Este vecino del mundo estaba buscando una noche de éstas en la televisión, algún programa que no hablara ni de deportes ni reprochara la vida de nadie, mencionando las posibles vergüenzas de algún famoso; no por intentar redimirle, que nadie es quien para hacerlo, sino para sacar un rédito en el próximo corte publicitario .
Tras varios intentos en diferentes canales, recordó este vecino que era la final de un programa que presentaba nuevas voces asesoradas por cantantes de prestigio que actuaban de jueces.
Aunque no venga al tema, da gusto encontrar, por cierto, algún programa blanco que promocione la música y a sus currantes, solo desde el punto de vista artístico, porque no hará falta recordar que cualquier programa de estos en alguna otra cadena serviría para hablar de las posibles rencillas entre los concursantes, y de la vida privada de los famosos del jurado, por el mero hecho de salir en el programa, y que eso ya serviría de escusa para darles palos de todo tipo.
Lo que sí le choco a este vecino disfrazado de televidente, es que tanto luchar por la música española, y por un mercado español, y en un momento dado los miembros del jurado nos quisieron agasajar con una actuación suya y nos regalaron según palabras de la presentadora, un “medley”.
Tras pensar por breves instantes que nos iban a promocionar algún aparatito de esos modernos, algo relacionado con internet, seguro, me di cuenta cuando empezaron a cantar que lo que iban a hacer era un popurrí de sus éxitos.
Hace muchos años un compositor quizás no conocido por los jóvenes de ahora, pero sí por los jóvenes de hace treinta años, Juan Carlos Calderón, todavía vivito y coleando, dijo que el idioma inglés era el ideal para cantar, porque sus palabras son muy suaves, y en cambio el español con sus “pes” y sus “jotas” repiquetea en los oidos.
Eso es una cosa y otra que en cada instante utilicemos el inglés como marchamo de modernidad, y de que es mejor.
Popurrí suena a verbena de pueblo, a cohetes, a farolillos y guirnaldas, incluso a esta importante noche, a la de San Juan.
Nunca debemos olvidar, según dicen, que antes de morir pasarán por nuestros ojos escenas de nuestra vida, en un popurrí de recuerdos y sentimientos precisamente, y no en un medley que a nosotros nos puede sonar a todo menos a algo relacionado con nuestras entrañas.
*FOTO: DE LA RED
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