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miércoles, 24 de diciembre de 2014

¿ES NAVIDAD? BUSCO A MÉRIMÈE

Cada vez que llega Nochebuena mi cuerpo se decora, como un árbol de navidad cualquiera, de recuerdos de la infancia, cuando cada nueva fiesta se cubría de misterio e ignorancia. Días de celebraciones en una casa llena de gente, que aunque son jóvenes, en realidad son viejos para mí, para un niño de siete u ocho años.
Grandes cenas de platos humildes alumbradas por una simple bombilla, todavía la fluorescente debía ser o un lujo o una utopía. Y entre plato y plato, jolgorio de altas voces y conversaciones para adultos.
Todavía estaba la sombra, alargada, siempre alargada, de una guerra de la que nadie hablaba. Solo se mencionaba, como recordatorio, la época del hambre y del estraperlo.
Hoy la Nochebuena se sigue celebrando en familia, el que tiene, y al que llaman. Nochevieja es quizás, para algunos, más de amigos. Ya se sabe eso de que la familia se tiene, y los amigos se eligen, o te eligen.
Dentro de muy pocas horas, las calles de los pueblos en Euskadi estarán llenas de Olentzeros en busca de su público menudo. Solo es uno, pero estará en todas partes por aquello de sus franquicias, porque también tiene mucho que ver la economía en esto.
Lo mejor de las Navidades es ese símbolo de esperanza y de posible cambio que significan. Cambio, quizás, en nuestra manera de vivir y en el que los hados, esperemos, nos sean propicios, y se acuerden de nosotros para bien. Porque en el fondo no podemos dejar de ser egoístas, y pedir, y pedir, aunque solo sea esperanza.
Ahora además, estamos atravesando una época, que esperamos no sea LA ÉPOCA, así, en mayúsculas, de siempre jamás, en la que está mal visto quejarse, porque sabes que hay gente que está mucho peor que tú.
Ésto, la crisis, es como un accidente de coche, que si quieres ayudar quizás tienes que comenzar por los que menos se quejan, porque no tienen fuerzas ni para quejarse de lo mal que se encuentran.
Desde esta atalaya del vecino del mundo solo quiero desearos paz y amor, nada material porque eso hay que cotizar y al final siempre está Montoro con la guadaña, dispuesto a recortar. Lo inmaterial, los sentimientos, al final siempre es lo mejor. La calidez de un abrazo sentido, de unas pocas palabras de complicidad, eso en realidad es lo que importa. La complicidad y el entendimiento en un mundo frío e impersonal.
Mientras cenamos esta noche, os deseo que una fuerte nevada de paz y amor os cubra con su manto hasta las próximas navidades, sirviendo de salvoconducto en todo tipo de desventuras.Quizás no me entendáis, lo importante es la empatía, ya se sabe, pero a mí me gusta desear las navidades siempre a mi manera, “my way” como dice la célebre canción, y por eso os deseo FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO MÉRIMÉE, que para muchos solo será un escritor francés, y para otros el absurdo de una frase, tan absurda como la utopía, y la esperanza. Porque, quizás, lo importante no es la forma, sino el fondo.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

