Hoy me he retrasado en editar esta entrada en el blog, ya perdonareis pero he estado un rato jodiendo las estadísticas. En este momento estáis totalmente perdidos sobre lo que estoy hablando, pero me entenderéis enseguida.
Este vecino del mundo está harto de pertenecer a todo tipo de estadísticas: entre los parados, entre los de más de cincuenta años, entre los alopécicos...y así en un continuo sin vivir.
Las estadísticas te dicen que si hay dos personas: una de ellas forrada de dinero, y la otra pobre, si sacas la media obtienes dos personas casi ricas, aunque una de ellas, la pobre, no lo sabe.
Por eso yo no quiero llevar una vida anodina, recogida por las estadísticas, y he encontrado la solución: tengo un personal shopper, ya me entendéis, una persona que te aconseja en todo tipo de compras. Por eso puedo ahora pegar cortes de mangas a las estadísticas, porque seguro que ninguna de ellas recoge a un cincuentón, en paro, alopécico perdido y que tenga personal shopper.
Además, esa persona te puede ayudar incluso a subir tu autoestima, porque por el mismo precio y siempre que te pongas lo que él te aconseja, te dirá que estás resplandeciente y que te han desaparecido arrugas sino de años, sí de algunos meses, tiempo suficiente para que le llames otra vez para que te ayude a gastar más dinero.
El único problema que le veo a este tema, es que con tantos recortes por parte del gobierno, al final tendré que utilizar a mi asistente para que me aconseje a comprar lo mejor de la línea blanca de Eroski. Viviré en la más profunda de las pobrezas, pero eso sí, con un toque de calidad. Lo que si me tengo que enterar es si el personal shopper deduce en la declaración de la renta, eso ya sería perfecto.
Bueno, os voy a dejar que tengo que enseñar a la Nuri, mi sufrida, lo que el personal shopper me ha aconsejado, y ya veremos lo que ella me dice hoy sobre mi personal shopper ...y sobre mi madre, me temo.
*FOTO: DE LA RED
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