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sábado, 2 de noviembre de 2013

HABLANDO A WASSAP QUITADO

Estos días estaba recordando programas de radio, de hace muchos años, cuando la radio formaba parte importante de un hogar que se preciara, y me acordé de “La saga de los Porretas”, y de la peculiar voz del abuelo Porreta contando sus "batallitas", y me di cuenta de que al menos en mi entorno no conozco a alguien, ahora, que aproveche cualquier momento para contarte su vida.
En realidad, he hecho trampa, porque conozco una persona, y además tiene cincuenta y pocos años, y es amiga de La Nuri. Estoy convencido de que ella, Trini, fue la razón de que se inventara la tarifa plana de teléfono. Lo que ocurre es que La Trini no cuenta, porque ella no habla, no dialoga, solo tiene la mala costumbre de pensar en alto, y como no cuelgues el teléfono, se pasará todo el día “pensando”. Estoy convencido de que cuando comprueba que en la línea está ella sola, ni se acuerda de quién estaba al otro lado.
Por lo demás, ya no existe la figura del abuelo/a batallas ” que te calienta la oreja con lo que le ocurrió hace muchos años. Desgraciadamente, y ahora me pongo bastante serio, a las pocas personas que conozco personalmente con más de ochenta años, no tienen la capacidad de mantener conversaciones largas, sin que les falten las palabras, o los recuerdos, quizás, y se paran intentando articular nuevas palabras.
Y los jóvenes, sin el “wassap” no son nada. Es como si al quitarles esa aplicación, se quedaran desnudos, y no supieran qué decir, mientras se van poniendo rojos por momentos.
Es más, he ido a viajes allende los mares, me encanta poder decir esta expresión, “allende-los-mares”, y hay gente que son incapaces de estar más de medio minuto, cara a cara con paisajes de una tremenda belleza, sin desenfundar la cámara de fotos, o el móvil. Incluso, he llegado a la conclusión más de una vez, de que en momentos de máxima intimidad, y como dirían antiguamente, mientras se comparte lecho y “paisajes hasta entonces desconocidos”, más de uno echará de menos, su otra extensión, el teléfono móvil, para inmortalizar el momento.
Y quizás es eso, a medida que vamos ampliando la memoria de nuestros “smartphones”, “tablets”, o similares, nuestra capacidad de evocar mediante el lenguaje,  es cada vez menor, al tiempo que se van haciendo más raras las ocasiones en que dos personas hablan de tú a tú, por el mero hecho de hablar, sin ningún tipo de beneficio posterior, que no sea más que compartir unos momentos agradables mientras dejamos entrever nuestro espíritu hecho palabra. Esto último ha sonado a “religioso”, y quizás, en realidad, ya sea más raro compartir momentos de tertulia, sin micrófonos de radio, ni cámaras de televisión, por medio, que entender el misterio de La Trini-dad.

*CUADRO: "LA TERTULIA DEL CAFÉ DE POMBO", DE GUITIÉRREZ                       SOLANA.