lunes, 21 de abril de 2014

UN CIERTO HALO DE MISTERIO

Antes de nada, un saludo a todos mis lectores, que no son pocos, y si me habéis echado de menos, es un buen síntoma. Por mi parte, en más de una ocasión he querido compartir lo que me estaba pasando, pero me prometí "solemnemente", me imagino que sería por aquello de la Semana Santa, que teníamos, vosotros y el vecino que llevo dentro, que desconectar estos cuatro días, para que no os sintáis pertenecientes, en cierta manera, a una secta, y quizás como esas parejas reñidas, para que el reencuentro siempre sea especial.
Para entrar en materia he de decir que todos aquellos cotillas, dicho con todo cariño, que quieran enterarse de los pasos del vecino durante esta Semana Santa se van a sentir decepcionados, porque no voy a soltar prenda. No ha habido nada especial, pero ocurre que más de uno de mis lectores se ha puesto en contacto conmigo, diciéndome que no creían nada de lo escrito los últimos días, de que iba a vestirme de Nazareno y “procesionar”, verbo  inventado últimamente, por lo que prefiero que, en ese caso, cada uno se invente mi historia en esos cuatro días, en realidad tres sin post, porque seguro que será más divertido, o ameno, que la realidad misma.
De todos modos siempre conviene crear un poco de misterio entre el escritor y sus lectores, como ocurría antiguamente entre las estrellas de cine y los espectadores. En cuanto nos dimos cuenta de que en realidad los actores, por muy americanos que fueran, estaban hechos de la misma materia que el común de los mortales, se perdió el glamour. Imaginarnos, por ejemplo, a un Gary Cooper en un mingitorio público acababa de todas todas con la aureola de “un solo ante el peligro”.
Por el contrario, a Agatha Christie siempre le siguió un halo de misterio, no solo por sus novelas, sino por aquellos días (tres semanas exactamente) que estuvo desaparecida, y de las que nunca quiso revelar su verdadero paradero, porque normalmente la verdad siempre desinfla una buena historia.
En el fondo cuando leemos a alguien siempre queremos dos cosas:
Que nos sorprendan, y que no nos digan la verdad, porque ésta siempre es o triste o aburrida. En realidad, todo lector lleva dentro un amante en potencia que siempre pide que le digan lo guapo que es y lo enamorado que están de él, o de ella.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 2 de noviembre de 2013

HABLANDO A WASSAP QUITADO

Estos días estaba recordando programas de radio, de hace muchos años, cuando la radio formaba parte importante de un hogar que se preciara, y me acordé de “La saga de los Porretas”, y de la peculiar voz del abuelo Porreta contando sus "batallitas", y me di cuenta de que al menos en mi entorno no conozco a alguien, ahora, que aproveche cualquier momento para contarte su vida.
En realidad, he hecho trampa, porque conozco una persona, y además tiene cincuenta y pocos años, y es amiga de La Nuri. Estoy convencido de que ella, Trini, fue la razón de que se inventara la tarifa plana de teléfono. Lo que ocurre es que La Trini no cuenta, porque ella no habla, no dialoga, solo tiene la mala costumbre de pensar en alto, y como no cuelgues el teléfono, se pasará todo el día “pensando”. Estoy convencido de que cuando comprueba que en la línea está ella sola, ni se acuerda de quién estaba al otro lado.
Por lo demás, ya no existe la figura del abuelo/a batallas ” que te calienta la oreja con lo que le ocurrió hace muchos años. Desgraciadamente, y ahora me pongo bastante serio, a las pocas personas que conozco personalmente con más de ochenta años, no tienen la capacidad de mantener conversaciones largas, sin que les falten las palabras, o los recuerdos, quizás, y se paran intentando articular nuevas palabras.
Y los jóvenes, sin el “wassap” no son nada. Es como si al quitarles esa aplicación, se quedaran desnudos, y no supieran qué decir, mientras se van poniendo rojos por momentos.
Es más, he ido a viajes allende los mares, me encanta poder decir esta expresión, “allende-los-mares”, y hay gente que son incapaces de estar más de medio minuto, cara a cara con paisajes de una tremenda belleza, sin desenfundar la cámara de fotos, o el móvil. Incluso, he llegado a la conclusión más de una vez, de que en momentos de máxima intimidad, y como dirían antiguamente, mientras se comparte lecho y “paisajes hasta entonces desconocidos”, más de uno echará de menos, su otra extensión, el teléfono móvil, para inmortalizar el momento.
Y quizás es eso, a medida que vamos ampliando la memoria de nuestros “smartphones”, “tablets”, o similares, nuestra capacidad de evocar mediante el lenguaje,  es cada vez menor, al tiempo que se van haciendo más raras las ocasiones en que dos personas hablan de tú a tú, por el mero hecho de hablar, sin ningún tipo de beneficio posterior, que no sea más que compartir unos momentos agradables mientras dejamos entrever nuestro espíritu hecho palabra. Esto último ha sonado a “religioso”, y quizás, en realidad, ya sea más raro compartir momentos de tertulia, sin micrófonos de radio, ni cámaras de televisión, por medio, que entender el misterio de La Trini-dad.

*CUADRO: "LA TERTULIA DEL CAFÉ DE POMBO", DE GUITIÉRREZ                       SOLANA.