, pues supone el verse desde lejos, y eres lo que ves, lo que sientes, lo que piensas, pero también lo que descartas, tus miedos, tus desilusiones, y eso no se aprecia desde fuera,  sólo se sufre, y alimenta nuestras arrugas, nuestras úlceras, nuestras ojeras...

Puesto a desear, siempre he preferido aprender, a enseñar sometiendo, porque nadie tiene la verdad suprema, sino que la mayoría de las veces, deseamos, presentamos, una verdad maquillada que nos refuerce, que nos señale siendo nuestra coartada.

Quizás, y  nunca lo sepa, solo soy un rincón aburrido, una hoja que mejor fuera que estuviera en blanco, y no manchada y sucia por el odio de la autojustificación. 

En el mejor de los casos, tal vez solo he sido al final, un buen deseo que se dejó llevar por las malas compañías...

FOTO: DE LA RED